martes, 28 de febrero de 2012

LA PROMESA


LA PROMESA
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Autora: Elizabeth Segoviano









Esta historia ha viajado en el viento, la sabe la Luna, la ha escuchado el mar, y la cuentan todas las gotas de lluvia al deslizarse por las ventanas y por las suaves hojas de los árboles que esperan ansiosos escucharla una y otra vez ... esta es la historia de una promesa que hoy en día aún podemos presenciar.



Sucedió en lejanas eras, cuando el mundo se extendía libre y no le pertenecía a nadie más que a los ríos y a los bosques.
Todos los días el gran astro rey se levantaba sobre el horizonte para recorrer el mundo, asegurándose de esparcir sus rayos por doquier para regalar la vida.
Así el Sol día  a día se fue percatando de cuan felices eran todos los seres vivientes, ¡todos! Desde el coral que crecía entre los salados abrazos del océano, hasta las aves que surcaban el cielo, las florcitas que extendían ansiosas sus pétalos para saludarlo, y los diferentes animales que recorrían bosques, montañas, desiertos y más; fue entonces que el Sol notó que todo y todos tenían amigos con quien compartir sus días, incluso las rocas se apilaban en los acantilados y en las playas para contarse milenarios secretos que sólo ellas podían recordar ... todo ... árboles, animales ... también los ríos que se unían para viajar juntos hasta el mar, todo y tú todos tenían por lo menos un buen amigo, nadie estaba realmente solo ... entonces, el gran Sol miró a su alrededor y notó con tristeza que no había alguien junto a él, las únicas criaturas que pasaban cerca eran los pájaros, pero jamás se atrevían a volar muy cerca, siempre volaban con la mirada fija en un nuevo horizonte, y al pasar junto al Sol sólo le ofrecían una reverencia y seguían con su camino, lo mismo pasaba con el viento, que siempre ha sido un espíritu demasiado inquieto, siempre queriendo ver y descubrir todo lo que haya por ver y descubrir.
Plantas, animales e incluso las montañas no se atrevían a entablar conversación alguna con el Sol, porque pensaban que siendo el rey, debían respetarlo y nunca invadir su espacio, había que venerarlo y obedecerlo; porque incluso la Luna se retiraba tímidamente tan pronto el sol teñía el alba; porque hasta las estrellas que son princesas traviesas se alejaban presurosas para espiarlo desde lejos, espiarlo con miradas, susurros y risitas, pero nunca, nunca se acercaban.
Con el paso de los días el Sol se fue poniendo triste, porque aunque todos lo respetaban y veneraban, no tenía ningún amigo, y la vida sin amigos se vuelve gris y vacía, se vuelve una carga pesada, todo pierde su brillo y su color, nada es divertido ni nuevo, los días se hacen demasiado largos ... casi eternos; las noches pasan sin que soñemos y pronto, todo comienza a marchitarse en nuestro interior.
Así se sentía el Sol, solito, marchito, sin nadie con quien hablar o jugar, nadie que lo abrazara y consolara, nadie que quisiera pasar el día charlando con él, nadie con quien reír y compartir la belleza que protegía desde el cenit.
Pero sucedió un día que una nube se percató de que el rey Sol estaba afligido, y la nube, tierna y modesta se fue acercando de a poquito, subiendo cada vez más y más hasta que se encontró frente al Sol  y viéndolo a la cara le sonrió y lo acarició suavemente con un dulce vapor, entonces el Sol, por primera vez en mucho pero mucho tiempo rió, y la nube rió con él, y pasaron el día jugando y paseando, y cuando llegó la noche se fueron juntos al otro lado del mundo donde apenas nacía el día, y el Sol le contó miles de historias a la nube para que se las dijera a la lluvia, para que se las arrebatara el viento y los árboles las guardaran en lo profundo de su corteza, para que cuando la orugas se convirtieran en mariposas le contaran aquellas historias a las flores y éstas las siguieran esparciendo cuando abrieran sus coloridos y perfumados botones.
El Sol no podía creer que tuviera una amiga tan buena, no podía creer que una nube se atreviera a dominar el cielo tan sólo para verlo y hacerlo sonreír, el Sol no quería que su amiga se alejara, pero la nube le prometió que siempre regresaría a su lado, porque los amigos, los verdaderos amigos, nunca se apartan, aunque haya de por medio mucha distancia, porque cuando dos almas se conocen ya nunca se separan, se unen cada vez que piensan la una en la otra, se unen porque no hay tiempo ni distancia que pueda encerrar el cariño de un buen amigo; la promesa de la nube mantenía alegre al Sol, que se ponía algo inquieto cuando miraba a su alrededor, pero su corazón brillaba aún más cuando veía a su amiga acercarse desde la punta de alguna montaña, o levantarse desde el mar...
Y así, hasta hoy, la nube sigue siendo amiga del Sol, aunque ahora se encuentren entre inmensas ciudades y esquiven enormes rascacielos siguen siendo los mejores amigos, siguen escapando de la noche y contándose historias y secretos para que el viento y las estrellas los espíen y se rían porque la vida es brillante, bonita, vibrante, excitante, única e interesante cuando se tiene un amigo con quien compartir las horas.
Y si no quieres creer mi historia basta conque le eches un vistazo al cielo cuando está bien nublado, y si pones atención, escucharás como ríen la nube y el Sol, aunque en estos tiempos modernos y agitados ya nadie tenga tiempo de mirar el cielo, a ellos les parece mejor, porque sólo quienes entienden el lenguaje de la lluvia y el susurro de los árboles saben bien de lo que hablo yo... pero si de verdad quieres saber si esta historia es cierta, entonces cierra los ojos, piensa en tu mejor amigo, y te darás cuenta de lo que siente en un día bien nublado el buen rey Sol.

