jueves, 9 de diciembre de 2010

LA ATRAPASUEÑOS Y EL HACEDOR DE ESTRELLAS

Autor : Elizabeth Segoviano TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR regsitro público 03-2011-101711562800-14
dedicado a Juan Fontanillas Moneo por ser un hacedor de estrellas









"En algún lugar entre las estrellas, en algún lugar entre los mundos existe un lugar en el que nacen los sueños".


Más allá del último horizonte, donde la luz se convierte en interminable cascada que lo baña todo,existe un lugar llamado Mizar, que es el hogar de un hermoso ángel llamado Illumine, y ella pasa sus días y sus noches cuidando y manteniendo a salvo los sueños de todos los seres vivientes.

Todo en Mizar está hecho de sueños, todo lo que has imaginado, cada color, o escenario, cada sonido y palabra se encuentra en este lugar.
Todas las musas que los hombres conocen habitan ahí y juegan con los sueños de los niños, y también sueñan con los sueños que los hombres convertirán en realidad.
en Mizar todos conocen y aman a Illumine, ángel de los sueños, pero la llama "la atrapasueños" porque cuando alguien tiene un mal sueño, uno de esos lleno de miedo o tristeza, Illumine los atrapa en el aire y los lleva a un antiquísimo mar llamado Akilá en cuyas aguas púrpuras, cristalinas y puras aquellos sueños se limpian y se convierten en la arena plateada que cubre la costa; pero ésta no es la única tarea que lleva a cabo la atrapasueños, ella también vuela cada noche a través de los mundos para inspirar sueños placenteros y calmar nuestros corazones y mentes, así que cada noche en nuestros sueños todos viajamos a Mizar y hacemos que este lugar sea más grande, alto y brillante ...


"En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos, existe un lugar en el que nunca has estado, pero es el lugar en el que tu corazón fue creado".


Sobre la montaña más alta de Mizar se levanta un magnífico castillo, en cuya torre habita otro poderoso ángel llamado Vermalion, este ángel también es un mago, un alquimista y todo un artista; todo lo que Vermalion toca se convierte en una gran obra de arte.
Entre interminables filas de libros y cientos de frascos que contienen todo tipo de coloridas posiones, esencias, rocas, y cosas que sólo podrías ver en tus más exéntricas fantasías, encontrarás al gran Vermalion trabajando en un nuevo proyecto, pero lo que más ama hacer este ángel es hacer estrellas ... es un trabajo muy laborioso, pero cuando está terminado los resultados son sorprendentes ... Aries, Las Hiadas, Aldebarán, Tauro ... ¿alguno de éstos nombres te suena familiar? Todas estas constelaciones y más, muchas más fueron hechas por el gran Vermalion, mejor conocido como "el hacedor de estrellas" él es quien ha iluminado el cielo nocturno ... bueno, no sólo el nuestro, sino todos los cielos en donde quiera que haya uno

"En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos, hay un ángel que jamás permitiría que te perdieras".


La vida transcurría pacífica y feliz en Mizar, con todo mundo haciendo su mejor esfuerzo para inspira a la mente humana con cosas hermosas y todo aquello que es bueno, creativo y puro; pero un día un trueno ensordecedor sacudió el suelo de Mizar, nunca antes algo como éso había sucedido, y las musas, las hadas, los gnomos, los elfos, ángeles y todas las criaturas que creemos imaginarias se reunieron en el castillo de Vermalion para descubrir que era lo que habían escuchado. Y justo frente a sus ojos, parado en una esquina del lugar hallaron a un pequeño mirándolos con gran curiosidad.

- ¡Bienvenido a Mizar! -exclamaron todos-

- ¿Dónde estoy?

- Este lugar es donde nacen todos los sueños -dijo la atrapasueños-

- ¿Estoy duermiendo?

- Así es ... y al mismo tiempo no.

- No comprendo.

- Estás soñando mi pequeño -dijo el hacedor de estrellas- pero no todos pueden soñar el camino hasta aquí ... tienes un espíritu muy fuerte ... y una mente ávida ...

- ¿Eres un ángel?

- Si lo soy, mi nombre es Vermalion ... y el tuyo es Orión ¿no es así?

- ¡¿Cómo lo sabes?!

- Puedo verlo escrito en tus ojos, y has venido hasta aquí buscando respuestas ... ¿estoy en lo correcto pequeño Orión?

- ... si ...

Vermalion, Illumine y Orión comenzaron a caminar a lo largo de la costa contemplando las doce bellísimas lunas llemas en el cielo de Mizar, mientras sentían las cálidas olas púrpuras bañando sus pies.

- ¿Qué te ha traído hasta aquí pequeño Orión? -preguntó Illumine-

- Soy demasiado curioso ... al menos éso dice mi mamá ... verán, hace un año traté de contar todas las estrellas ... porque creí que sería sencillo, peroluego noté que cada día hay más y más estrellas; así que leí muchos libros y supe que hay cientos de millones de ellas ... ¡y éso es sólo en nuestra galaxia! ¡Y sólo Dios sabe cuántas galaxias hay por ahí! pero luego me dí cuenta de que no sabía de donde venían las estrellas ... así que busqué y busqué, y leí e investigué, y pregunté ... y todos dijeron que las estrellas son rocas hechas de minerales y hielo y otras cosas ... pero ... eso no tiene mucho sentido para mi, ¿de verdad las estrellas sólo son un montón de rocas encendidad flotando en el espacio exterior?

- Puedo ver que eres muy curioso pequeño Orión ... y es una actitud que te llevará a lugares que nunca imaginaste, tu creatividad e imaginación te han traído hasta aquí, y te prometo que obtendrás la respuesta que buscas, pero primero, déjame mostrarte un secreto.
Entonces los dos ángeles comenzaron a mostrarle al niño el mundo de Mizar, y le revelaron las grandes y refulgentes montañas rojas de Igne, que estaban hechas con los pensamientos de amor de todos aquellos que han partido de nuestro mundo, porque el amor nunca muere, jamás se desvanece, es infinito; el amor continúa creciendo ... justo como aquellas montañas que se hacen más altas cada vez que alguien piensa en aquellos a quienes ama.
Y los nuevos amigos caminaron hasta el valle de Telesmi, donde habitan todas las criaturas que la mente humana ha imaginado; todas las hadas, unicornios, sirenas y los amigos imaginarios que hemos tenido viven toda clase de aventuras, porque es nuestro valor y nuestra fuerza lo que les ha dado la chispa de la vida.

"En algún lugar entre las estrellas, en algún lugar entre los mundos existe la prueba de que el amor y la vida continúan haciéndose fuertes".


Después de observar bien la belleza de Mizar, Orión notó algo peculiar, parecía que mientras más caminaban más paisajes y caminos aparecían.

- ¡Éste lugar es infinito! ¡como las estrellas!

- infinito ... así es -dijo la atrapasueños- y toda esta belleza ha sido obra tuya mi pequeño.

- ¿Cómo puede ser éso posible?

- Querías saber de dónde vienen las estrellas -dijo Vermalion- ¡y ésta es la respuesta!Cada vez que los humanos piensan o sueñan con algo hermoso, Illumine, la atrapasueños, lleva ésos sueños brillantes, coloridos, placenteros y alegres conmigo y yo les doy forma y les doy un lugar en el espacio exterior para que cada humano pueda ver lo que quieren hacer, y cuando un sueño se hace realidad se convierte en una estrella fugaz ... y cuando alguien la ve y pide un deseo, otra estrella nace.

- ¡Valla! ¡eso significa que las estrellas están hechas de sueños!

- Éso es correcto mi pequeño, y arden porque están hechas con toda la pasión de la vida y todo el amor de aquellos que soñaron algo bueno; y nuestro amado hogar, Mizar, crece gracias a esos espíritus como el tuyo, llenos de vida, creatividad y fe, así que por ello las estrellas son infinitas.

- ¿Pero es cierto lo que mucha gente dice de los sueños?

- ¿Qué dicen mi pequeño?

- Que los sueños son tontos e inútiles.

- Tu corazón ya sabe la respuesta.


"En algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos, existe alguien iluminando el cielo para que puedas sonreír".


De repente el pequeño Orión despertó y supo que su viaje no había sido sólo un sueño, ahora tenía la certeza de que no hay tal cosa como un sueño tonto o imposible, y que no había razón alguna para sentirse solo o perdido, porque sólo tenemos que mirar al cielo para ver nuestras estrellas brillando, sonriéndonos, mostrándonos el camino correcto para hacer nuestros sueños realidad.
Orión sabía que en algún lugar más allá de las estrellas, en algún lugar entre los mundos hay un lugar en el que habitan la atrapasueños y el hacedor de estrellas, cuidando a todas aquellas almas que no tienen miedo de llamarse soñadores.






viernes, 22 de octubre de 2010

ES EL VIENTO


ES EL VIENTO
Autor : Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Es un ave que nunca se cansa de volar ...
Es una caricia, es el beso del mar ...
Es una canción, un cuento, una leyenda,
Una historia que nunca se acaba de contar...

Es un amigo, un confidente, siempre presente dibujando
Con las nubes lo que ve, lo que siente, lo que te quiere confiar...
Es tan gentil y tan fuerte, es el saludo que todo árbol espera impaciente ...
Es un perfume, una vaga escencia de otros tiempos, otros lugares y otra gente...

Es el aliento de vida que hace a nuestra alma suspirar ...
Es el barco en el que nuestros sueños zarpan y en él mismo nuevos sueños habrán de regresar ...
Es el recuerdo de hojas que se han desprendido y se unieron con el mar ...
¡Es el viento! ... un espíritu libre que nadie puede domar ...
¡Es el viento que nos invita a soñar!
¡Es el viento que nos contagia su libertad!
imagen cortesía de Vladstudio http://www.vladstudio.com/es/home/

jueves, 30 de septiembre de 2010

LA GÁRGOLA VERDE


LA GÁRGOLA VERDE


Autora: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Entre inmensos y grises nubarrones se alzaba altivo el gótico castillo.
Con sus altísimos y coloridos vitrales y las amplias torres rodeadas de oscuros retorcidos corredores.

Pero lo que daba de verdad escalofríos no eran las extrañas sombras, los relámpagos ni truenos; tampoco el tenebroso eco que recorría los rincones.

Lo que hacía temblar hasta a los huesos eran los lastimeros gritos de una gárgola que cada noche en punto de las doce comenzaba su concierto de alaridos.

Mas no eran causados por un embrujo, maldición o hechizo ...
Las eternas quejas e interminables lloriqueos eran causa de la hora de la cena.

Pues a nuestra gargolita no le gustaba el menú; porque entre la sopa de Ñu, las chuletas de cocodrilo, el asado de avestruz y uno que otro filete de búfalo distraído, la gárgola se sentía infeliz.
Ya que sus tripitas chirriaban igual que una lombriz en el pico de una perdiz.

Su fría lenguita de gárgola no apetecía los viscosos platillos que cocinaba su tío, ni las chuletas ahumadas de su abuela malvada; tampoco la hirviente sopa que su mamá le daba en la boca.
¡No!
La gargolita pálida y gris añoraba cosas crujientes, jugosas, sabrosas ... algo que pudiera comer con un mondadientes.

