jueves, 20 de diciembre de 2018

EL MISTERIOSO CASO DE LOS MONSTRUOS NAVIDEÑOS, CAPÍTULO 4


EL HORRIPILANTE CASO DE LOS MONSTRUOS NAVIDEÑOS
      CAPÍTULO 4
  CIENCIA, MAGIA ... Y UN POCO DE FE


-¡Peribelle no!– Gritó Santa Claus tratando de quitarle el espejo, pero ya era demasiado tarde, y el monstruo en el que se había convertido la bruja escaló los muros, atravesó con sus afiladas garras el techo, y salió corriendo, perdiéndose en el horizonte.
Los únicos que no parecían haberse congelado por la impresión eran la señorita Blizter y Kickster quienes se apresuraron a regresar al helicóptero blackhawk para perseguir a la bruja. El siguiente en recobrarse del shock fue el duendecillo Rÿphaliick, quien por fin pudo pronunciar palabra.
-            ¡Alondra! ¡Santa! ¿Qué hacemos? ¿Sólo Peribelle puede revertir el hechizo?
-            No, Rÿphaliick –respondía pensativa Alondra mientras miraba a su alrededor- Peribelle es una bruja buena, pero sus hechizos más bien son recetas... instrucciones ... es cierto que es una persona con magia en las venas ... pero si de seres llenos de magia estamos hablando, pues tenemos aquí mismo a uno de los seres más mágicos del mundo ¿verdad Santa?
-            Alondra, esto tal vez supere mis conocimientos
-            ¡Tonterías! Sólo hay que encontrar el hechizo y revertirlo... sencillo ¿Sí? Rÿphaliick, busca en cada rincón de esta casa todos los libros de magia que encuentres, en especial el libro de las sombras de Peribelle.
-            ¿De las sombras? ¡Ah su diario mágico!
-            Si, ahí debe tener la mayoría de sus hechizos.

Los tres aliados voltearon la casa de la bruja patas arriba reuniendo todos los libros que hablaran de magia, aunque no había señal del libro de las sombras.
-            No está aquí Alondra – decía el duendecillo tratando de recobrar el aliento después de haber movido todos los muebles y alfombras de la casa–
-            Tiene que estar mi querido Rÿphaliick ... tiene que estar ... piensa como bruja Alondra, piensa como bruja ...

Alondra comenzó a caminar por la casa con los ojos cerrados, pasó sus largos dedos por las repisas de los libreros, y por las ramas del árbol de Navidad... respiró profundamente, el olor a pino fresco, sándalo, vainilla y muérdago inundaron sus sentidos, pero había algo más, un olor tenue, pero que alcanzaba a distinguir ... limón o lima, algo cítrico y fresco, sumamente suave ¿de dónde provenía? Alondra encaminó sus pasos junto a los sillones ... no era allí, fue a la cocina, revisó los gabinetes e incluso el contenedor de basura, donde encontró varias cáscaras de limones reales ... eso explicaba el aroma, pero no explicaba porque lo había notado tan lejos de la cocina, regresó a la sala de estar donde los libros se encontraban en perfecto orden, pero con algo de polvo, excepto la antigua edición de “Cuento de Navidad”, de Dickens, Alondra lo tomó, cerró los ojos y acercó la nariz ... olía a libro viejo por supuesto y también a algún tipo de barniz porque la portada había sido reparada, pero de nuevo olía a limón real ¡y mucho! Al Foxter sacó del bolsillo de su chaqueta una delgada linterna de luz negra y la pasó por las amarillentas hojas ¡EUREKA! En los márgenes del libro estaban escritos todos los hechizos de Peribelle Vandalay, su libro de las sombras, oculto a simple vista (había que admitir que eso fue astuto, pero Alondra lo era un poco más).
A mitad del libro se leía el título: PARA REVELAR LA VERDAD
“luz de luna, luz de cielo, deslízate en este espejo.
Yo lo comando, yo lo ordeno.
De la luna a mi luna, a tu superficie de hielo.
Revela la luz u oscuridad de tu verdadero reflejo.
Libera al monstruo que se lleva dentro.
Y no le sueltes hasta que cambie el viento en el mundo revuelto”.

Al duendecillo Rÿphaliick se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja, porque si de algo saben los duendecitos, es de acertijos, rimas y poemas.
                     ¡Es sencillo Alondra! -dijo dando saltitos de emoción el buen Rÿphaliick- La primera línea, luz de luna, luz de cielo, deslízate en este espejo, es exactamente eso, Peribelle posó su antiguo espejo bajo la luna llena, la primera de este invierno ... la segunda línea: de tu luna a mi luna a tu superficie de hielo, significa que la magia de la luna bajó a su talismán, el collar con la luna menguante de plata que trae la brujita al cuello, es la clave del poder del espejo, sin el collar no puede revelar las verdaderas intenciones de la gente; la última línea, ... y no le sueltes hasta que cambie el viento en el mundo revuelto ... estoy seguro de que el mundo revuelto se refiere al reflejo y el viento tiene que ver con el día en que la luna cambia, porque en la primer luna del invierno empezaron esas ventiscas horribles y no se han calmado, tiene que ver con este hechizo.
                     ¡Excelente mi querido Rÿphaliick! –aplaudió Al Foxter– ya vamos por buen camino ...
                     Pero... Alondrita –interrumpió pensativo el duendecito– cuando Peribelle se convirtió en monstruo se quedó con el collar...
                     ¡Ciencia! Querido amigo ¡ciencia, magia... y un poquito de fe! ¡sobre todo en Navidad!