domingo, 19 de febrero de 2012

MAMÁ PIGLETA



MAMÁ PIGLETA
SEP-INDAUTOR registro de derechos de autor: 03-2011-101711562800-14
Autora : Elizabeth Segoviano

 La familia Pigleta tiene cuatro miembros, papá Pigleta, mamá Pigleta y dos hijitos, una niña llamada Pigletina y un niño llamado Pigletón, y todos viven muy felices en una casita muy hermosa de ladrillos rojos con un gran jardín a las afueras de una enorme ciudad.

Pero resulta que no todo en la vida de la familia Pigleta era color de rosa, pues nadie apreciaba lo que mamá Pigleta hacía en casa antes de irse a trabajar, y eso entristecía profundamente a mamá Pigleta que tenía que recoger cantidades increíbles de ropa sucia del piso, lavar toneladas de trastos sucios, limpiar hasta del techo las huellitas de lodo que dejaban sus pequeños, recoger los papeles que dejaba su esposo por todas partes, acomodar los juguetes, tender las camas ... etcétera, etcétera, etcétera, y para cuando mamá Pigleta por fin terminaba y dejaba la casa limpia, ordenada y fragante ya no tenía tiempo de desayunar, ni de hacerse un bonito peinado o una manicura que tanta falta le hacía, siempre salía corriendo, a las prisas, y como de costumbre llegaba tarde a su oficina, por lo cual su jefe, Don Chuletón la reprendía duramente.
Pero eso no era todo, porque Don Chuletón también se la pasaba ensuciando a diestra y siniestra la oficina, había docenas de tazas de café por doquier, los archivos estaban siempre en cualquier parte, menos en el archivero, todo tenía polvo y trocitos de caramelos de menta, había goma de mascar debajo de cada mesa y escritorio, y ni siquiera necesitaban persianas en las ventanas, porque con tanto lodo, no entraba a la oficina de Don Chuletón ni un solo rayito de sol.
Y cuando Don Chuletón comenzaba a sentirse incómodo trabajando entre tanta mugre, se le hacía de lo más fácil llamar a mamá Pigleta, que era su asistente y la ponía a limpiar aquel cochinero; lo único que hacía feliz a mamá Pigleta era pensar que por la tarde podía volver a casa con su familia y hacer algo divertido ... pero aquella tarde, cuando mamá Pigleta abrió la puerta de su casa lo primero que vio fue un montón de agujeros en su jardín, seguidos de huellas de zapatos sucios que se esparcían por toda la casa hasta llegar al sofá, y la cocina parecía un verdadero campo de batalla, con todas las cacerolas sucias y manchas de mermelada por todas partes ... en pocas palabras ¡la casa de mamá Pigleta parecía no haber sido limpiada en meses! Así que después de un muy largo día de trabajo, mamá Pigleta tubo que ponerse a limpiar otra vez, mientras tanto, papá Pigleta y sus hijitos veían televisión, hablaban por teléfono, jugaban con la computadora, y descansaban.