Cosa más extraña no podía imaginar la familia Gárgola al notar que su hijita no era como los demás.

Así que una noche de torrencial tormenta el papá Gárgola voló hasta llegar a una montaña, hogar de una bruja hermitaña.
Allí la bruja le leyó los caracoles, la baraja, las runas, el té, el café ¡y hasta la planta de los pies!

Pero todo apuntaba sólo a una posible solución ...
¡Algo verde! –decía la anciana- muchas hojas, un par de tomates, berros silvestres, unos cuantos champiñones, un poco de brócoli, ramitas de apio, un diente de ajo; usted sabe, todo limpio, bien cortado y en un taco.

¡Cosa más rara!-exclamaba el papá-pues él no sabía cómo ni dónde buscar los vegetales que a su hijita podrían consolar.

Mas viendo la bruja la angustia del papá, su corazón añejo se ablandó igual que el queso, y tomando una canasta salió a su mágico huerto escogiendo vegetales grandes, jugosos y frescos.

Gracias miles-decía alegre el papá- ahora si su niña podría dejar de llorar.
De regreso en el castillo con los ingredientes, y pelando los dientes por el frío, papá gárgola se puso sus lentes, tomó el cuchillo y comenzó a picar un pepino muy fino.

Con un toque de sal, un chorrito de limón, y una pizca de comino en un elegante platón sirvió la verde ensalada sobre la enorme mesada.

Alrededor de los candelabros la familia entera rezaba por un milagro.
¡Que la niña comiera algo! Cualquier cosa ¡lo que fuera, incluso un nabo!

Entonces se sentó la pálida gargolita lista para llorar en cuanto le ofrecieran un costillar.
Pero enorme fue su sorpresa al ver sobre la mesa la verde y apetitosa ensalada, y más allá había dulsísimas rodajas de piña para contentar a la niña, y también un poco de kiwi y cerezas para la dulce princesa que gustosa engullía lechuga, pepinos, espinacas y albahaca.
Risas y cantos se escucharon por todo el castillo ¡viva! ¡viva! ya no había alaridos ni llanto.
La gárgola era feliz con su barriguita llena de germen de trigo y té de anís.

Y felices eran todos porque la hora de la cena ya no era una tortura ni una pena.

Entre inmensos y grises nubarrones se alza altivo el gótico castillo.
Hogar de la única y original gárgola verde que no tiene igual.

viernes, 24 de septiembre de 2010

UDAYÁN


UDAYÁN
Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Dedicado a la memoria de mi madre (mon ange gardien) fuiste, eres y siempre serás lo mejor de mi …

Lejos de aquí y lejos de allá; justo a la mitad, en el ombligo del mundo, fueron a parar más de una docena de piratas que llevaban muchas semanas a la deriva; arribaron a una enorme isla donde encontraron refugio del océano y se dejaron caer en las suaves arenas para descansar; no habían pasado ni un par de horas cuando numerosos chillidos sacaron de su sueño a los piratas; a la orilla de la playa, dos enormes tiburones de piel plateada emergían a toda velocidad devorando todo cuanto estuviera a su paso, pero lo que buscaban con más empeño eran los nidos donde descansaban cientos de huevos de tortugas. Aquella batalla era injusta, ni siquiera las tortugas adultas se podían defender ante los letales colmillos de sus enemigos, en pocos minutos la playa quedó en silencio, como si nada hubiera ocurrido; a lo lejos sólo se distinguían unas cuantas sombras tiradas en la arena, eran tortugas heridas que habían peleado con fuerza en su afán de defender sus preciados bebés, atónitos, los piratas que aún asustados se encontraban en la playa, se acercaron a las tortugas, las ayudaron, y con lo poco que tenían las curaron; entre aquellas valientes había una que era enorme, de caparazón azulado y piel gris verdosa y agrietada, se podía ver que no era su primera batalla y al mirarla a los ojos se podía ver que el paso del tiempo se los había hecho sabios y profundos, como los inmensos abismos que siembran el fondo de los océanos.

La luna llena brillaba majestuosa en lo alto del cielo, y el silencio sólo era interrumpido por el chisporrotente sonido de la fogata que habían encendido los piratas mientras se disponían a comer lo que aquella isla les ofrecía, de repente, una voz profunda se hizo escuchar en todo el lugar, parecía un cántico, era dulce y hermoso, pero triste, muy triste. Los piratas se miraron unos a otros, sorprendidos, en silencio, y sin saber exactamente porqué, comenzaron a llorar; el capitán, sobreponiéndose a tan fuerte emoción, se acercó a la enorme tortuga, quien emitía ese sonido.
- No llores tortuga –decía el capitán– sé que deben dolerte mucho tus heridas, pero vas a sanar.
- No es por éso que lloro –explicó la tortuga–
- ¡Puedes hablar!
- Así es, he vivido mucho tiempo y he aprendido el lenguaje de los hombres, te agradezco el que nos hayas salvado.
- ¿Entonces porqué lloras tortuga? Y ¿qué es lo que cantabas?
- Lloro por las tortuguitas que fueron devoradas, y la canción es para pedirle a la Luna que cuide a los bebés que quedan
- ¿Y qué dice? –preguntaron los demás piratas al unísono–
- dice : que mil rayos de Luna se infiltren en tus ojos y no te dejen perder en la oscuridad, que la Luna abrace las olas por las cuales habrás de viajar y te traiga a salvo de regreso al hogar.
- Es muy hermosa –dijo el capitán– ¿dónde la escuchaste tortuga?
- Mi nombre es Udayán, y aprendí ésa canción de mis abuelos y ellos de los suyos ¿cual es tu nombre? –preguntó la tortuga-
- Me llamo Draco –respondió el pirata–
- Bien Draco ¿puedes ayudarme a levantar?
- ¿Levantarte? –gritó el capitán– ¿acaso estás demente? ¡estás herido!
- Lo sé, pero los tiburones regresarán, tengo que proteger los nidos.
- ¡No! ¡de ninguna manera voy a permitir que te arriesgues de nuevo, si ésos tiburones vuelven, mis hombres y yo los estaremos esperando.

Y así lo hicieron, Draco y sus piratas pudieron herir a uno de los tiburones, logrando así proteger los pequeños huevos.
- Muchas gracias por salvar a nuestros bebés Draco, eres un buen hombre, me alegro de que las olas los hayan traído a nosotros –mientras el viejo Udayán hablaba Draco mantenía la mirada fija en la arena–
- Te equivocas Udayán –dijo el pirata rompiendo al fín el silencio– no soy bueno, antes de llegar aquí hice muchas cosas malas, yo ...
- Éso ya no importa –interrumpió Udayán, el Draco del que me hablas nunca lo conocí, seguramente el mar lo ha cambiado, porque el Draco que yo conozco es bueno, de otra forma, no te habrías conmovido con mi canción, ni nos hubieras ayudado, lo que haya sucedido antes sólo es el pasado, y debes dejarlo atrás, toma lo mucho o poco que hayas aprendido y sigue adelante.
Draco sonrió tímidamente, y con una caricia agradeció las palabras de su nuevo amigo.

Las semanas transcurrían y un día los hombres del capitán le dijeron que extrañaban a sus familias y amigos y que deseaban regresar.
- Tienen toda la razón –dijo el capitán– es hora de marcharse, deben irse ahora que el clima es bueno y la mar está tranquila.
- ¿Usted no viene capitán? –preguntaron sus hombres-
- No, yo me quedo con Udayán.
- ¡Entonces nosotros también nos quedaremos capitán!
- ¡Es una orden! –gritó Draco– deben partir de inmediato.
- ¿Porqué te has quedado? –decía Udayán acercándose lentamente- ¿acaso no deseas volver a tu hogar?
- No hay nada para mí en ése mundo –dijo Draco mirando con ternura a su amigo– además, ¿qué vas a hacer si vuelven los tiburones? Necesitas ayuda, y, a decir verdad, ansío ver a las tortuguitas nacer.

Unos días más tarde, justo al ponerse el sol, algo comenzó a moverse en la arena, poco apoco fueron saliendo las cabecitas, aletas y pequeños caparazones de las tortuguitas, la playa completa se llenó de vida, parecían hojitas guiadas por el viento aquellas pequeñitas despertando a la vida, era realmente hermoso ver aquel antiguo y renovado ritual, las pequeñas tortugas haciendose a la mar en busca de su identidad, corriendo al encuentro de un mundo inmenso y desconocido que poco a poco las envolvía en la distancia, en aquel momento Dracco miró a Udayán, su añejo rostro estaba empapado de lágrimas que resbalaban lentamente mientras la tortuga murmuraba palabras que Draco no podía comprender : “Eis ushi na kalki maal ahaabra oy nu waky ashi na kalki dass”.
- ¿Qué es lo que murmuras? –preguntó Draco–
- Significa : “decimos hola mientras nos alejamos en el adiós, y en un adiós habremos de regresar” ... ¡ay querido Draco! He visto ésta misma escena miles de veces ya, y aún me conmueve como la primera vez que la presencié.
- ¡Son tan pequeñas! ¿no pueden quedarse aquí hasta que crezcan un poco más?
- No podemos protegerlas del mundo ¿cuánto tiempo podríamos retenerlas antes de que huyeran tratando de saciar su curiosidad? Es mejor así ... dime ¿acaso lograron retenerte a tí?
Draco guardó un porfundo y solemne silencio mientras les deseaba suerte a las tortuguitas.
Los años pasaban como si fueran días, varias generaciones de tortugas habían recorrido el mundo y regresado a la isla;y en todo ése tiempo Udayán le había enseñado a Draco todo cuanto él sabía, le mostró como leer las estrellas, y encantar a las nubes y también todas sus mágicos cantos, pero un día, mientras paseaban por la playa Udayán dijo :
- Mi amigo, debo decirte que tengo que partir.
- ¿De verdad? ¿y puedo ir contigo? Podría construir un bote y seguirte ¡sería fantástico! ...
- ¡No! ... no Draco, a donde voy no puedes seguirme, mi hora de partir ha llegado.
- ¡Éso no puede ser! ¡no quiero que te vayas, ¡no me dejes! ¡tú eres mi hogar! ... además hay tanto que aún debes enseñarme
- Draco –interrumpió la tortuga– mi querido amigo, saber de ciencias y letras, arte y magia es bueno, muy bueno, pero toda la sabiduría que necesitas está dentro de tu corazón, además ¿quién dijo que debemos decir adiós? Tal cosa no existe Draco, sólo se está tan lejos de aquellos a quienes amamos como se desea, la distancia y el tiempo se convierten en un suspiro Draco ¡un suspiro! ¡éso es todo! ... Mira cómo las olas del mar se comienzan a agitar, juegan un rato en la arena, luego se dan la vuelta y se van, mas nunca se despiden, sólo se abrazan a la playa, se besan entre ellas y se ponen a viajar, será porque todas saben que no importan el tiempo ni la distancia, ya que un día se habrán de encontrar; quizá saben que serán diferentes, pero su esencia seguirá igual, y cuando se encuentren en algunas lejanas arenas verán en su interior, y sin ningún titubeo se abrazarán y correrán hasta que la Luna aparezca y las tome entre sus brazos para arrullarlas y luego dejarlas dormir en paz, y cuando las despierte el Sol se abrazarán y cada cual tomará su rumbo sin decir adiós, sólo se dirán ¡hasta siempre! Hasta que la Luna las encuentre, o se fundan con el Sol ¡qué hermoso es vivir como las olas Draco! ¡seamos olas! Hemos compartido nuestro camino y disfrutado lo que nos ha sido concedido, nos hicimos más sabios y ahora que es el final de nuestro camino, debemos abrazarnos bien fuerte y no decir adiós, sino hasta siempre, porque yo creo que al igual que las olas saben ver en su interior, nosotros sabremos reconocer a las almas amigas que estuvieron a nuestro lado, y colveremos a iniciar nuestro viaje y nunca diremos adiós, sino como las olas, diremos ¡hasta siempre! Hasta que la Luna nos encuentre, o nos fundamos con el Sol.

