Esta noche llueven las Perseidas.
Algunos sacan cubetas y tinajas
llenándolas de estrellas para cuando el otoño empiece a deshojar el universo.
Otros las recogen del suelo y las
ponen a secar al Sol sobre grandes pañuelos y molerlas en el metate para
salpicar con ellas la comida en los días de fiesta.
Esta noche llueven las Perseidas.
Los más valientes las atrapan con
las manos y las ponen en cajitas de cristal para alumbrarse en las noches sin luna,
esas noches tan, pero tan oscuras en las que huyen hasta las luciérnagas.
Otros más las dejan en bellas jaulas
de hierro forjado, las atesoran como si fueran pájaros venidos del paraíso,
pequeñas aves fénix que retozaban en campos de luz.
Esta noche llueven las Perseidas.
Llueven desde un cielo desconocido,
y creo que estoy presenciando un milagro.
Me sumerjo en su fugaz destello, y
atrapo una al vuelo, sólo una, y le prendo una pluma que me regaló un quetzal y
un verso en el que dejé mi corazón.
Y uso mi estrella como brillante
anzuelo para atrapar un sueño, uno de ésos enormes, que parecen ballenas de tan
grandes que son.
Quiero llegar a otro cielo que no
sea éste, ni el tuyo, ni el de otro.
Un cielo que sea mío, sólo mío y que
desde él pueda desprender estrellas y hacerlas llover donde dicen que ningún
sueño puede crecer.
Elizabeth Segoviano© copyright 2016
Y uso mi estrella como brillante anzuelo para atrapar un sueño, un cielo con el corazón y así poder volar en aquellas noches sin luna.
ResponderEliminarComo siempre, mi querida amiga me deleito con tan hermosos relatos.
Besos y fuerte abrazo, desde mi mundo a tu mundo.
¡¡¡hermoso poema!!!
ResponderEliminarmuchas gracias por tomarte el tiempo de venir a leer !! un abrazo
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