Pasada la medianoche cuando al fin mamá Pigleta terminó el enorme trabajo de limpiar lo que había sido ensuciado, tomó una decisión, hizo un montón de cartelitos que decían “¿ensució? ¡limpie!” Y fue pegándolos por toda la casa y se fue a acostar. Muy temprano al otro día mamá Pigleta se levantó antes que todos, preparó el desayuno, se puso muy guapa y se fue temprano al trabajo en donde siguió pegando sus cartelitos.
Cuando Don Chuletón vio los carteles no le importó y siguió ensuciando a siniestra y diestra, y por la tarde, cuando era hora de salir, mamá Pigleta fue la primera en irse antes de que Don Chuletón la mandara llamar para pedirle que se quedara tarde y  limpiara todo lo que él había ensuciado. Entonces Don Chuletón pensó que no había problema, que mamá Pigleta limpiaría todo a la mañana siguiente y muy tranquilo se fue a casa.

Aquella tarde cuando mamá Pigleta llegó a casa encontró todo hecho un desastre como era costumbre, pero esta ves ella se fue directo a su habitación a acurrucarse en su cama viendo películas, con los pequeños, y al día siguiente mamá Pigleta ¡NO HIZO NADA!, llamó al trabajo para pedir unos días libres y se fue al salón de belleza, se fue de compras, salió a tomar un café con sus amigas, se puso a jugar con la computadora y no limpió nada que ella no hubiera ensuciado, con el paso de los días la casa de la familia Pigleta se parecía más  y más a un enorme basurero ... ¡y también olía igual!  Fue entonces cuando papá Pigleta, la pequeña Pigletina y Pigletón comenzaron a darse cuenta de que ellos eran unos verdaderos puerquitos, lo único que sobresalía entretanto desastre eran los cartelitos que había hecho mamá Pigleta; así que  papá Pigleta tomó la escoba, una esponja y un balde lleno de jabón y se puso a limpiar, entonces los pequeños también comenzaron a ayudar porque todos se dieron cuenta que mamá Pigleta hacía mucho trabajo y no era justo que ella tuviera que limpiar, después de todo, los cuatro vivían ahí y si los cuatro ensuciaban, los cuatro podían limpiar, porque cuando cenaban, cenaban juntos, cuando jugaban, jugaban juntos, cuando se divertían lo hacían juntos, entonces lo justo era que juntos limpiaran la casa.
Cuando mamá Pigleta salió de su habitación y vio que todo estaba limpio y reluciente una enorme sonrisa se dibujó en su rostro y su familia le prometió que de ese momento en adelante la ayudarían con la limpieza de la casa.
Y cuando mamá Pigleta regresó a trabajar también notó un gran cambio con su jefe Don Chuletón que al verla, en vez de recibirla con regaños le dio un gran abrazo y le dijo que sin ella en la oficina se estaba volviendo loco porque había descubierto que él era un verdadero puerco al ensuciar de tal manera el lugar y que prometía ya no hacerlo más y ser mucho más limpio y ordenado para que todos pudieran trabajar a gusto y en paz.
Por fin mamá Pigleta estaba contenta que los demás comprendieran lo importante que era ser limpio y ordenado, porque para vivir tranquilos y en paz no hace falta más que limpiar lo que uno se ha puesto a ensuciar.

