jueves, 24 de marzo de 2011

UNA PROMESA ES UNA PROMESA


Autor : Elizabeth Segoviano
todos los derechos reservados.SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562500-14


Esta es la historia de un duendecito llamado Jim, que a pesar de ser amable, alegre y juguetón, se fue quedando sin amigos ¡vamos, ni si quiera lo quería mirar el sol, y es que a Jim le encantaba hacer promesas por doquier; daba su palabra por acá, por allá, por ahí y también por aquí.

ocurrió un día que iba a haber una gran fiesta en el bosque para celebrar el cumpleaños de los grandes robles ¡cumplìan trescientos añitos nadamás! Y el bosque entero, con todas sus criaturas (las mágicas y las que no lo son) se estaban organizando para el gran festejo. Y entre tanto barullo sobresalió la voz de Jim, que de inmediato se puso a prometer que llegaría primero que todos para adornar el bosque entero, y que también hornearía el pastel, prometió además que luego de la fiesta él iba a limpiar todo y lavar los trastos, incluso le prometió a todas las duendecitas que bailaría con ellas al menos una vez.

Habiendo dicho éso los habitantes del bosque quedaron sorprendidos, y tomando la palabra del duende quedaron muy seguros que la fiesta sería grandiosa y de lo más divertida.

pues llegó por fín el tan esperado día del evento; pero cuando fueron llegando todos los invitados se desilusionaron enormemente, porque el bosque se veía como siempre se ve, no había guirnaldas de flores ni faroles de colores, no había serpetninas ni mantelitos, no había ni una sola decoración, todo estaba en silencio total. Y los distinguidos festejados se veían con sus hojitas tristes , pues de verdad esperaban una gran fiesta para celebra que habían sido ellos los fundadores de aquellos bosques; así que de inmediato todos los demás, desde pequeñas hadas, luciérnagas y hadas hasta los trolls y las ardillas comenzaron a trabajar a toda prisa para decorar el lugar.

Pero luego notaron que ni siquiera tenían un pastel de cumpleaños para festejar, y todos sabemos que un cumpleaños sin pastel con velitas encima es muy triste, porque se supone que uno puede pedir un deseo que se hará realidad, y sin pastel y sin velitas los grandes robles no podían pedir su deseo, así que sus hojitas se pusieron todavía más tristes.

Pues así tristes estaban todos, porque hornear un pastel tan grande no era cosa fácil ni rápida y tardarían toda la tarde, y cuando llegaron las duendecitas, con sus vestidos de pétalos fragantes notaron que no hab´ñia fiesta, ni música, que todos estaban trsites y molestos y sobre toido notaron que el duendecito Jim no aparecía por ningún lado, y las duendecitas que estaban todas ilusionadas por bailar con él también se sintieron enojadas, y al ver éso, los grandes robles no pudieron más y se soltaron a llorar porque la fiesta no era alegre ni divertida y todos tenían las caritas fruncidas, y algoi muy dentro del bosque comenzó a temblar, comenzó a resquebrajarse, sonaba como unmontón de galletas rompiéndose a la mitad ... y en efecto, algo se había roto por la mitad ... ¡ERA EL CORAZÓN DEL BOSQUE! ...

Al escuchar aquel estruendo Jim despertó de la siesta que estaba tomando en lo profundo de los pétalos de un dulce tulipán, y salió corriendo a ver que ocurría, y cuando llegó al bosque notó que todos los árboles estaban partidos por la mitad, que todas las hadas, duendes, los trolls, las aves y todos los demás estaban tristes, enojados y nadie quería hablar con él.