Los dos amigos se abrazaron largo rato, hasta que la primer estrella apareció en el cielo y Udayán comenzó a alejarse en las suaves olas diciendo:¡hasta siempre Dracco, hasta siempre!
- ¡Hasta siempre! –respondió el capitán– ¡hasta siempre Udayán!
Lejos de aquí y lejos de allá, justo a la mitad, en el ombligo del mundo se puede escuchar a Draco cantar así “que mil rayos de Luna se infiltren en tus ojos y no te dejen perder en la oscuridad, que la Luna abrace las olas por las cuales habrás de viajar y que te traiga a salvo de regreso al hogar “ la canta para guiar y protejer a las nuevas tortugas, pero también para recordar que él y su amigo, la tortuga Udayán, siempre van a estar juntos en el cálido y eterno hogar que el capitán Draco tiene por corazón.


jueves, 9 de septiembre de 2010

EL REGALO DEL MAR


EL REGALO DEL MAR


Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

En medio del mar mediterráneo existe una pequeña isla llamada Agios Georgios, en donde cada tarde se pueden escuchar los cánticos de los viejos marineros y pescadores que regresan a sus casas. En una de ésas casitas de tejas rojas y paredes blancas marcadas por la brisa marina, vive un viejo pescador llamado Andraki, junto con su nietecita Lena; ambos salen muy temprano cada mañana a pescar y cuando logran hacerlo en abundancia venden su preciado cargamento en los mercados de las islas cercanas, y celebran tomando té y pastelitos en un café a la orilla del mar; mientras contemplan como el cielo lentamente se tiñe de Índigo y despiertan poco a poco las soñolientas estrellas que cada noche deben guiar a casa a marineros, pescadores y exploradores por igual.
Ocurrió pues, que un día los peces comenzaron a escasear y una mañana unos golpes se dejaron escuchar en la puerta del viejo Andraki PUM, PUM PUM –se escuchaba– .
- Voy, ya voy –decía el viejo– ya voy, calma que va a tirar la puerta.
- ¡Abra en este mismo instante o tiro la casa señor Andraki! –era la voz del señor Malastrakus, el banquero del pueblo, que era bien conocido por su corpulenta figura, terrible carácter, y que, de no ser porque siempre usaba traje y corbata, cualquiera hubiera pensado que era un toro de lidia– .
- ¡Ah, buenos días señor Malastrakus! –dijo Andraki–
- ¡buenos nada! ¡vine a exigirle mi dinero! ¡ya se ha retrasado varias semanas en sus pagos!
- Lo sé señor Malastrakus ... verá, lo que sucede es que la pesca ha estado muy escasa, pero si me da un par de semanas más yo sé que podré darle un pago.
- ¡Un pago! –gruñó el banquero– ¡pero si ya me debe dos! ¡ya no puedo esperar más! ¡o me da mi dinero este fin de semana señor Andraki o mejor va sacando sus cachivaches porque le quitaré la casa y el bote!
- Pero ... pero –titubeó el viejo–
- ¡Nada! –gritó Malastrakus– ¡o me paga, o lo pongo de patitas en la calle! ¡tiene hasta este fin de semana señor Andraki! ¡hasta este fin de semana!

Desde otra habitación, la pequeña Lena escuchaba todo lo que sucedía y se hechó a llorar, pero en aquel momento saltó a su cama un hermoso gatito atigrado que comenzó a ronronearle.
¡Lambis, que bueno que viniste a verme! –decía la niña – porque estoy muy triste.
Lambis visitaba constantemente la casa del viejo Andraki pues se había hecho amigo de Lena desde el día en que ella lo había salvado de ahogarse en la playa una noche de tormenta, a Lambis le encanta escuchar los cuentos de los pescadores y disfruta como nadie tomando el sol en el muelle mientras la brisa juega con sus desalineados bigotes; también adora el sonido que hace sobre el piso el brillante tazón de cerámica que Lena dispuso para servirle leche o sopa de champiñones que le encanta tomar especialmente en días nublados; Lambis es el mejor amigo de Lena, y por eso ella le contó lo sucedido aquella mañana.
Después de que el gato escuchó la terrible historia de sus amigos deseaba ayudarlos, así que se fue al muelle y esperó a que los pescadores levantaran sus redes y anclaran sus botes, y, cuando todo quedó en calma, el pequeño Lambis subió a una de las lanchas y comenzó a cantar así :brisa marinera, brisa de niebla y sal escucha a las vanidosas nubes que quieren la belleza de la madre luna opacar, llévalas contigo a otros cielos a danzar y deja que mi luna tome en sus brazos al mar para que un tierno beso ella le pueda dar.
En segundos, una docena de peces salió a la superficie diciendo: ¿quién canta esa hermosa canción? ¿quién sabe ésas palabras secretas que nos llaman a la superficie?
- Fui yo –dijo Lambis–
- ¡Oh pero tú eres un gato! –exclamaron al unísono los peces– ¡tú lo que quieres es comernos!
- ¡No, no! yo lo que quiero es su ayuda
- ¿Ayuda para qué? –preguntaron ansiosos los peces–
- Para mis amigos, necesito saber porqué es tan escasa la pesca.
- Lo que sucede gato –comenzó a explicar un pequeño tiburón– es que estas aguas ya no son tranquilas para tener nuestros bebés, ahora debemos mares muy lejanos, y no habrá peces hasta el otoño.
- ¡Eso no puede ser! –exclamaba el gato, y entonces comenzó a contarles la historia del viejo Andraki y cómo perderían su casa si no reunían el dinero de Malastrakus; cuando terminó de contarles el triste relato ya se habían reunido en la superficie cientos de criaturas marinas, desde pequeños pececillos multicolores hasta enormes calamares y diminutos crustáceos que escuchaban atentos cada palabra que salía de la boca del gato; todas aquellas criaturas se habían conmovido mucho al escuchar la historia, y se sorprendieron aún más al darse cuenta de que el gatito estaba llorando– .
- Mira gato –dijo el tiburón– si prometes venir cada noche a cantar como lo hiciste hoy, te daremos a cambio unas cuantas de las más finas perlas nunca antes vistas, pero si vuelves pasado mañana, antes del amanecer y entonas la canción favorita del mar, tendrás un inmenso tesoro.
- ¿Eso es todo? –dijo Lambis– ¡está bien, trato hecho!
- Muy bien, ahora vete y procura regresar antes del amanecer.
Lambis regresó al muelle y se puso a recorrer las antiguas callejuelas del lugar, entrando en tabernas y escuchando cada relato, cada canción que cantaban los marineros y pescadores; pero nada, no había nada acerca de la canción favorita del mar.
Ya entrada la mañana se dirigía a la casa del viejo Andraki; cuando de repente escuchó un estruendo en un callejón detrás del mercado.
- Disculpa –decía el gatito– ¿puedo ayudarle? –entre enormes botes metálicos de basura y cajas de cartón se encontraba un gran gato blanco–
- ¿Eh? –murmuraba el gran gato– ¿quién anda ahí?
- Mi nombre es Lambis señor, ¿necesita ayuda?
- ¡Oh bueno! –gritaba el gato– debes hablar más fuerte, soy un poco sordo, mi nombre es Polonius ... oh ... no ... espera ... ése es el nombre de mi amo, yo me llamo Cúmulo ... ya que estás aquí ¿te importaría ayudarme a buscar comida? Mi amo es ciego y yo soy todo lo que tiene.
- No te preocupes Cúmulo, yo tengo un buen amigo en el mercado y estoy seguro de que nos dará un par de jugosos filetes, acompáñame y lo verás.
Los dos gatos entraron al mercado y se detuvieron frente al puesto más grande y vistoso, e instantáneamente el joven que atendía el lugar levantó a Lambis diciendo: ¡ah gatito aventurero! ¿dónde te habías metido? Yo pensaba que tal ves te habías embarcado en alguno de los buques y que estarías ya surcando los siete mares ,me da gusto que vengas a visitarme ¡oh veo que tienes un nuevo amigo! Hmmm déjame adivinar, quieren algo rico de comer ¿no? pues han venido al lugar correcto anda, escoge lo que desees y no olvides venir a verme pronto minino.
Lambis agradeció al joven lamiendo su mejilla con su rasposa lengua y saltó para escoger un par de enorme filetes de ternera, queso, pan y miel.
- Si hay algo que mi amo y yo podamos hacer por ti Lambis –decía Cúmulo– no dudes en pedirlo.
- De hecho –interrumpió Lambis– tal vez pueda ayudarme, necesito saber cual es la canción favorita del mar.
- Entonces debes venir conmigo; mi amo, el gran Polonius fue un afamado marinero que recorrió por mar todo el mundo, y sabe cientos de canciones y leyendas, si alguien conoce esa canción es él, puedes creerme, además mi amo en uno de sus tantos viajes por tierras exóticas, recibió un regalo de un antiguo jefe de una tribu, es un amuleto con el que puede entender a los animales, así que no hay duda de que él te comprenderá –ambos gatos recorrieron un par de calles hasta llegar a una casita muy humilde– .
- Aquí es –decía Cúmulo mientras comenzaba a maullar– ¡amo, amo! ¡ya llegué y traje muchas cosas! –cerca de la ventana se encontraba el gran Polonius escuchando las olas del mar–
- ¡Oh! Mi buen Cúmulo, que bueno que estás en casa, pero dime ¿cómo conseguiste toda la comida?
- Verá amo, me la dio Lambis, es mi nuevo amigo.
- ¡Ah bendito seas gatito! ¡que los dioses te colmen de dicha! Te ruego nos acompañes.
- Amo –interrumpió Cúmulo– debemos ayudar a Lambis, él necesita saber cual es la canción favorita del mar.
- ¿Es cierto eso Lambis?
- Así es señor –y el gato contó su larga historia a Polonius, y él le habló de cientos de miles de canciones pero nunca había escuchado de la canción favorita del mar; así que pasaron toda la noche recordando y cantando canciones sin éxito alguno, hasta que un par de horas antes del amanecer Lambis tuvo una idea; le pidió a Cúmulo y al gran Polonius que fueran a buscar al viejo Andraki y a Lena y que los llevaran al muelle. Los nuevos amigos aún sin comprender el plan obedecieron– .
Mientras tanto Lambis corrió a la playa subió al faro y comenzó a entonar esta canción “estrella del norte comienza a brillar, llama a los ángeles que detrás tuyo están ,ángeles boreales por hoy, sólo por hoy regaladme el polvo que cae de sus alas, hagan que el agua sea el espejo de la noche y que de sus mil bendiciones mis amigos sean coronados”.
En aquel momento comenzó a caer una llovizna ligera y con ella miles de centellas cayeron suaves en el agua, entonces Lambis bajó al muelle donde ya lo esperaban sus amigos y todos subieron a un bote haciéndose a la mar, de repente, miles de peces se dejaron ver y el pequeño tiburón le preguntó a Lambis si ya tenía la canción, entonces los amigos se miraron entre sí y cada cual comenzó a cantar una frase de esta manera “sólo éramos cinco espíritus solitarios, cinco corazones incompletos, cinco vidas a la deriva, pero el cielo quiso que a través del mar nos uniéramos y completáramos un destino por las místicas estrellas ya escrito; ahora sabemos que juntos somos cinco almas gemelas, cinco amigos contra cualquier cosa que nos niegue lo que somos, ahora convertidos en una sólida roca en la cual se rompen las olas del mar; regalo más grande no puede haber que el sabernos juntos hasta el fin de los tiempos “.
- Sé que no es la canción que nos pedían –explicó Lambis– pero se las hemos ofrecido desde lo más profundo de nuestros corazones.
- No te preocupes gato –decía el tiburón– no sólo han interpretado una hermosa canción, además nos has regalado todas estas centellas que yacen en el agua; las cuales guardaremos como nuestro más preciado tesoro; ahora, aquí tienen su recompensa.