Mientras tanto, en el helicóptero kickster el gato no le había quitado los ojos de encima al monstruo en el que se había convertido Peribelle, lo que fue de gran ayuda cuando la señorita Blizter sacó un pequeño dron de un maletín, parecía una simple abeja, pero aquella monada era una maravilla, la señorita Blizter digitó unas coordenadas en la computadora y el dron abeja salió disparado hacia la monstruosa Peribelle Vandalay, el dron sorteó sus manotazos y le dejó ir con fuerza brutal su aguijón modificado, no era otra cosa que un chip de rastreo satelital, ahora la balanza volvía a inclinarse a favor de Al Foxter y su equipo, no había forma de que perdieran de vista al monstruo sin importar si huía al desierto del Sahara o a Timbuctú ¡la tenían en la mira!

La fascinación de Alondra por la tecnología de punta y los gadgets más raros por fin rendía frutos, pues de su maletín sacó una impresora 3D portátil, con la cual escaneó una de las fotos de Peribelle sacando un perfecto modelo de su collar de luna menguante, cada detalle era idéntico, el único problema era que no era un objeto mágico, pero en cuanto estuvo terminado lo puso en las sabias y mágicas manos de Santa Claus, quien con su aliento mágico convocó a los buenos espíritus del invierno, salió al jardín y sobre el collar cayeron unos increíbles copos de nieve que estaban hechos de polvo lunar y aureolas boreales que le otorgaron un brillo cegador , llenándolo así de magia ¡y una mucho más poderosa que la del collar de la bruja!

-            ¿Y ahora que sigue Alondrita? –preguntaba ansioso Rÿphaliick–
-            Primero hay que revertir el hechizo, Santa, toma el espejo y repite el encantamiento, pero al revés, porque en los espejos todo es al revés.
-            De acuerdo mi niña

“Y no le sueltes hasta que cambie el viento en el mundo revuelto.
Libera al monstruo que se lleva dentro.
Revela la luz u oscuridad de tu verdadero reflejo.
De la luna a mi luna, a tu superficie de hielo.
Yo lo comando, yo lo ordeno”.
Luz de luna, luz de cielo, deslízate en este espejo”. –Dijo Santa Claus fuerte y claro, el espejo tembló, brilló y justo cuando parecía que iba a quebrarse todo su brillo pasó al talismán de la luna menguante que sostenía Santa y luego se apagó, quedó más oscuro que el fondo de un abismo, por lo que Rÿphaliik de inmediato lo cubrió con un paño blanco, pues es sabido que un espejo oscuro que ya no refleja, puede ser una ventana para esas cosas que se ocultan en las sombras–.
-             ¡Perfecto Santa, ahora debemos seguir a Peribelle, vamos, al helicóptero!
-            Alondra ¿y si fallamos? –preguntaba temeroso Rÿphaliik –
-            ¡No vamos a fallar Rÿphaliik! –respondió con toda seguridad Alondra Foxter– Tenemos ciencia, magia, y un poco de fe, recuerda que lo imposible solo requiere un poco más de esfuerzo, Al Foxter no se rinde tan fácil mi querido amigo ¡ahora vamos a resolver esto!
El helicóptero comandado por la señorita Blizter esperaba en tierra para despegar más rápido que un relámpago, juntos siguieron la señal que mandaba el chip satelital instalado en Peribelle Vandalay ¡esa monstruosidad sí que corría, mejor dicho volaba! En menos de media hora ya había atravesado tres ciudades y seguía su desenfrenada carrera ¿pero a dónde? Al Foxter notó que algún resquicio de humanidad aún quedaba en Peribelle, porque se cuidaba de no mirar a nadie a los ojos, Al tenía que admitir que sentía mucha curiosidad, quería saber a dónde iba, pero no había tiempo para eso, así que le indicó a santa que apuntara el talismán, éste de inmediato se encendió como una pequeña estrella, y su cegadora luz alcanzó al monstruo en el que se había convertido la bruja Vandalay haciéndola aullar, retorcerse y caer, pero aun así, a mitad de su mágica transformación intentaba seguir adelante para llegar a algún sitio.
-            ¡NOOOOOOO! –aullaba Peribelle– ¡déjenme llegar! ¡Tiene que saber! ¡Ella tiene que sabeeeeeeer!
-            ¡Basta Peribelle! –Gritaba Alondra– tienes que calmarte y dejarnos ayudarte –todos salieron del helicóptero y Santa se quitó su gabardina para cubrir a Peribelle mientras la abrazaba-
-            Tranquila mi niña, respira profundo, tranquila, entre todos arreglaremos esto, tranquila.
-            ¡Santa! –lloraba Peribelle– ¡lo siento!  ¡Lo siento tanto! ¡No creí que esto resultaría así! ¡Ella tiene que saberlo y entender!
-            ¿Quién Peribelle? ¿Quién te convenció de esta locura? –preguntaba Alondra Foxter-
-            ¡Hälventaa! –gritó Peribelle– y en un parpadeo desapareció, Santa Claus solo se quedó agarrando la gabardina, Peribelle Vandalay se había desvanecido en el aire-
-            ¡Señorita Blizter! –urgía Alondra– dígame que el chip satelital aún está en Peribelle
-            Si está señorita Foxter, ya he puesto las coordenadas en el GPS de nuestro helicóptero, tiempo estimado de vuelo cuatro horas, destino, el Polo Norte.
-            ¿Santa? –preguntaba Alondra- ¿Tienes alguna idea de porqué Peribelle pudo desaparecer de esta forma? ¿Y por qué pronunció esa palabra?
-            Alondra … -explicaba Santa Claus contrariado– ¿no creerás que ella? ¿o sí?
-            No lo sé Santa, pero ella no la ayudó, entonces ella corre peligro?
-            ¿Quién? –urgió la señorita Blizter-
-            ¡LA SEÑORA CLAUS! Gritaron Santa y Alondra al mismo tiempo.
CONTINUARÁ…








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