¡PERDÓN, PERDÓN! -gritaba Jim- pero ya nadie lo quería oir, el corazón del bosque estaba roto, y también el corazón de sus amigos, porque Jim les había prometido muchas cosas y ninguna la había cumplido, y es que Jim no entendía que al hacer una promesa no sólo se dicen palabras, en una promesa se entrega la confianza de quien la hace y de quien la cree, en una promesa se entrega el alma, se da la amistad y el cariño, con una promesa uno dice "te quiero", "me importas", en una promesa se da también el honor, se entrega nuestra palabra ¡una promesa es una promesa! ¡no es cualquier cosa! ¡no es una baratija! Una promesa no es algo que se puede hechar a la basura, el duendecito Jim no entendía que una promesa que no se cumple abre una herida, una promesa vacía va rompiendo el corazón de a poquito y lo deja un poco desilucionado, vacío y dolorido.

Pero al ver todo lo que había causado, el duende Jim sacó de su sombrero un trébol de cuatro hojas, lo frotó en sus manos y brotó un arcoiris que remendó el corazón del bosque y lo llenó de color y al final de aquel mágico arcoiris no había una olla con monedas de oro, si no un enorme pastel de cumpleaños con trescientas velitas encendidas para que los grandes robles pudieran pedir su deseo, y con el arcoiris llegaron las musas que de inmediato comenzaron a tocar hermosas melodías y trajeron de vuelta la sonrisa a todoas las criaturas del bosque y tuvieron la fiesta que tanto querían, porque Jim el duende, lo había prometido, y también prometió no volver a romper otra promesa nunca más, pues ahora sabía lo que significaban en verdad .

Y así pasaron toda la noche festejando y bailando todos mientras que Jim se arremagaba la camisa ¡pues tenía muchos platos que lavar!

jueves, 3 de marzo de 2011

LOS PÀJAROS ... ¿BOBOS?



Autor : Elizabeth Segoviano
todos los derechos reservados registro público SEP-INDAUTOR03-2011-1017-11562800-14

Lejos, bien lejos; allá donde las luces boreales pintan el cielo, los hielos son eternos y las noches parecen serlo, hay un basto territorio donde reinan libres y soberanos los pingüinos.
A simple vista todos parecen iguales, todos son blanco y negro, esponjositos, ninguno puede volar y todos, pero todos, caminan graciosamente. Sin embargo, al igual que nosotros, cada uno es diferente y tienen distintas capacidades; algunos son magníficos pescadores, otros pueden entonar ingeniosos cantos, o recordar complicadas rutas hacia lugares secretos donde nacen los bebés pingüinos.

Justo en uno de ésos lugares fue que un pingüino llamado Mabo se convirtió en papá por primera vez ... ¡y por mera casualidad! Porque en un día de muchas tormentas y ventiscas alguien había perdido un hermoso huevo de polluelo, Mabo recorrió todo el lugar, cada iceberg y cada cueva, preguntó por aquí, por allá y acullá, interrogó a cada papá pingüino, y miraba con sospecha a cada mamá, pero al no encontrar a los padres decidió adoptar al polluelo.

Desde el principio todos los demás pingüinos dudaban que Mabo fuera un buen padre, porque era muy distraído y nunca de los nuncas hacía las cosas como los demás; por ejemplo, él rara vez caminaba largas distancias, prefería tirarse de barriga y deslizarse sobre ella, aún le encantaba jugar sin cesar todo el día, se lo pasaba haciendo bromas a diestra y siniestra y realmente no le importaba no ser un buen pescador, porque le encantaba comer nieve; además, y como si todo eso fuera poca cosa era el único pingüino que no había encontrado esposa, por lo que en vez de llamarlo Mabo le decían Bobo.

Sin embargo Bobo no podía abandonar a aquel ser tan indefenso, lo mantuvo a salvo y abrigado y con el paso de los días nació una hermosa pingüinita a la que llamó Anja ... Anja Bobo.
Bobo estaba muy orgulloso de su pequeña, era fuerte y muy lista, fue la primera en aprender a caminar y era sumamente curiosa, hecho que no alegraba mucho a las mamás pingüinas que se sentían celosas al ver que nuestro amigo era un buen papá ... y mamá.
- No puedo creer que ésos ... ésos pájaros Bobo sean mejores-decía enojadísima una pingüina-
- Sí, yo creo que es pura suerte-decía otra- ¿acaso no han visto como es que pesca? ¡no parece uno de nosotros! ¡un pingüino pescando con una caña y carnadas! ¡cuando se ha visto!
- ¿Y ya vieron que le enseña a jugar pelota a la pequeña? ¡una chica jugando pelota! ¡qué escándalo!