Entonces una gigantesca ostra emergió de entre las aguas y el tiburón dijo: súbanla a su bote les hemos prometido un gran tesoro y aquí está, ahora vayan a casa y no olviden venir a cantarnos algo de vez en cuando.
Los amigos llevaron su ostra a la playa y al abrirla descubrieron la más hermosa, gigante, perfecta y resplandeciente perla que hubieran visto, la sacaron y para su sorpresa, debajo de la inmensa perla había un viejo cofre dentro del cual hallaron otro inmenso tesoro con el que el viejo Andraki saldó su deuda con el señor Malastrakus y después compraron una enorme casa en la parte mas hermosa de la playa donde ahora viven juntos Lambis, Lena, el viejo Andraki, Cúmulo y el gran Polonius y cada atardecer se les puede observar adentrarse en las suaves olas para contarle cuentos y canciones a sus amigos del mar.














martes, 3 de agosto de 2010

PLEGARIA DE UN AVE




PLEGARIA DE UN AVE

autor : Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

A los cielos le pido poder ser libre ... libre como hasta ahora lo he sido.

Al viento le pido que fortalezca mis alas, que las abraze con fuerza y nunca las deje ir.

Al Sol yo le pido que toque mi rostro mientras entono mi canto, que siempre me mire como lo miro yo, que toque con su gentil candor mi pecho pequeño, pero colmado de orgullo por vestir un plumaje tan dorado como el mismo Sol.

A las estrellas les pido que guarden mis sueños, que me muestren nuevos caminos, que me lleven a aquellos horizontes lejanos ... aquellos que todos creen imaginarios.

Al mundo le digo: ¡quiero ser libre! ¡libre como gota de lluvia cayendo al vacío! ¡libre como una hoja viajando en el otoño! ¡quiero ser libre como todas las olas del mar! ¡libre para acariciar el rostro de la Luna y con todas las nubes viajar!

A todos los árboles les pido que sean mi hogar, que en su suave follaje encuentre paz, que seamos amigos de aquí a la eternidad.

Sólo soy un ave pero se muy bien lo que quiero yo ... ¡quiero ser libre para llenarme el pecho del delicado perfume de la hierba fresca, y de la sutil fragancia que desprende la nevada punta de una montaña!
¡quiero ser libre para guardar en mis ojos los destellos del sol sobre el agua en una tarde de verano, e imitar la voz de un río que canta luego de una noche de lluvia intensa!

A todos los cielos, a todos los dioses, les rueco yo, que los hombres entiendan mi canto, que lo lleven en sus labios, que lo entonen a diario.

A todos los cielos, a todos los dioses, les ruego yo, que los hombres puedan ver el mundo como lo hago yo.

jueves, 15 de julio de 2010

¿SÓLO UN ÁRBOL?


Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14






Para El Mago Tito ... tus lecciones, tu magia, tu vida, continúan en el corazón de quienes te conocimos ... ideo fugit a te omnia obscuritas

Todas las mañanas se le podía ver caminando entre los árboles, sentado a su lado meditando y hasta abrazándolos, obviamente todos pensaban que estaba loquito ¿quién en su sano juicio se la vivía abrazando árboles? ¡y sobre todo tan temprano! Pero eso no era todo, los fines de semana aquel hombre los pasaba plantando más árboles, podando ramitas secas, abonándolos y regándolos, sobre todo cuando hacía mucho calor.
Nadie sabía su nombre, pero siempre tenía un saludo cordial y una sonrisa para todos, y los niños comenzaron a llamarlo Don árbol; cosa que no le molestaba ... y, de hecho, sí tenía cierto parecido con un árbol, su encrespada melena semejaba el tupido follaje de un ficcus en primavera, sus brazos eran tan largos y fuertes como las ramas de un roble, sus pies enormes y firmes eran igual a las raíces de un fresno y era tan alto como un eucalipto ... bueno, quizá no tanto, pero definitivamente era alto, y como siempre usaba una túnica verde con capucha encima de sus desgastados jeans y camiseta verdaderamente parecía un árbol más del bosque.

- ¡Qué tipo tan más chiflado! –decía burlonamente Pecorino, uno de los tantos pequeños que observaba a Don árbol mientras se dirigía a la escuela–
- ¡Pecorino! –le reprendía su madre– ¿en dónde es que has aprendido a ser tan grosero? Ése señor hace algo muy bueno por todos nosotros y debemos estar muy agradecidos con él .
- Pero mami ¿de qué hablas? ¿hay que estar agradecidos con ése orate sólo porque se la pasa abrazando árboles? A mí me parece una pérdida de tiempo ...
- ¡Basta ya! Quizá aprendas algo pasando un tiempo con él.
- ¡Eso si que no! ¡no me vas a obligar a ayudar a ése tipo!
- Pecorino, no juzgues a las personas sin conocerlas, tú no sabes lo que podrías aprender.
Cuando Pecorino llegó a la escuela lo primero que hizo fue quejarse amargamente con Lily, su mejor amiga.
- ¡Ay Lily! –decía el pequeño– no vas a creer lo que mi mamá me va a obligar a hacer!
- ¿Por fin te vas a bañar todos los días?
- ¡Lily esto es serio! ¡voy a tener que pasar el fin de semana ayudando al desquiciado de Don árbol!
- ¿Y eso que tiene de malo?
- ¿¡Lily tú también!?
- Mira mi querido Pecorino, puede que Don árbol sea algo ... peculiar, pero no creo que sea malo ... la gente dice que en realidad es un mago.
- ¿Qué mago va a ser? Si acaso será un payaso.
- Para que veas lo buena amiga que soy ¡yo te acompaño!
- ¿De verdad?
- ¡Claro! Si yo no soy una gallina como tú.

El sábado muy temprano la mamá de Pecorino los llevó al bosque y los chicos caminaron un par de minutos hasta que por fin se toparon con él, quien como de costumbre, estaba bien abrazado a un enorme roble.
- ¿Disculpe ...? –decía tímido Pecorino–
- ¿Si? –respondió curioso Don árbol–
- Buenos ... días ... hmmm ...hmmmm ...
- ¡Buenos días Don árbol! –interrumpió la pequeña– yo me llamo Lily y éste es mi mejor amigo Pecorino y nos ha mandado su mamá a ver en que podíamos ayudarle.
- ¡Ah! ¡qué espléndido, dos ayudantes! Bien, muy bien, hoy hay mucho que hacer.
Mientras Don árbol y Lily se disponían a sujetar los pequeños arbolitos a largas varas para que no se quebraran Pecorino se sentó cómodamente en la suave hierba a jugar con su video juego portátil ... pasó una hora y luego otra y él seguía absorto avanzando nivel tras nivel venciendo a sus enemigos con el ultra hipermegacombo de súper energía púrpura recargada; y cuando finalmente se cansó sacó su teléfono móvil y se puso a escuchar música y mandar mensajitos a sus amigos ... pasó una hora y luego otra ... y cuando finalmente se cansó tomó su mochila y sacó su reluciente computadora portátil con conexión megasónica integrada a la red con banda súper ancha para navegar abajito de la velocidad de la luz ... pasó una hora y luego otra, el sol ya comenzaba a ponerse y todo iba quedando en penumbras; así que Don árbol y Lily hicieron una fogata, montaron sus tiendas de campaña y comenzaron a preparar la cena, el aromático vapor de una sopa de hongos silvestres sacó a Pecorino de lo que parecía ser un profundo trance hipnótico, sus dedos por fin dejaron de teclear y dando un bostezo digno de un oso grizly después de invernar dijo : ¡yom! ¡por fin la cena! ¡me muero de hambre!
- ¡Pecorino eres un cínico! –reprendió Lily– ¡no nos ayudaste en todo el día y encima quieres devorar lo que preparamos con tanto esfuerzo!
- No exageres Lily –decía el pequeño– yo sólo los vi jugando en el lodo
- ¡Claro que no! sembramos docenas de árboles salvamos unos nidos que estaban apunto de caer, Don árbol me enseñó a detectar los árboles que están enfermos y también a contar su edad y ...
- Lily –interrumpió Don árbol– creo que a tu amigo no le importa lo que hacemos ... ¿verdad Pecorino?
- No se ofenda Don ... oiga ¿usted no tiene un nombre normal?
- ¿Normal? ... ¿como Pecorino? Prefiero llamarme árbol, pero sí tengo uno, mi nombre es Tito, mago Tito a tu servicio.
- ¡Entonces es cierto que usted es mago! –gritó entusiasmada Lily–
- Si, pero yo no saco conejitos de sombreros ni nada de eso, mi magia consiste en escuchar a la Tierra y ayudarla ...
- Yo no entiendo Don mago –decía el niño mientras devoraba un plato de sopa– los árboles no sienten, sólo son cosas que están ahí inmóviles, son inútiles, yo no perdería el tiempo con este montón de palos ...
Con un dejo de tristeza el mago se incorporó, recogió los trastos, echó más varitas a la fogata, y sirviéndose una taza de humeante café dijo: ya es tarde Pecorino ve a dormir, mañana temprano te llevaré a tu casa ... y dulces sueños Lily, mi dulce asistente ... eres tan encantadora como un hermoso elfo. Entonces la niña corrió a darle un abrazo al mago y se fue a dormir soñando con las historias que le había dicho sobre los guardianes que vigilaban los bosques y las hadas que habitaban en los capullos de flores .

