miércoles, 30 de junio de 2010

UNA ENORME RESPONSABILIDAD


UNA ENORME RESPONSABILIDAD.
Autor Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Dicen que para resolver los problemas, el primer paso es admitir que se tiene uno ... pues yo soy Lirón (sí, ése es mi nombre, pero no es el mayor de mis problemas) y admito que tengo un problema, el segundo paso es hablar de ello, así que ésta es mi historia:
Todo comenzó cuando tenía cuatro años y ví en televisión un programa de competencias caninas, por supuesto quedé fascinado y al instante le pedí a mis padres que me compraran un cahorrito, sin embargo, al vivir en un diminuto apartamento mis padres me lo negaron alegando que no había espacio, que yo era muy pequeño para sacarlo a caminar, que ellos no tenían tiempo, y claro, la frase que todo padre digno de llamarse padre usa: “es una enorme responsabilidad”; así que decidí pedirles algo más pequeño, un gatito, a lo cual me respondieron con la misma cantaleta agregando que los gatos no son muy buenas mascotas porque son muy huraños; entonces pensé bajar un poco más mis expectativas y pedí un hamster, desde luego que mi madre se horrorizó tanto con la simple idea de tener un roedor en la casa que de inmediato se trepó a una silla, se aferró a su falda y comenzó a gritar “¡un hamster no!”.
Yo seguía intentando y les rogué que me dejaran tener un par de pececitos dorados, pensé que ya los tenía asegurados pero mis padres me miraron de pies a cabeza y me dieron un rotundo ¡NO! A lo que respondí indignado con un muy buen dicurso, les dije que los peces no ocupaban mucho espacio, ni había que sacarlos a pasear, que tampoco comían mucho y que no ensuciaban, no hacían ruido, eran bonitos, no morderían los muebles y que no asustarían a mamá. Y su respuesta fué : “¡pues por éso! ¡los peces no hacen nada ¿cómo vas a tener unas mascotas tan aburridas?” .
Debo admitir que ésa respuesta nunca me la esperé, y que por ser tan originales y tramposos, mis padres habian ganado la batalla ... pero no la guerra.
Ante tal escenario no me quedaba más que acatar sus órdenes ... o jugar mi último as bajo la manga.
Así comenzó mi obsesión por tener mascotas; primero fueron unas cuantas hormiguitas que alimentaba en el alféizar de la ventana, pero luego de unos días fueron llegando más y más y más, hasta que el apartamento completo se convirtió en un hormiguero gigante y tuvimos que irnos a un hotel mientras fumigaban el lugar, porque además nos dijeron que entre tanta hormiga había unas caníbales de raza africana sumamente peligrosas ... ¿cómo llegaron hasta el apartamento hormigas africanas? Aún no lo sé. Con éso debió bastarme para darme cuenta de que tener mascotas no era lo mío ... ¡ah pero no! Yo estaba terco conque encontraría una mascota digna de mí.
Después de aquel día todo fue de mal en peor, porque cuando me encontré un ratoncito ... o lo que parecía serlo, cerca de una alcantarilla, se me ocurrió llevarlo a escondidas a casa, pero al pasar de los días el ratoncito fue creciendo y creciendo hasta que un día al volver de la escuela mis padres me veían con ojos de furia cuando tuvieron que llamar a los cuidadores del zoológico para que se llevaran a mi ratón, que había resultado ser un canguro y que le había quebrado en tres partes la nariz a mi papá con tremenda patada cuando quizo entrar a mi habitación.
Después de dejar pasar un tiempo luego del desafortunado incidente, volví a las andadas, aunque ésa vez fue por pura suerte ... mala suerte, porque al estar caminando por el parque me topé con un chico muy peculiar, con el cabello de colores y bien puntiagudo, gafas oscuras y pantalones de cuero, una camiseta agujerada y una chaqueta toda vieja y apestosa sobre la cual cargaba una guitarra electrica muy bien cuidada.
- oye niño-me dijo el extraño chico- ¿no podrías quedarte con mi gato? Es que me voy de gira y ya no podré cuidarlo, quisiera que encontrara un hogar en el que sea querido.
- ¡Seguro!-respondí más rápido que un rayo- ... pero ¿si es un gato verdad? Digo no es un cahorro de tigre o de león o alguna cosa rara o sí?
- No, sólo es un gatito común y corriente. ¡Ah! se llama aullido, le gusta escuchar música y por favor ve que no le falte su leche ...
- ¡Claro!-dije de lo más contento mientras me enfilaba a casa para cuidar al gato.
Desde que el chico me dijo el nombre del animal debí sospechar que algo raro pasaba ¿qué clase de gato se llama “aullido”?
Llegué a casa y muy cuidadosamente oculté al gato, y cuando mis padres se durmieron lo solté en mi habitación, el minino estuvo explorando un rato y cuando se se cansó se encaramó sobre el monitor de mi computadora y se quedó profundamente dormido, yo no dejaba de admirarlo y ya soñaba en que sería mi mejor amigo por largos años, y con ése pensamiento me fuí a dormir tranquilo; pero justo a las dos de la mañana el condenado gato me dejó saber porqué se llamaba aullido, se me trepó encima y comenzó su extenso repertorio de alaridos, aullaba como si lo estuvieran torturando, jamás antes había escuchado de un gato que aullara pero ahí lo tenía, lo cargué, lo acaricié para tratar de calmarlo y sólo empeoré las cosas, pues con cada segundo sus aullidos se hacían más fuertes y agudos, entonces pensé que debía tener hambre y corrí a la cocina a buscar leche, pero justo cuando tenía la botella en las manos mis padres se despertaron al escuchar al loco gato, y antes de que pudieran interrogarme o yo defenderme, el gato lanzó tal aullido que todos los cristales del edificio estallaron en mil pedacitos, aterrando a todos los vecinos, activando todas las alarmas de los autos y atrayendo a cientos de policías a mi casa.
