EL GUARDIÁN DE LOS SUEÑOS
CAPÍTULO V
A DONDE TU VAYAS, YO VOY
Autora:Elizabeth Segoviano copyright©2014
Aldebarán salió al jardín cuando los rayos
del sol ya bañaban todo en un resplandor rosado, con calma se recostó sobre su
barriguita sintiendo el húmedo rocío en el césped y cuidadosamente le acercó el
hocico a una florecilla de diente de león ... la flor entonces abrió sus
diminutos ojos y le hizo un guiño, el guardián sonrió y comenzó a soplar hasta
que los finos pelillos de la flor salieron flotando con la brisa, todos los
pelillos se dirigieron hacia el oeste para perderse en un sendero olvidado.
El guardián supo que tendría que recorrer
ese sendero si deseaba la ayuda de los seres mágicos ... sin embargo, aquel
sendero era largo, retorcido, oscuro y no había sido recorrido en muchos años,
no sería fácil adentrarse en él.
-
¡Decisiones,
decisiones! –se escuchaba un susurro-
-
¿Quién
anda ahí?- dijo Aldebarán incorporándose rápidamente, pero no logró ver nada o
a nadie-
-
¡El
guardián necesita tomar decisiones! –susurró la voz mientras una brisa juguetona
revolvía el pelaje del oso- ¡el guardián necesita observar, observar con
cuidado todas las señales!
Aldebarán supo que podía confiar en esa voz
... la voz del viento, que era muy sabio por todo lo que había visto y
recorrido, también por todas las voces que había escuchado; el oso observó a su
alrededor viendo el follaje de los árboles estremecerse y finalmente miró al
cielo, en aquel gigantesco lienzo azul, el viento había dibujado algo, un
enorme círculo con líneas entrecruzadas y plumas colgando ...
-
¡un
atrapa sueños! –gritó Aldebarán-
-
un
atrapa sueños, una armadura y una filosa espada debe construir mi señor
guardián, si acaso el sendero intenta cruzar- susurró el viento-
-
¡Serás
un caballero! –gritó de repente el gran búho blanco que ya había despertado-
-
Eso
indican las señales, amigo búho.
-
Pero
... buuhoo ... aquí no hay quien te haga una armadura buuhoo ¿cómo vas a
conseguir esas cosas? Buuhoo
-
¿Nunca
has escuchado ese sabio dicho, amigo búho?
-
¿¿buuhoo??
-
¡Donde
hay voluntad, hay manera!
La voz del guardián había despertado a
Soleil, quien desde la ventana escuchaba atenta la conversación, y al enterarse
de que Aldebarán necesitaba una armadura, corrió a la cocina recogiendo
coladores de pasta y ralladores de queso, un rollo de papel aluminio, un par de
cucharones de latón, los cubiertos de plata de su abuela y un par de charolas
para hornear. Y salió corriendo haciendo tremendo escándalo con todos sus
artefactos de cocina.
Al llegar al jardín tiró todos cachivaches
en el césped mientras Aldebarán y el gran búho blanco la miraban extrañados,
hasta que Soleil le puso un colador de pasta en la cabeza al oso y entonces
entendieron que con aquellas ollas y charolas podían hacer una armadura.
-
buuhoo
¡yo también quiero una armadura!
-
¡no!
–gritó el guardián– tu no puedes ir conmigo amigo búho, es muy peligroso.
-
Pero
necesitas ayuda, sé que me necesitas.
-
Es muy
arriesgado ... –Aldebarán entonces miró a Soleil y notó que sus ojos
resplandecían de fiereza y valor, y supo que ella también quería ir, ¡a donde tu
vayas, yo voy! Es lo que clamaban los pensamientos de la niña– quizá es lo mejor, iremos los tres,
juntos nadie podrá vencernos.
-
¡buuhoo!
... pero todavía necesitamos un atrapa sueños.
-
De eso
me encargo yo, ayúda a Soleil con nuestras armaduras.
El guardián se paró en el centro del jardín
y susurró : a todos los guardianes llamo yo, pequeños y grandes por igual, de
todos los puntos cardinales, tráiganme sus señales, todos juntos por un bien
mayor, préstenme su sabiduría, préstenme su luz, juntos somos invencibles,
juntos somos todos la magia que protege aquello que es pequeño, puro y bueno.
Apenas terminó de pronunciar aquellas
palabras, el jardín entero pareció despertar de un sueño, los árboles se movían
al ritmo del viento y dejaron caer suaves y flexibles ramas que el oso tomó y
doblándolas las entretejió para hacer un enorme y fuerte círculo perfecto,
apenas lo sostuvo en las garras una decena de arañas salieron de entre los
arbustos y treparon al círculo de ramas para empezar a tender sus fuertes hilos
plateados elaborando una preciosa
y complicada red que sostenía entre el tejido una roca de río, un trocito de
cuarzo y el viejo caparazón que había desocupado un caracol, por último
llegaron un gorrión, una paloma, un mirlo, un colibrí y por su puesto el gran
búho blanco para donar todos una pluma de sus preciosas alas y sujetarlas al
enorme atrapa sueños que habían confeccionado.