Unos minutos después de la media noche el mago entró a la tienda de Pecorino, puso sus manos sobre su frente y pecho y susurró lo siguiente : “¡por agua tierra aire y fuego que entre en este pequeño el aliento del bosque, de cabeza a pies y de pies a cabeza que sienta y viva como una corteza!” y habiendo dicho eso se fue a dormir tranquilamente.
Algunas horas después Pecorino comenzó a sentir mucho frío e intentó incorporarse para buscar su abrigo, pero por más que quiso no pudo, entonces, asustado, abrió los ojos y se dio cuenta de que ya no estaba dentro de la casa de campaña sino afuera, podía ver a Lily dormir como un lirón y al mago roncando cerca de la fogata, y quiso hablar, pero el único sonido que pudo emitir fue un crujir grave, igual al que hacían las ramas del bosque, entonces con mucho cuidado se miró y aterrado notó que su cuerpecito de niño había cambiado, ahora era un enorme tronco de roble con las raíces tan profundas que podía sentir como las rozaban las aguas de un antiguo río oculto, y sintió un cosquilleo que lo hacía estremecerse un poquito, era una familia de pajaritos, cuyos polluelos aleteaban con todas sus fuerzas para aprender a volar, y por primera vez en mucho tiempo Pecorino contempló un amanecer, vio el cielo teñirse de rosa, naranja y amarillo y pudo sentir como los rayos del sol rozaban sus hojas más altas, se sentía bien aquel calor que era como el abrazo de un viejo amigo, era un saludo que le daba la bienvenida a otro día.
Y Pecorino escuchó entonces la voz del viento que les contaba historias de sus viajes a las flores que al escucharlo abrían sus pétalos para sonreírle; el pequeño estaba sorprendido, nada en aquel bosque estaba inanimado, todo tenía vida y voz, todo era hermoso y tranquilo ... pero de repente se escuchó un sonido aturdidor, eran grandes camiones de carga y hombres con gigantescas herramientas, y uno de ellos se le acercó a Pecorino y con una lata de pintura le marcó un horrible tache encima y dijo que aquella tarde lo derribarían ... derribarían todo para convertir aquel lugar en un moderno estacionamiento. Entonces Pecorino quiso gritar, decir que estaba vivo, que le dolía lo que aquellos hombres hacían, que sentía miedo y odiaba que le arrancaran las ramas, quería defenderse .. quiso llorar y gritar, pero nadie lo escuchaba.
- ¡No me corten!-gritaba Pecorino- ¡estoy vivo! ¡soy un árbol pero siento! ¡no me corten! ¡no hago ningún daño! ¡no me corten! ¡yo no quiero! ...
- ¡Pecorino despierta! –gritó Lily– tienes una pesadilla.
- ¡No me corten! ... ¿era un sueño? ¡estaba soñando! – entonces el niño salió corriendo a abrazar al primer árbol que se encontró, lo abrazó con todas sus fuerzas prometiendo que los iba a cuidar–
- Pecorino –dijo el mago– ¿qué se siente ser sólo un árbol?
- ¿Fue usted quién me hizo soñar eso? ¡de verdad es un mago!
- Tenías que entender mi pequeño amigo, que los árboles también son seres vivos, que sienten y que nos dan mucho a cambio de muy poco, nos ofrecen sus frutos, limpian nuestro aire, nos comparten de su agua nos dan sombra y siempre están dispuestos a escucharnos, tenías que entender que tenemos que cuidar a aquellos que no se pueden defender y hablar por aquellos que no tienen voz.
- Siento mucho haber sido tan grosero con usted Don mago, digo Don árbol, digo mago Tito.
- Don árbol está bien Pecorino.
- Le prometo que vendré ayudarle cada vez que pueda.
- ¡Y yo! –decía Lily–
- ¡Pues esto hay que celebrarlo!
Desde ése día se puede ver a mucha más gente en los parques y bosques abrazando los árboles ... porque ¿a quién no le gusta recibir el abrazo de un buen amigo?

miércoles, 30 de junio de 2010

UNA ENORME RESPONSABILIDAD


UNA ENORME RESPONSABILIDAD.
Autor Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Dicen que para resolver los problemas, el primer paso es admitir que se tiene uno ... pues yo soy Lirón (sí, ése es mi nombre, pero no es el mayor de mis problemas) y admito que tengo un problema, el segundo paso es hablar de ello, así que ésta es mi historia:
Todo comenzó cuando tenía cuatro años y ví en televisión un programa de competencias caninas, por supuesto quedé fascinado y al instante le pedí a mis padres que me compraran un cahorrito, sin embargo, al vivir en un diminuto apartamento mis padres me lo negaron alegando que no había espacio, que yo era muy pequeño para sacarlo a caminar, que ellos no tenían tiempo, y claro, la frase que todo padre digno de llamarse padre usa: “es una enorme responsabilidad”; así que decidí pedirles algo más pequeño, un gatito, a lo cual me respondieron con la misma cantaleta agregando que los gatos no son muy buenas mascotas porque son muy huraños; entonces pensé bajar un poco más mis expectativas y pedí un hamster, desde luego que mi madre se horrorizó tanto con la simple idea de tener un roedor en la casa que de inmediato se trepó a una silla, se aferró a su falda y comenzó a gritar “¡un hamster no!”.
Yo seguía intentando y les rogué que me dejaran tener un par de pececitos dorados, pensé que ya los tenía asegurados pero mis padres me miraron de pies a cabeza y me dieron un rotundo ¡NO! A lo que respondí indignado con un muy buen dicurso, les dije que los peces no ocupaban mucho espacio, ni había que sacarlos a pasear, que tampoco comían mucho y que no ensuciaban, no hacían ruido, eran bonitos, no morderían los muebles y que no asustarían a mamá. Y su respuesta fué : “¡pues por éso! ¡los peces no hacen nada ¿cómo vas a tener unas mascotas tan aburridas?” .
Debo admitir que ésa respuesta nunca me la esperé, y que por ser tan originales y tramposos, mis padres habian ganado la batalla ... pero no la guerra.
Ante tal escenario no me quedaba más que acatar sus órdenes ... o jugar mi último as bajo la manga.
Así comenzó mi obsesión por tener mascotas; primero fueron unas cuantas hormiguitas que alimentaba en el alféizar de la ventana, pero luego de unos días fueron llegando más y más y más, hasta que el apartamento completo se convirtió en un hormiguero gigante y tuvimos que irnos a un hotel mientras fumigaban el lugar, porque además nos dijeron que entre tanta hormiga había unas caníbales de raza africana sumamente peligrosas ... ¿cómo llegaron hasta el apartamento hormigas africanas? Aún no lo sé. Con éso debió bastarme para darme cuenta de que tener mascotas no era lo mío ... ¡ah pero no! Yo estaba terco conque encontraría una mascota digna de mí.
Después de aquel día todo fue de mal en peor, porque cuando me encontré un ratoncito ... o lo que parecía serlo, cerca de una alcantarilla, se me ocurrió llevarlo a escondidas a casa, pero al pasar de los días el ratoncito fue creciendo y creciendo hasta que un día al volver de la escuela mis padres me veían con ojos de furia cuando tuvieron que llamar a los cuidadores del zoológico para que se llevaran a mi ratón, que había resultado ser un canguro y que le había quebrado en tres partes la nariz a mi papá con tremenda patada cuando quizo entrar a mi habitación.
Después de dejar pasar un tiempo luego del desafortunado incidente, volví a las andadas, aunque ésa vez fue por pura suerte ... mala suerte, porque al estar caminando por el parque me topé con un chico muy peculiar, con el cabello de colores y bien puntiagudo, gafas oscuras y pantalones de cuero, una camiseta agujerada y una chaqueta toda vieja y apestosa sobre la cual cargaba una guitarra electrica muy bien cuidada.
- oye niño-me dijo el extraño chico- ¿no podrías quedarte con mi gato? Es que me voy de gira y ya no podré cuidarlo, quisiera que encontrara un hogar en el que sea querido.
- ¡Seguro!-respondí más rápido que un rayo- ... pero ¿si es un gato verdad? Digo no es un cahorro de tigre o de león o alguna cosa rara o sí?
- No, sólo es un gatito común y corriente. ¡Ah! se llama aullido, le gusta escuchar música y por favor ve que no le falte su leche ...
- ¡Claro!-dije de lo más contento mientras me enfilaba a casa para cuidar al gato.
Desde que el chico me dijo el nombre del animal debí sospechar que algo raro pasaba ¿qué clase de gato se llama “aullido”?
Llegué a casa y muy cuidadosamente oculté al gato, y cuando mis padres se durmieron lo solté en mi habitación, el minino estuvo explorando un rato y cuando se se cansó se encaramó sobre el monitor de mi computadora y se quedó profundamente dormido, yo no dejaba de admirarlo y ya soñaba en que sería mi mejor amigo por largos años, y con ése pensamiento me fuí a dormir tranquilo; pero justo a las dos de la mañana el condenado gato me dejó saber porqué se llamaba aullido, se me trepó encima y comenzó su extenso repertorio de alaridos, aullaba como si lo estuvieran torturando, jamás antes había escuchado de un gato que aullara pero ahí lo tenía, lo cargué, lo acaricié para tratar de calmarlo y sólo empeoré las cosas, pues con cada segundo sus aullidos se hacían más fuertes y agudos, entonces pensé que debía tener hambre y corrí a la cocina a buscar leche, pero justo cuando tenía la botella en las manos mis padres se despertaron al escuchar al loco gato, y antes de que pudieran interrogarme o yo defenderme, el gato lanzó tal aullido que todos los cristales del edificio estallaron en mil pedacitos, aterrando a todos los vecinos, activando todas las alarmas de los autos y atrayendo a cientos de policías a mi casa.
Claro que no opuse resistencia cuando el ejército vino por el gato para ponerlo en un entrenamiento militar y usarlo como un arma aturdidora.
Sé que ahí debí aprender mi lección y quedarme en paz ... ¡y por un tiempo lo hize! Pero cierto día fuimos de excursión a unas cuevas y escalando unas rocas encontré un pequeño huevo, por más que busqué no encontré el nido y se me hizo fácil llevarlo a casa, lo puse en una cajita y por días lo mantuve abrigado usando una lámpara, las semanas pasaron y el huevo seguía igual, pero seguí cuidándolo de todas formas, al llegar de la escuela me gustaba contarle de mi día y sé que suena tonto, pero pienso que me escuchaba; resulta que una tarde el cascarón comenzó a quebrarse y algo emergió de él ... sólo que no era un ave, tenía alas, pero parecía una especie de lagartija, como no sabía que era me dirigí a la biblioteca, y luego de varias horas y docenas de libros llegué a la conclusión de que mi extraño amiguito ¡era nada más y nada menos que un auténtico y genuino dragón! Tenía un par de alas muy flexibles, brillantes y duras escamas, garras, colmillos, cola y con el paso de los días parecía que intentaba escupir fuego, de inmediato busqué toda la información que pude acerca de los dragones y me enteré de que adoran guardar objetos, sobre todo si son brillantes, y están obsesionados con comer rocas, que según creo las usan para poder escupir fuego. Como podrán imaginarse yo no sabía que hacer, por un lado sabía que no podría cuidar de un dragón en mi habitación y por otro ... ¡era mi amigo! Así que decidí cuidarlo lo mejor que pude hasta que ya no tuviera más remedio que decirle a mis padres.
Junté cientos de rocas y las forré con papel aluminio y otras las pinté con colores metálicos para que mi dragón,que porcierto llamé Dorito, se mantuviera entretenido mientras yo iba a la escuela, pero con el paso de las semanas Dorito notó que aquellas rocas no eran un verdadero tesoro y una mañana cuando la casa estaba vacía se le hizo fácil meterse al guardarropa de mamá y tragarse todas sus joyas. Pero éso no fué todo, también su apetito se incrementaba y los emparedados de jamón y queso o jalea y crema de maní que le daba ya no le eran suficientes, así que también se comió todo lo que había en la despensa y el refrigerador ... ¡se tragó el refrigerador completo! ¡con cubitos de hielo y todo! Y también un buen trozo de las paredes de la casa, que además resultaron ser de la piedra exacta que Dorito necesitaba para escupir bocanadas de fuego ... y como nunca antes lo habia hecho no pudo controlarse y chamuscó todo el apartamento, ése día cuando iba saliendo de la escuela y ví los camiones de bomberos ir a toda prisa por la calle supe sin ninguna duda que se dirigían a mi casa;así que con más miedo que otra cosa corrí hacia allá para encontrar a los bomberos y mis vecinos completamente boquiabiertos mirando a través del boquete en los muros cómo mi dragón se disponía a sentarse en el sofá a ver televisión como lo hacíamos todas las tardes.
- ¡Que alguien llame a la guardia nacional!-gritó una señora-
- ¡No!-dije yo a todo pulmón-¡Dorito no es malo! Sólo es un bebé dragón ...
Cuando Dorito escuchó mi voz se alegró tanto que salió volando a toda prisa para encontrarme sin darse cuenta que en su desenfrenada carrera volteó el camión de bomberos, abrió otros dos enormes boquetes en el edificio,aplastó los autos de mis vecinos y nos chamuscó a todos un poquito dejándonos sin cejas.
Como ya podrán imaginarse la ciudad entera, incluyendo a mis padres estaban sumamente furiosos conmigo y con Dorito, claro está, y aunque el dragón sigue siendo mi amigo ahora vive en el campus de la universidad, donde puede volar a sus anchas y es vigilado por los mejores y más reconocidos científicos ... y yo ... pues tengo que trabajar todos los fines de semana vendiendo las hamburguesas al carbón que prepara Dorito para poder reparar todos los daños que causó, causa y muy seguramente seguirá causando.
Que mi historia sirva de lección para todos aquellos niños que se empeñan en no escuchar los sabios consejos de sus padres; porque sin duda alguna tener una mascota ¡es una enorme responsabilidad! No importa si estamos hablando de unos pececitos, un gato o un perrito ... y mucho menos de un dragón que apenas está aprendiendo a ser dragón.
Yo soy Lirón, sí, ya sé ... pero ése no es mi mayor problema ¡porque mi mascota es un dragón!