Todo eso era cierto, Bobo no sabía pescar de la misma forma que todos ¡pero funcionaba! Ellos no pasaban hambre y hasta atrapaban peces demás para darle a aquellos que no habían conseguido nada, y él no veía que había de malo en que su pequeña Anja supiera jugar pelota o se deslizara por empinadas colinas igual que hacían los chicos. Después de todo, su hijita jugaba igual con muñecas que con balones de fútbol, lo mismo dibujaba que ganaba carreras. Aún así, todos les hacían burla porque además, nuestro amigo sabía cocinar, hacer la limpieza, zurcir calcetines, lavar la ropa y hasta cantar canciones de cuna que pararan el llanto de su pequeña cada vez que le hacían burla en el colegio gritándole “pájaro bobo”.
- Dulce Anja no llores más, la Luna contigo vendrá a jugar y papá te dará un helado color del cielo que sepa a vainilla y mil cosas más ...
- ¡Ay papi!-lloraba Anja-
- ¿Qué pasa princesita?
- Es que en la escuela dicen que no somos una familia normal.
- ¿Normal? ... ¿y qué es normal Anja?
- No sé...
- ¡Exacto! Mira, lo que es normal para alguien no lo es para otros, por ejemplo, uno pensaría que es normal que todos los pájaros vuelen; pero nosotros somos pájaros y no podemos volar, y, sin embargo, eso no nos hace anormales, nos hace diferentes, un león jamás podría encontrar normal vivir entre tanta nieve, ni nosotros en aquel calor abrasador de la sabana y no por ello el león deja de ser normal, todos somos diferentes ¡y eso es bueno! Así podemos aprender mucho de otros seres, si todos fuéramos iguales ¡qué aburrido! ¿no crees?
- Sí ... pero ...
- ¿Qué mas sucede en ésa cabecita tuya?
- Los chicos dicen que tu yo no somos realmente familia porque no soy tu hija ...
- ¡Qué tontería más grande!-decía Bobo indignado-tú y yo somos familia tanto o más que cualquier otra familia en toda la Antártica ¿sabes porqué?
- No
- Porque yo elegí ser tu papá, porque yo te cuidé desde que eras un hermoso huevo, porque la vida me envió el regalo más grande y bonito que jamás hubiera podido desear ... verás Anja, lo que nos convierte en una familia es nuestro cariño, porque yo te quiero muchísimo ... dime ¿tú me quieres?
- ¡Más que a nadie!
- ¡Eso es todo lo que importa! Nos queremos mucho, yo te cuido, veo que no te falte nada y también nos divertimos ...y no hay algo en este mundo que yo no haría por verte feliz ... y, hasta donde yo sé, eso es lo que hacen los papás, además aquí hay muchas familias que son distintas, algunos pingüinitos sólo viven con sus mamás o con sus abuelitos y no quiere decir que no sean una familia, mientras se quieran y sean felices son una familia ... puede que sea una familia pequeña o algo fuera de lo común como tú yo, pero una familia al fin y al cabo ¿entiendes?
- Si papi .

Desde ése día Anja no volvió a llorar cada vez que la llamaban pájaro bobo,
porque; después de todo, ése era su apellido. Y tampoco le importaba que todo mundo la observara asombrado cuando jugaba a la par con los chicos, porque así era feliz, y con el tiempo otras pingüinitas aprendieron de ella y todos jugaban juntos sin importar si eran chicos o chicas; porque después de todo ¡todos eran pájaros! Aunque sólo dos eran pájaros bobos.