algunos de ustedes colaboraron con él, algunos de ustedes eran sus amigos, al igual que yo, y hace unos días Oli partió al cielo, no se si más adelante podamos continuar con el proyecto de la antología, pero este es mi pequeño homenaje con todo mi cariño, admiración y respeto, este cuento es para ellos.
ALAS DE HADA
para Oliver gracias por haber hecho una diferencia
para Oliver gracias por haber hecho una diferencia
Más allá de donde tus ojos pueden mirar … allá, entre
las constelaciones que aún no tienen nombre, existe y siempre ha existido el
mundo de la hadas, visible solo para quienes saben ver más allá de la realidad.
Allí vivía feliz Liberyth, un hada juguetona,
traviesa y curiosa que todo lo quería investigar y explorar,
Así se hizo amiga de todos los unicornios y domó a
más de un dragón, conoció a los elfos más sabios y a los duendes más
juguetones, pero una noche un tanto oscura en la que no había ninguna luna
sobre el cielo de las hadas, Liberyth vio un destello cruzar la azul
inmensidad, y quiso seguirlo.
Empezó a volar detrás de esa hermosa estela
de luz rogándole que se detuviera, pues tenía mil preguntas por hacerle, pero aquella luz era una
estrella fugaz, y no tenía tiempo de detenerse a jugar y platicar, pues las
estrellas fugaces deben recorrer todos los cielos en donde quiera que haya uno
para cumplir deseos y hacer sueños realidad. Y al tratar de seguir a la
estrella, las alas de Liberyth comenzaron a desgarrarse cayendo a la tierra
como un fino polvo que hizo a las luciérnagas brillar, y con el polvo también
había caído Liberyth, un hada curiosa, juguetona y distraída que ahora no tenía
alas, y sin ellas no podría regresar al lugar del cual había venido.
Liberyth se encontró en un mundo sin doce lunas en el
cielo, ni agua de colores, un mundo sin unicornios que la llevaran a donde
quisiera, ni dragones que la defendieran, un lugar sin elfos sabios que la aconsejaran,
ni flores hechas de luz de soles para dormir dentro de ellas ... Liberyth se
asustó, estaba perdida, adolorida, cansada y completamente sola, se recargó en
una roca y cerró los ojos tratando de contener las lágrimas.
-
Gurr, gurr ...
gurr, gurr?
Frente al hada se encontraba una esponjosa paloma que
la observaba con suma curiosidad.
-
¿cómo? –decía
Liberyth– habla más despacio
-
¿Gurr, eres un
hada, gurr, gurr?
-
Así es ...
-
¿Y gurr qué
haces aquí gurr, gurr?
-
Estaba siguiendo
una estrella ... mis alas se desgarraron ... caí ...
-
¿Gurr, no puedes
ir a casa, gurr, gurr?
-
No ... no sin
mis alas.
-
Gurr, no puedes
quedarte aquí, gurr, gurr, podría morderte un gato, o podrían meterte en una
jaulita para que cantes todo el día. Gurr, gurr, mejor ven conmigo, gurr, gurr,
anda, sube a mi lomo, te llevaré al viejo campanario donde vivo,gurr, gurr es
calientito, y se ve toda la ciudad, gurr, gurr.
El hada, agradecida, se montó en la paloma y juntas
remontaron el cielo de aquella enorme ciudad, sorteando rascacielos, girando a
la derecha, luego a la izquierda, a toda velocidad, por fin llegaron a una
antigua iglesia abandonada y la paloma depositó suavemente a Liberyth en su nido,
donde le dio a beber agua de lluvia y miguitas de pan que había guardado para
la cena.
Después de tan largo día el hada quedó rendida y se
acurrucó bajo las alas de la paloma durmiendo plácidamente.
Pero la paloma no dormía, estaba preocupada por el hada,
pues sabía que un hada sin alas no podía vivir mucho tiempo en la tierra, y
sabía también que las hadas eran importantes porque confeccionaban los sueños
de los niños, porque hablaban con los ángeles guardianes y los protegían,
entonces, la paloma comenzó a arrancar su plumaje, todo, no le quedó ni una
pluma, pero con ellas confeccionó un par de alas para el hada, y para cuando
despuntó el alba, la paloma ya se las estaba poniendo a Liberyth.
-
¿qué has hecho
palomita?
-
Gurr, gurr, un
hada es más importante que una paloma, gurr, gurr, debes volver a casa, gurr,
gurr.
-
Pero sin tus
plumas no puedes volar, es invierno y no sobrevivirás.
-
Viviré –decía la
paloma– a traves de ti gurr, gurr. Seré tus alas, estaré por siempre contigo,
tu me recordarás y así nunca moriré, tu serás parte paloma y yo seré parte
hada, jamás te dejaré.
El hada conmovida ante tal acto de bondad, solo podía
prometerle a la paloma que sería la mejor hada de todas, que siempre protegería
a los niños y que su historia sería por siempre contada por los sabios elfos.
Ráfagas heladas entraban en el campanario, el frío
era intenso, y la paloma estaba quedandose dormida, le dió una última mirada
tierna a Liberyth y cerró los ojos, el hada lloró y sus lágrimas cubrieron a la
paloma, entonces de entre las estrellas bajó un suave resplandor, era
Lebenryth, el elfo más sabio y poderoso de todo el mundo de las hadas.
-
¡Lebenryth!
–decía entre sollozos el hada– ¡la paloma!
-
He visto el
increíble sacrificio que hizo por ti, y me la llevaré a nuestro hogar entre las
estrellas, ahí será un hada y su historia será escrita en nuestros pergaminos,
una justa recompensa por darte sus alas.
Desde aquel día la paloma es conocida como Dovenryth
el hada de la vida, el hada que ganó sus alas, dándole alas a Liberyth.
OLIVER HERRERO siempre fue un ángel, contagiaba alegría y optimismo, todo lo que hacía estaba lleno de un amor total y completamente puro ... fue una de las personas que me ayudó a creer un poco más en mí, un muy buen amigo, un alma deslumbrante, un guerrero admirable ... y yo tuve la fortuna de ser su amiga, de colaborar con él, de ser iluminada por su luz ... hoy ya no está más aquí, le fueron concedidas sus alas, pero Oliver marcó a todos los que le conocimos ... ¡dejaste una huella en el mundo Oli! tu vida no pasó desapercibida, nos dejaste muchas lecciones de amor y de lucha.
Amigo querido, jamás serás olvidado, se que ahora sonríes entre las estrellas ... hasta siempre Oliver, hasta que la luna nos encuentre o nos fundamos con el sol ...