lunes, 21 de junio de 2010

MIRA LA LUNA


MIRA LA LUNA
Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Cuando la oscuridad parezca cubrir las estrellas, mira la Luna y ella llenará tus manos de dulces luciérnagas.
Cuando tengas hambre de verdad y sed de belleza, mira la Luna, ella te contará todas las historias que la rodean.
Cuando muchos caminos se presenten frente a tí, y no sepas cual elegir, mira la Luna, ella calmará tu interior con su suave voz e iluminará tus ojos para que veas más allá de la neblina y más allá de los destellos de mil atardeceres.
Si un día el miedo invadiera tu corazón, sólo mira la Luna, porque ella te mira, ella te abraza, te besa y te guía ... y si de verdad te sintieras solo, muy solo, mira la Luna que estaré mirando yo, y bajo su luz estaremos juntos ...tú la Luna, y yo.

martes, 15 de junio de 2010

EL PINTOR


EL PINTOR
Autor: Elizabeth Segoviano
Todos los derechos reservados SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

(dedicado a Elizabeth Quezada, por ser no sólo una gran artista, sino una estrella deslumbrante en el cielo de todos los que tenemos el honor de conocerla)

Las bulliciosas calles de San Rzptikutnik eran igual a cualquier bulliciosa calle de cualquier otra ciudad, la gente iba y venía con prisa, enormes edificios se levantaban por encima de las nubes y miles de autos zumbaban igual que abejas en su panal; sin embargo algo era muy peculiar en San Rzptikutnik, porque todo estaba pintado en blanco y negro, lo cual hacía que la ciudad pareciera un gigantesco juego de dominó, incluso las personas sólo vestían de blanco o negro, y aunque se veían contentos, rara vez alguien sonreía, jamás se escuchaban risas, ni en los cines ni en los teatros ... ¡ni siquiera en las escuelas a la hora del recreo! Si bien era cierto que los San Rzptikutenses eran gente muy educada y amable, nunca se les veía realmente felices, ni siquiera en los programas de televisión, que por cierto, también eran en blanco y negro, nada en San Rzptikutnik tenía color, y algo aún más extraño era que el cielo que cubría la ciudad siempre estaba poblado de inmensas nubes blancas que no dejaban pasar la amarilla y cálida luz del sol, pues todo se veía iluminado por una luz un tanto pálida y blanquecina.
Todo aquello le parecía verdaderamente increíble a Vin-Van Brush, un joven pintor que había quedado varado en San Rzptikutnik por mera casualidad, cuando el tren en el que viajaba se descompuso, sin embargo nuestro joven amigo pensaba que todo lo que ocurría tenía un motivo mucho más grande y profundo, razón por la cual decidió bajar su equipaje y a su fiel gatito llamado kitchen dispuesto a recorrer la extravagante ciudad de San Rzptikutnik.
A medida que avanzaba por las calles, Vin-Van Brush notó que las personas se le quedaban viendo atónitas, con las bocas totalmente abiertas y lo señalaban como si estuvieran viendo a un extraterrestre; esto asustó un poco a Vin, que pensó que tal vez tendría algún moco colgando de la nariz, por lo que de inmediato sacó un pañuelo y se limpió el rostro, pero esto sólo logró llamar aún más la atención de los San Rzptikutenses quienes comenzaron a rodearlo.
- ¿De dónde sacó eso? –preguntó finalmente un ancianito de largas barbas y brillante bastón–
- ¿Sacar qué? –respondió contrariado el muchacho–
- ¡Eso! –dijeron todos al unísono señalando su pañuelo–
- ¿El pañuelo? ... ¿nunca habían visto un pañuelo?
- Claro que hemos visto pañuelos ... pero ... es que ... no es blanco ... ni negro ... ¿porqué es así?
- ¿Así cómo? ... ¿quieren decir porqué es rojo?
- ¿Qué es rojo? –decían todos los lugareños completamente absortos–
- ¡ROJO NO ES NI BLANCO ... NI NEGRO! –gritó entusiasmado el ancianito–
- ... pues ... si –decía Vin– rojo no es blanco ni negro.
- Y ... su gato –preguntaba otra persona– ¿también es rojo?
- ¿Rojo? ... no, kitchen es amarillo.
- ¿Kitchen? ¿Así se llama su gato?
- Si, así se llama.
- En San Rzptikutnik todos los gatos se llaman bicho o bicha ... según sea el caso.
- Eso es algo extraño –decía Vin–
- ... entonces ¿amarillo no es rojo, ni blanco ni negro?
- Amarillo es otro color, como el azul, verde, violeta, anaranjado, rosa o púrpura ... ¿acaso nunca habían visto colores?
- ¡Nunca! –decía el ancianito– aquí sólo hay blanco y negro.
Entonces Vin-Van Brush sacó de su maletín un montón de dibujos que había hecho en su viaje y se los mostró a la multitud, en ellos había paisajes, flores, animales, gente paseando y otras cosas que Vin había imaginado, las hojas estaban llenas de color y todo mundo se quedó absolutamente impresionado, a todos les había encantado lo que Vin hacía y todos, pero todos querían tener al joven pintor en sus casas como invitado.
Vin no quería herir los sentimientos de nadie y sintiéndose profundamente agradecido con la gente les prometió que pasaría al menos un par de días con cada uno de ellos. Así fue como poco a poco el pintor descubrió que en San Rzptikutnik jamás habían visto un cielo estrellado, tampoco sabían como reir, eran demasiado serios y se dedicaban a administrar empresas, abrir negocios y bancos, a hacer todo tipo de complejos cálculos y nunca, pero de verdad nunca soñaban, sus noches eran tranquilas pero nadie soñaba.
Vin-Van Brush pensaba que aquella gente era muy buena, muy inteligentes y cultos, pero no sabía porqué sus vidas eran así, en blanco y negro.
El pintor quería regalarles algo que los animara, así que en cada visita les obsequiaba sus dibujos y cuadros llenos de color que decoraban las paredes.
El tiempo pasaba y Vin comenzó a extrañar los cálidos rayos del sol y la inspiración de la luna y sobre todo extrañaba las estrellas, también a su familia, y supo que ya era hora de regresar a casa, pero no quería dejar San Rzptikutnik sin haber hecho algo por la gente.
Así que tomó todas sus pinturas y pinceles y se dirigió al centro de la ciudad y comenzó a pintar sobre los blancos muros de los edificios un enorme mural lleno de verdes y amarillos vibrantes que imitaban hermosas plantas, y más lejos pintó un atardecer con cientos de tonos cambiantes, y en otro muro pintó un cielo cargado de estrellas, pintó todas las constelaciones, ahí estaban las Hiadas y Aldebarán, Vega y Orión, la osa menor, las pleyades, Mizar, Aries, Draco y cientos mas, Vin-Van Brush quería regalarle a San Rzptikutnik todos los colores del mundo, todo el brillo, toda la alegría, toda la pasión de la vida, la energía de un arcoiris después de una tormenta, el abrasador calor de un verano refrescado por la brisa del mar, quería darles la alegría y el aroma de las flores, lilas, rosas, margaritas, dalias, girasoles ... ¡todo! El pintor dejaba toda su alma y alegría en cada pincelada, mientras gritaba a todo pulmón : “¡Para pintar el cielo con estrellas hay que vivir con la cabeza en las alturas, la mirada fija en el horizonte, no en el pavimento! ¡para pintar el cielo con estrellas debe uno recordar todo lo que sueña, dejarse llevar de vez en cuando por el viento, no por el paso del tiempo! ¡para pintar el cielo con estrellas, hay que saber encantar a las nubes para que adornen el cielo con sus cambiantes matices, no para que lo cubran con su escala de grises! ¡para pintar el cielo con estrellas, nada más hay que subir allá al firmamento y sentirse libre de crear todo lo que eres capaz de imaginar!”

