CAJITA
DE HAIKUS
Elizabeth Segoviano Copyright© 2014 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Tengo bajo mi cama una cajita de
madera, mi abuelo y yo la adornamos con lunas y estrellas.
Todos los días escribimos algo
en hojitas de papel, las doblamos con cuidado una y otra vez hasta que la hoja
se convierte en una grulla de papel.
Mi abuelito dice que las
guardemos en la cajita estrellada para que las grullas sueñen que vuelan en una
noche dulce y callada, -Son para que los leas cuando estes triste o aburrido-
dice mi abuelito sonriendo al ver que nuestra cajita casi se ha llenado.
Un día amaneció lloviendo
tanto que casi no se veía el sol, yo estaba resfriado, adolorido y aburrido,
entonces mi abuelito y yo sacamos la caja de abajo de la cama, él frotó sus
manos y digo “¡SENZABURU! Entonces las grullas de papel salieron volando por
toda la habitación, una a una venían a mí y se desdoblaban para que yo leyera
los secretos que escribí.
Eran los dulces haikus que
habíamos escrito mi abuelo y yo.
“Venus se ríe
Le
cuento mis secretos
La
noche calla.”
“Las
tardes ocres
Huelen
a chocolate
El
viento canta”.
“El
sol naranja
Se
duerme conmigo
Soñamos
juntos”.
“Gatos
maullando
La
luna se alegra
Los
ratones no”.
“Lluvia
fresca
Mi
alma se alegra
Es
primavera”.
“Gotas
de luna
Brillan
en mi ventana
Huele
a tierra”.
“Silba
el bosque
Magia
en el aire
Me
salen alas”.
Las grullas nos hacen cosquillas a mi
abuelito y a mí, de repente la puerta se abre, es mi mamá que nos trae
chocolate caliente y rollitos de canela con anís.
Las grullas se asustan y se dejan caer,
mi abuelo y yo nos reímos, mamá nos dice que recojamos todos esos papelitos.
Mi abuelito y yo pasamos la
tarde volviendo a doblar nuestras grullas para regresarlas a su cajita de noche
estrellada, mientras, damos sorbitos al chocolate y guardamos entre las grullas
recuerdos como el del día de hoy.
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