Acto seguido, guardián, protegida y búho se
ataron sus armaduras improvisadas y emprendieron el viaje por el camino oscuro
para encontrar la ayuda de las hadas y seres mágicos que aún habitaban en
alguna parte del corazón del bosque.
Apenas se habían internado unos cuantos
metros en el sendero cuando un extraño rugido estremeció árboles y arbustos que
cayeron al piso formando una alta y densa muralla obstruyendo el camino a sus
espaldas, ahora ya no había vuelta atrás, la única salida se encontraba hacia
adelante. Incluso la luz del sol se había oscurecido; por ello el gran búho
blanco lideraba el paso, pues con su vista nocturna bien aguzada podía
descubrir cualquier criatura o peligro que estuviera al acecho.
Luego de media hora de caminar en calma, el
inconfundible y penetrante espantoso chillido de un halcón rompió el tenso
silencio haciendo que los tres amigos se agacharan al mismo tiempo, el búho de
inmediato escudriñó el cielo pero no podía ver al ave que cada vez chillaba más
y más fuerte.
Pero Aldebarán creyó ver algo cruzar apenas
por el rabillo del ojo, de inmediato tomó su escudo de atrapa sueños, e
instintivamente Soleil apuntó la luz de su linterna hacia la piedra de cuarzo
en el centro del escudo, entonces la descomunal sombra con forma de halcón
chilló aún más terriblemente, de repente aulló y se convirtió en temible
coyote, luego otro chillido y se volvió una rata, otro chillido y ... ¡puff! la
luz que emitía la piedra en el escudo de Aldebarán la convirtió en un humo
negruzco que el escudo absorbió.
-
¡Era
un explorador! –decía con seguridad el guardián–
-
¿buuhoo?
¿explorador?
-
Si,
ahora saben que estamos en camino ... ¡debemos apresurarnos! ¡búho, no importa
lo que pase, no voy a permitir que te lastimen ni a ti ni a Soleil.
A partir de ese momento cientos de sombras
de todos tamaños y formas comenzaron a acecharlos, con sus garras de doble filo
y largos colmillos retorcidos, pero Aldebarán parecía haber sido hecho para esa
batalla, aunque tenía una cara tierna y una barriguita suave, se movía como el
viento dando certeras estocadas con el atizador de chimenea que le había dado
Soleil, aunque el papel aluminio había cedido con los arañazos de las sombras,
el resto de su armadura soportaba las duras envestidas, y Aldebarán no dudaba
en cubrir a la pequeña con su cuerpo peludo, al igual que el gran búho blanco
que también estaba peleando fieramente en el aire con otras tantas sombras
malévolas, y tiraba de ellas con su fuerte pico lanzándolas al escudo de
Aldebarán que las absorbía a todas como si fuera una aspiradora.
Soleil tampoco se quedaba atrás y repartía
estocadas por doquier, imitando a su guardián, pero las sombras enfurecidas se
arremolinaban sobre ellos como un enjambre de abejas hasta que se vieron
envueltos en una oscuridad profunda y temible poblada de todo tipo de aullidos,
chillidos y gruñidos.
Una inmensa sombra que cambiaba de forma
entre un gran lobo, una pantera un
ogro logró golpear al búho y éste salio despedido hacia un tupido árbol en
donde quedó inconciente, la terrible sombra cambió de forma otra vez para
atacar a Soleil, en la oscuridad solo brillaban un par de ojos infernales que
la miraban con odio, Aldebarán corrió para interponerse entre aquellos ojos y
la niña, que asustada había caído, perdiendo parte de su armadura, el atizador
que usaba como espada y su linterna. Las enormes fauces de la bestial sombra se
abrieron preparadas para hundir los colmillos en la niña, pero se toparon con
el escudo de Aldebarán que ante el ataque empezó a resplandecer, la fuerza de
la sombra era arrolladora y después de un día completo de batalla el valiente
Aldebarán estaba débil, sacando fuerzas del coraje, el oso blandió su atizador
justo hacia el ojo derecho de la sombra, ésta se retorció y gritó, pero no se
dio por vencida, y empezó a tirar mordidas por doquier, una de ellas aterrizó
en el brazo de Aldebarán que sintió como perforaba su endeble armadura y su
piel, Soleil lloraba horrorizada e impotente al no poder gritarle a aquella
aparición que se detuviera, pero tomando fuerza cogió una rama y golpeó el ojo
herido de aquel ser, luego sintió tremendo golpe en el pecho que la dejó sin
aliento y todo se oscureció ...
CONTINUARÁ ;)