Con aquellas palabras despertó a toda la ciudad que se apresuró a ver lo que sucedía, y mientras llegaban Vin les entregaba un pincel y les pedía que pintaran una estrella en su mural, una estrella para cada uno, niños, ancianitos, jóvenes, adultos, incluso los bichos y las bichas, todos pintaron una estrella, y, de repente, como por arte de magia las densas nubes que cubrían el cielo de San Rzptikutnik comenzaron a dispersarse abriendo paso al intenso índigo de la noche y a la luna llena que iluminaba los murales y todo cobró vida, las flores, el arco iris, todo lo que Vin había pintado había dejado de ser sólo un dibujo en la pared, se olía la lluvia y las rosas y las estrellas brillaban ¡TODAS! Titilaban, se estremecían como queriendo despegarse de la pared, hasta que lo lograron para irse volando al firmamento.
Desde entonces la vida cambió en San Rzptikutnik, ya no era sólo en blanco y negro, había risas y alegría, había gente que pintaba o escribía, que hacía cálculos y tenía bancos, gente que viajaba o cocinaba ... gente que soñaba y que por primera vez se atrevía a convertir en realidad lo que soñaba ... ésa había sido la magna obra de Vin-Van Brush, un joven pintor que soñaba con regalarle a la gente un trocito de la magia de la vida en cada una de sus pinceladas.

jueves, 10 de junio de 2010

EL NINJA SIN SOMBRA


EL NINJA SIN SOMBRA
Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

(dedicado al ingeniero Gerardo Caamal Ruiz ... por ser simplemente el mejor)

Todos los días era la misma historia; a la hora del recreo nadie, pero absolutamente nadie quería jugar con O´Ren Sin-Ta´lento –es demasiado alto, muy flaco, tiene dos pies izquierdos, y los reflejos de un caracol sin caparazón– eran sólo algunos de los crueles comentarios que O´Ren Sin-Ta´lento tenía que soportar ... era cierto, él no era muy coordinado, era un chico sumamente alto, desgarbado, tímido y siempre tenía la mirada bien fija en el piso, e invariablemente el equipo en el que jugara perdía una y otra vez, no importaba el juego... fútbol, básquetbol, voleibol incluso jugar al escondite era algo prácticamente imposible para O´Ren, pues no había lugar suficientemente grande en el cual se pudiera ocultar, por lo que nuestro amigo prefería pasar el tiempo a solas, pero el destino siempre encuentra alguna forma de llevarnos a donde realmente pertenecemos, y eso fue lo que ocurrió el día en que O´Ren se enteró junto con todos sus compañeros que su colegio había quedado inscrito en una competencia de juegos; al escuchar aquellas noticias sus colegas de inmediato sugirieron que mandaran a O´Ren al colegio rival para que perdieran, o que lo enviaran de vacaciones, que se reportara enfermo o de plano se mudara de ciudad; nuestro amiguito era muy tranquilo y paciente, pero todos tenemos un límite, y O´Ren había llegado al suyo, por lo que decidió demostrarles a todos que no era un debilucho nerd cualquiera ... (bueno, sí era un nerd, pero no era debilucho ... bueno eso también ¡pero no era un cualquiera!)
En cuanto nuestro amigo llegó a casa lo primero que hizo fue dirigirse a su fiel computadora y teclear en el buscador “escuelas de artes marciales” en fracciones de segundos aparecieron cientos de opciones, pero hubo un anuncio que definitivamente había captado su atención : “¿sin fuerza? ¿sin actitud? ¿sin personalidad? ¿sin talento? ... el entrenamiento del maestro ascendido nivel cuatro honorable ninja supremo de la orden del dragón comelotodo gran Matzumoto Te-no´kea te invita a su clase de cortesía”. ¡Eso era todo! ¡O´Ren Sin-Ta´lento no tenía duda de que ésa era la ayuda que necesitaba! Así que de inmediato puso los pies en polvorosa para llegar al gimnasio del maestro Matzumoto Te-no´kea.
Ya caía la noche cuando nuestro muchacho por fin encontró el lugar, pero el edificio estaba en ruinas, y lo que debía ser el gimnasio tenía los cristales rotos y parecía haber sido abandonado hacía largo tiempo, O´Ren suspiró profundamente y dijo: “¡siempre es la misma historia conmigo! ¡nada me sale bien!”. Pero justo en ése momento, de quien sabe donde salió un hombre enfundado en un traje negro que lo único que dejaba al descubierto eran sus brillantes ojos como de gato y le ató a nuestro amigo un arnés, y ... ¡puff! ... salieron volando directo a la azotea del edificio.
O´Ren estaba tan asustado que no podía emitir sonido alguno.
- ¡Te felicito muchacho! Eres muy valiente, otros han venido y no pudieron soportar la prueba del arnés, comenzaron a gritar pidiendo por sus mamis, pero tú ¡ah tu eres diferente!
- N... n ... no... no no no ... no se crea –por fin logró decir O´Ren– si sí quería gritar ... si quería correr ... p... p... pe... pe... pero no ... nomás no pude ... ¿usted es el maestro?
- ¡Soy el maestro ascendido nivel cuatro honorable ninja supremo de la orden del dragón comelotodo gran Matzumoto Te-no´kea!
- ... pues mucho gusto señor ... don dragón traga a lo bestia nivel cuatro de ... ¿como dijo?
- Matzumoto san para ti pequeño O´Ren Sin-Ta´lento.
- ¿Cómo sabe mi nombre?
- ¡Ah un ninja sabe leer la mente!
- ¿y cómo?
- Un ninja es la mente de su rival ... un ninja se convierte en el rival para adivinar sus movimientos, un ninja es ...
- Yo creo –interrumpió nuestro amigo– que esto no es para mi don Matzumoto san.
- ¡JAMÁS INTERRUMPAS A TU MAESTRO! –exclamaba histérico Matzumoto– ¡sólo por eso comenzarás tu entrenamiento hoy mismo!
- Yo no sirvo para estas cosas ...
- Ya estás aquí ¿dime que tienes que perder?
- ... no sé ... ¿mis huesos?
- Los huesos sanan rápidamente pequeño san, pero el alma no, y tu alma ha sido quebrantada muchas veces, tu espíritu está herido ... muchas lagrimas has derramado sobre tu osito todas las noches ...
- ¿Cómo sabe todo eso? ¿quién le dijo?
- Yo puedo ver dentro de ti porque hace mucho tiempo yo era como tú, nadie debe soportar las burlas de la gente, la humillación ... los niños pueden llegar a ser las criaturas más crueles de todas pequeño san, quédate a entrenar, cambia pequeño san, no por ellos ... por ti ... de todas formas ya no tienes nada que perder ... solo te queda ganar.
O´Ren sabía que el maestro Matzumoto tenía razón ... había pasado demasiado tiempo asustado, agachado, ocultándose, y era tiempo de probarse a sí mismo que podía cambiar aquello que no le gustaba; así que esa misma noche comenzó su arduo entrenamiento al lado de Matzumoto, subía y bajaba escaleras, saltaba la cuerda, practicaba los golpes secretos de los ninjas con el muñeco inflable que le dio su maestro, aprendió a escalar muros cual si fuera una araña y, con el paso de los días comenzó a desarrollar una agilidad, equilibrio y velocidad que le daría envidia a cualquier lagartija del desierto.
Tres semanas habían transcurrido, y los juegos en la escuela estaban por iniciarse, el día de la primer competencia se encontraban los padres de O´Ren con todo un equipo de paramédicos que esperaban al niño atentos para ver a que hora se caía, y sus compañeros no se hicieron esperar con las burlas y los empujones, pero O´Ren estaba tranquilo, concentrado, enfocando su energía, visualizando, usando las antiguas y místicas técnicas que le había enseñado su maestro, nuestro amigo ya no era el mismo chico tímido y miedoso ¡NO! luego del arduo entrenamiento, O´Ren Sin-Ta´lento se había convertido en O´Ren Cin-Ta´negra ahora era un experto ninja bien educado en diez diferentes tipos de ataques mortales sin armas, dos diferentes técnicas de desaparición, experto en escaladas, un maestro usando los dardos y el mejor de todos los ninjas aplicando la ultra secreta técnica del nivel cuatro del dragón comelotodo, sabelotodo todoterreno para despistar a sus enemigos.
Y los juegos comenzaron, la primer competencia era una carrera de relevos y en cuanto O´Ren tuvo en sus manos la estafeta se dijo: “soy veloz, soy viento soy un torbellino feroz” y salió disparado, sólo con las cámaras de video los jueces pudieron ver que nuestro amigo había corrido y ganado sin hacer trampa alguna, pues a simple vista no se le veía ni la sombra. Lo mismo ocurrió con las carreras de obstáculos, el salto de longitud, lanzamiento de bala y no se diga con la competencia de escalada de muros, no había ni un solo niño que pudiera seguirle el paso a O´Ren, de pronto, todos los abucheos se fueron convirtiendo en vítores, pasaron de gritar “llévense al nerd O´Ren” a “viva el rey O´Ren”, pero eso no le importaba a nuestro amigo, porque un ninja nunca es vanidoso ni arrogante, un ninja es fuerte, sigiloso, humilde, precavido y sumamente poderoso; la segunda parte de las competencias consistía en un juego en equipo, y los rivales debían capturar a todos los miembros contrarios y al final reclamar un banderín que los proclamaría ganadores absolutos de la competencia; los equipos se formaron, pero todos querían ser el líder, nadie escuchaba a nadie y así, poco a poco el equipo de O´Ren estaba siendo capturado, al final se encontraba el sólo contra cuatro chicos más grandes y aparentemente más fuertes, y cuatro chicas tan rápidas como panteras psicóticas, por un momento O´Ren dudó, volvió a sentir miedo, pero de repente le cayó encima una bolsa, se la había lanzado el maestro Matzumoto, dentro se encontraba su traje de ninja, entonces O´Ren sonrió, se olvidó del miedo y se puso el traje, en segundos analizó la situación y comenzó a aplicar la ultra secreta técnica nivel cuatro del dragón comelotodo, sabelotodo todoterreno y burló uno a uno a sus enemigos anticipando sus movimientos, ocultándose, camuflándose con los muros, esperando el momento adecuado para atravesar el terreno, y finalmente tomó el banderín del equipo rival; el colegio entero se volvió loco al darse cuenta de que O´Ren había ganado, nadie le había visto siquiera la sombra ... y era cierto, O´Ren era tan excelente ninja que ni su propia sombra lo podía seguir, motivo por el cual todas las agencias de inteligencia del mundo requerían sus servicios, y aquello era algo que O´Ren Cin-Ta´negra hacía gustoso ... bueno, tan sólo sábados y domingos, porque entre semana debía hacer la tarea y entrenar a sus amigos al lado del gran maestro Matzumoto Te-no´kea.

jueves, 3 de junio de 2010

OZTURK, EL CUERVO BLANCO


OZTURK, EL CUERVO BLANCO
Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Dedicado a Umran Ozturk, gracias por haber iluminado mi vida con tu ejemplo.