martes, 14 de febrero de 2012

DIA DE SAN VALENTIN :)



Queridos soñadores,
Hoy es día de San Valentín, día del amor y la amistad ... si bien es algo que debemos celebrar todos los días, a mi me encanta que haya un día especial para recordar y agradecer todo el amor que tengo en  mi vida, y en especial el de mis amigos :) muchas han sido las veces en que con mi corazoncito roto he acudido a mis amigos, y ellos no sólo lo arreglaron sino que renovaron mis fuerzas y mis sueños ... han sido sus abrazos los que me han alegrado la vida y sus palabras el sol que me ilumina ... así que para todos mis amigos hoy y siempre les dedico estas palabras y la promesa de acompañarnos en este viaje inesperado que es la vida :) dicen por ahí que somos ángeles de una sola ala y que sólo podemos volar si nos abrazamos unos a otros ... ustedes son mis ángeles TODOS USTEDES y por ello los amo :)
xoxo Eliz, aspirante a escritora, empedernida soñadora y la chica más afortunada del mundo por contar con los amigos mas fabulosos del universo :)

AMIGO



Eres camino abierto, horizonte extenso, luz infinita y una sonrisa honesta.
Eres mi parte favorita del día, la melodía con la que mi corazón se alegra y tu nombre la plegaria con la que mis ojos se cierran.
En los días nublados eres mi sol resplandeciente, y mi olla de monedas relucientes al final del arcoíris.
Eres mi amuleto de la buena suerte, mejor que un trébol de cuatro hojas, mucho mejor que una pata de conejo, una herradura o el mechón de alguna bruja.
Unas cuantas palabras tuyas pueden ahuyentar toda oscuridad. Y no tengo miedo de volar porque sé que si caigo serás mi red de seguridad.
Cuando tomes mi mano podré remontar los cielos otra vez, y llegar más alto de lo que nunca imaginé.
Aunque estemos separados nunca me sentiré perdida, porque al mirar mi cielo te encontraré como la estrella polar que mi camino ha de guiar.
Eres mi amigo, y sin duda la mejor parte de mí, eres un regalo que puedo descubrir todos los días … eres todo por lo que vale la pena sonreír.

lunes, 6 de febrero de 2012

DOMAR UNA ESTRELLA


DOMAR UNA ESTRELLA

Autora: Elizabeth Segoviano Copyright ©2012

Con todo mi cariño para una de las estrellas más brillantes de mi universo, Anndy Cirrincione ... gracias por ser una fuente de luz para mi :)

Si quieres domar una estrella, siéntate junto a la ventana en una noche sin luna y cántale al viento un par de versos para que éste se los lleve a los cielos y todas las estrellas reconozcan tu voz.

Si quieres domar una estrella no necesitas cuerdas, jaulas ni cadenas, sólo debes escoger la que más te guste, ofrécele tus manos y verás que de a poco se acerca a acurrucarse entre tus brazos.

Si quieres domar una estrella sólo dale un nombre único, brillante, hermoso, sin igual, para que al llamarla te encuentre siempre, sin importar en donde te encuentres, o aunque estés soñando despierto.

Si quieres domar una estrella, debes sentirte libre, libre para crear y soñar, libre para escuchar y volar, libre para hablar y reír ... libre para ser lo mejor que puedas ser.

Si quieres domar una estrella debes recordar que no hay trucos ni hechizos que las puedan atrapar, pues las estrellas van a donde las quieren, a donde puedan brillar y jugar.
Las estrellas son de quienes las necesitan, son de quienes creen en ellas, las estrellas les pertenecen a quienes aman la libertad.