Dicen que cuentan que andaba la Luna buscando un lugar donde jugar, cuando de repente escuchó unos sollozos; y así, curiosa como la Luna siempre ha sido, buscó y buscó hasta que al fin supo de dónde provenía aquel sonido, y abriéndose paso entre numerosas e inmensas nubes cargadas de nieve, divisó un oscuro y espeso bosque y en la cima del árbol más lejano encontró a un pequeño cuervo que lloraba desconsoladamente cubriéndose el rostro con ambas alas.
-¿Por qué lloras cuervito?-preguntó tiernamente la Luna-
-¿Me ayudarías a reparar un terrible error?-dijo entre sollozos el cuervo-
-Ten por seguro que si puedo ayudarte lo haré -respondió la Luna- ¿cómo te llamas cuervito?
-Ozturk es mi nombre.
-No llores más Ozturk-decía la Luna mientras abrazaba al ave con sus más tenues rayos de luz-que no estás sólo, me tienes a mí; ahora cuéntame ¿de qué error hablas?
-Verás-comenzó a contar Ozturk- tú sabes que nosotros los cuervos somos curiosos y traviesos por naturaleza, pero la parvada ha llegado demasiado lejos ésta vez ¡se robaron una estrella! ¡Luna, se llevaron la estrella que guía al invierno! ¡y ahora el invierno se ha perdido y no sabe a donde ir, así que se ha quedado varado aquí! -al oír éstas palabras la Luna comprendió la gravedad del asunto y el porqué de la tristeza y preocupación de Ozturk; ya que si no lograban recuperar la estrella, aquel lugar y todos sus habitantes se congelarían sin remedio –
Por unos instantes la Luna se quedó muda, y su silencio hizo que el cuervo se sintiera tan culpable que intentó atravesar las nubes para perseguir a su parvada, pero en cuanto comenzó a volar dentro de los nubarrones la espesa nieve comenzó a cerrarse a su alrededor y sintió que perdía todas sus fuerzas hasta que ya no pudo sentir sus alas y se dejó caer, pero en aquel momento el viento que todo lo había visto se apresuró a envolver a Ozturk en una suave brisa depositándolo cuidadosamente en el suelo .

-Cuidado pequeño-dijo el viento-es peligroso intentar atravesar el invierno, además no sabemos a dónde ha ido tu parvada
-Si me ayudan a atravesar las nubes-decía Ozturk-sé que puedo encontrarlos
-No lo sé cuervito-respondió el viento-el mundo es demasiado grande y tú eres demasiado pequeño
-Incluso los seres más pequeñas encierran enormes poderes-interrumpió la Luna-yo creo en ti Ozturk, sé que los encontrarás.
-Supongo que si no lo intentamos jamás lo sabremos-dijo entusiasmado el viento-
-Párate en la rama más alta que puedas Ozturk-ordenó la Luna-y ahora tú mi querido amigo viento, quiero que lo envuelvas en una brisa cálida y resistente, y ahora Ozturk voy a bañarte con toda la intensidad de mi luz y en cuanto te veas redeado de ella deberás volar a través de las nubes, y recuerda que no estarás sólo.
Cuando el cuervo se vio envuelto en aquella brillante ráfaga de luz se sintió más fuerte que nunca y desplegando sus alas se enfiló hacia la espesura de las nubes invernales; esta vez el frío y la nieve le habrían paso y la oscuridad se hizo brillante.
-¡Sigue adelante Ozturk!-gritaban emocionados sus amigos-¡ya casi lo logras!
En poco tiempo el cuervo por fin había logrado atravesar las nubes y el resplandor plateado que lo rodeaba comenzó a desvanecerse.
-¡Lo lograste pequeño!-gritaba la Luna-
-¡Bien hecho cuervito!-exclamaba el viento-¡parecías una estrella! –las palabras del viento hicieron eco en el corazón de Ozturk y repentinamente en enorme deseo comenzó a crecer en su interior –una estrella-pensó Ozturk-que hermoso sería convertirme en una estrella-pero guardó ésos pensamientos en lo más profundo de su ser; y así, los tres amigos siguieron su camino en busca de la parvada.

Después de haber viajado varios días llegaron a calurosos y vastos parajes cubiertos de arena que no mostraban muchas señales de vida.
-¿Estás seguro cuervito que aquí encontraremos a tus compañeros?-preguntó ansioso el viento-porque ya he estado aquí y jamás he visto a ningún cuervo.
-Bueno-titubeó Ozturk-completamente seguro ... no estoy .
-Creo que estamos perdiendo el tiempo-se quejó el viento.
-Tal vez tengas razón-dijo entristecido el cuervo-
-¡No digas eso!-interrumpió la Luna- creo en ti Ozturk, y tú también debes hacerlo y confiar en tus instintos y en tu corazón, jamás debes dudar de ti, si nos has traído hasta aquí es por una razón, tu corazón no puede equivocarse; ahora anda, muéstranos el camino.
El pequeño cuervo se armó nuevamente de valor y emprendió el vuelo adentrándose en los paisajes de interminable arena; ya caía la noche cuando a lo lejos se divisaban las enormes e imponentes ruinas de una antiquísima cuidad.
-¡Aquí es!-gritaba emocionado Ozturk-¡aquí es!
-¿Estás seguro pequeño?-decía el viento-
-¡Tiene que ser aquí!-gritaba a todo pulmón Ozturk-
-Adelante cuervito-dijo la Luna, yo iluminaré el camino.

Aquellas ruinas eran verdaderamente imponentes y los angostos pasillos se entrelazaban de tal forma que era sencillo perderse, pero la determinación de Ozturk los guió a un enorme salón que parecía desierto, el silencio era sepulcral y la poca luz de Luna que lograba colarse por entre las rendijas creaba sombras de fantásticas figuras fantasmales que hicieron al mismísimo viento encresparse como gatito asustado, y aún así, Ozturk permaneció inmutable, escudriñando cada rincón con su aguda vista, ni los extraños ruidos, ni horríficas penumbras lograron asustarlo; y al cabo de unos minutos descubrió entre exóticas vasijas y cofres repletos de exquisitas joyas, el brillo de cientos de ojitos espiando cada movimiento y cada sonido desde los oscuros rincones de aquel místico lugar.
-¡Ya es suficiente!-graznó Ozturk-¡sé que están ahí! ¡no sean cobardes y den la cara!-su grito hizo eco en el enorme salón, y todos los cuervos salieron de su escondite sorprendidos de ver ahí al pequeño Ozturk, parecía verse diferente, aunque era el mismo cuervito al que todos menospreciaban e ignoraban de alguna manera se veía mas fuerte, más grande, imponente-
-¡Ozturk! ¿eres tú chiquillo?-dijo titubeante el líder de la parvada-¡esto sí que es una sorpresa! Nunca pensé que pudieras seguirnos el paso, me alegro por ti.
-¡No tienen idea del enorme problema que han causado!-reclamó Ozturk-deben devolver la estrella que se han robado, si no lo hacen el invierno seguirá perdido y comenzará a congelarlo todo ¡han cometido un grave error!
-Lo sentimos-dijeron todos los cuervos al unísono-no era nuestra intención robar ésa estrella, ni mucho menos enloquecer al invierno, sólo queríamos tomar la prestada por un ratito, la necesitábamos para encontrar éste lugar ¡mira encontramos muchos tesoros! ¡son tan lindos! ¡mira, mira cómo brillan! Además Ozturk, ya que estás aquí puedes tomar tu parte del tesoro...
-¡Ya basta de tonterías!-gritó enfurecido el viento- ¡devuelvan la estrella ahora mismo o les juro que les arranco las plumas una a una!-la parvada, asustada, comenzó a revolotear y graznar como locos por todo el lugar-
-¡Suficiente!-ordenó Ozturk- ¡quédense quietos y guarden silencio! –de inmediato la parvada obedeció cómo si hubieran recibido órdenes del líder-así está mejor -continuó el cuervito-ahora entreguen la estrella para regresarla a su lugar.
-Eso quisiéramos Ozturk-dijo el líder de la parvada-pero me temo que hay un ligero inconveniente...
-¿Acaso la perdieron?-dijo el viento mientras acorralaba a la parvada de un soplido contra la pared-
-¿Perderla?-dijo el líder- ¡no! ¡no! No seríamos tan irresponsables, no ... lo que sucede es que hmmm, verán, como que se dañó ... un poquito ...
-¡Mas bien ya no sirve!-gritaron los demás cuervos-
-¡Si eso!-exclamó el líder- ¡exacto! Ya no sirve, se ... se ... ¡se descompuso!
-¿Cómo es eso?-preguntó angustiado Ozturk-
-pues sí cuervito, es que con el ajetreo del viaje y luego esto de buscar tesoros en las ruinas y todo eso, pues. .. verás, se nos cayó un par de veces, pero luego se cayó otra vez y como que se rompió...
-¡Tratamos de arreglarla!-gritaron los demás-
-¡Sí, es cierto, lo intentamos-decía el líder-pero los pedazos son tan chiquitos que no se pueden armar, ni pegar, ni coser... es que son tan pero tan chiquitos...
-¡Sí!-gritó la parvada-mas bien quedó hecha polvo
-¡Si! ¡eso, polvo! ¡Y pues imagínense cómo es difícil tratar de armar polvo! ¡no se puede! Pero sí juntamos el polvito y lo pusimos cuidadosamente en un jarrón muy bonito que encontramos, si quieres te lo puedes llevar, pero por favor ten mucho cuidado, no se te vaya a caer.
Ozturk se quedó mirando el jarrón que contenía a la pobre estrella pulverizada mientras que el viento convirtiéndose en un pequeño tornado vociferaba: ¿Polvo? ¿polvo? ¡yo los desplumo ahorita mismo!
-Por favor, tranquilízate viento, digo, está bien que se nos rompió la estrellita ésta, pero no es como si fuera el fin del mundo, total, nada más hay que ver el cielo para saber que no era una estrella única, si, hay millones allá arriba viento ¡millones!
-Es cierto que hay millones de estrellas cuervo-dijo la luna iluminando con más fuerza, sin embargo cada una de ésas estrellas tiene un propósito y cada una de ellas es única, lo que han hecho es terrible.
-Lo lamentamos profundamente Luna-decía el cuervo líder mientras bajaba avergonzado la cabeza-te rogamos nos disculpes
-¿Qué vamos a hacer ahora Luna?-preguntó el viento-¿cómo vamos a guiar al invierno? La estrella ya no existe.
-La estrella sigue ahí-dijo la Luna- una estrella rota, quizá aparente haber perdido su brillo, sus alas, su libertad, pero toda su magia y su poder siguen allí.
Ozturk y la Luna intercambiaron la mirada un momento y el pequeño cuervo pregunto: ¿es posible Luna?
-todo es posible si realmente lo quieres Ozturk.
El viento, y los demás cuervos se preguntaban de qué estaban hablando la Luna y el cuervito, el silencio cayó sobre las ruinas como si nunca hubieran sido descubiertas y en ése momento el pequeño Ozturk se introdujo en el jarrón que contenía el polvo estelar y éste comenzó a adherirse a su plumaje hasta que el cuervito se vio nuevamente envuelto en aquel dulce resplandor, como cuando atravesó el invierno; repentinamente sintió una fuerza que nunca antes había experimentado, y aquella fuerza parecía acrecentarse con la intensidad del fulgor de su nuevo plumaje blanco.
Todos alrededor del jarrón contenían la respiración hasta que Ozturk por fin salió iluminado por completo aquel lugar como si estuviera bañado por el amanecer.
-¿Ozturk?-preguntó el viento-¿eres tú?
-¡Soy una estrella amigo viento, ahora sí soy una estrella!
-Estamos a tus órdenes Ozturk-dijeron los cuervos haciéndole reverencia-
-No hace falta que hagan esto amigos-respondió el cuervo blanco-el error cometido ha sido reparado.
Dicen que cuentan que desde aquel momento y hasta nuestros días Ozturk, el cuervo blanco, guía el sendero del invierno trayendo la algarabía de las fiestas consigo, cediendo paso a la primavera, e iluminando los sueños de los pequeños, como tú, como yo, para hacernos saber que en nuestro interior hay un poder avasallador que incluso puede hacer brillar la más densa oscuridad.