Claro que no opuse resistencia cuando el ejército vino por el gato para ponerlo en un entrenamiento militar y usarlo como un arma aturdidora.
Sé que ahí debí aprender mi lección y quedarme en paz ... ¡y por un tiempo lo hize! Pero cierto día fuimos de excursión a unas cuevas y escalando unas rocas encontré un pequeño huevo, por más que busqué no encontré el nido y se me hizo fácil llevarlo a casa, lo puse en una cajita y por días lo mantuve abrigado usando una lámpara, las semanas pasaron y el huevo seguía igual, pero seguí cuidándolo de todas formas, al llegar de la escuela me gustaba contarle de mi día y sé que suena tonto, pero pienso que me escuchaba; resulta que una tarde el cascarón comenzó a quebrarse y algo emergió de él ... sólo que no era un ave, tenía alas, pero parecía una especie de lagartija, como no sabía que era me dirigí a la biblioteca, y luego de varias horas y docenas de libros llegué a la conclusión de que mi extraño amiguito ¡era nada más y nada menos que un auténtico y genuino dragón! Tenía un par de alas muy flexibles, brillantes y duras escamas, garras, colmillos, cola y con el paso de los días parecía que intentaba escupir fuego, de inmediato busqué toda la información que pude acerca de los dragones y me enteré de que adoran guardar objetos, sobre todo si son brillantes, y están obsesionados con comer rocas, que según creo las usan para poder escupir fuego. Como podrán imaginarse yo no sabía que hacer, por un lado sabía que no podría cuidar de un dragón en mi habitación y por otro ... ¡era mi amigo! Así que decidí cuidarlo lo mejor que pude hasta que ya no tuviera más remedio que decirle a mis padres.
Junté cientos de rocas y las forré con papel aluminio y otras las pinté con colores metálicos para que mi dragón,que porcierto llamé Dorito, se mantuviera entretenido mientras yo iba a la escuela, pero con el paso de las semanas Dorito notó que aquellas rocas no eran un verdadero tesoro y una mañana cuando la casa estaba vacía se le hizo fácil meterse al guardarropa de mamá y tragarse todas sus joyas. Pero éso no fué todo, también su apetito se incrementaba y los emparedados de jamón y queso o jalea y crema de maní que le daba ya no le eran suficientes, así que también se comió todo lo que había en la despensa y el refrigerador ... ¡se tragó el refrigerador completo! ¡con cubitos de hielo y todo! Y también un buen trozo de las paredes de la casa, que además resultaron ser de la piedra exacta que Dorito necesitaba para escupir bocanadas de fuego ... y como nunca antes lo habia hecho no pudo controlarse y chamuscó todo el apartamento, ése día cuando iba saliendo de la escuela y ví los camiones de bomberos ir a toda prisa por la calle supe sin ninguna duda que se dirigían a mi casa;así que con más miedo que otra cosa corrí hacia allá para encontrar a los bomberos y mis vecinos completamente boquiabiertos mirando a través del boquete en los muros cómo mi dragón se disponía a sentarse en el sofá a ver televisión como lo hacíamos todas las tardes.
- ¡Que alguien llame a la guardia nacional!-gritó una señora-
- ¡No!-dije yo a todo pulmón-¡Dorito no es malo! Sólo es un bebé dragón ...
Cuando Dorito escuchó mi voz se alegró tanto que salió volando a toda prisa para encontrarme sin darse cuenta que en su desenfrenada carrera volteó el camión de bomberos, abrió otros dos enormes boquetes en el edificio,aplastó los autos de mis vecinos y nos chamuscó a todos un poquito dejándonos sin cejas.
Como ya podrán imaginarse la ciudad entera, incluyendo a mis padres estaban sumamente furiosos conmigo y con Dorito, claro está, y aunque el dragón sigue siendo mi amigo ahora vive en el campus de la universidad, donde puede volar a sus anchas y es vigilado por los mejores y más reconocidos científicos ... y yo ... pues tengo que trabajar todos los fines de semana vendiendo las hamburguesas al carbón que prepara Dorito para poder reparar todos los daños que causó, causa y muy seguramente seguirá causando.
Que mi historia sirva de lección para todos aquellos niños que se empeñan en no escuchar los sabios consejos de sus padres; porque sin duda alguna tener una mascota ¡es una enorme responsabilidad! No importa si estamos hablando de unos pececitos, un gato o un perrito ... y mucho menos de un dragón que apenas está aprendiendo a ser dragón.
Yo soy Lirón, sí, ya sé ... pero ése no es mi mayor problema ¡porque mi mascota es un dragón!

lunes, 21 de junio de 2010

MIRA LA LUNA


MIRA LA LUNA
Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Cuando la oscuridad parezca cubrir las estrellas, mira la Luna y ella llenará tus manos de dulces luciérnagas.
Cuando tengas hambre de verdad y sed de belleza, mira la Luna, ella te contará todas las historias que la rodean.
Cuando muchos caminos se presenten frente a tí, y no sepas cual elegir, mira la Luna, ella calmará tu interior con su suave voz e iluminará tus ojos para que veas más allá de la neblina y más allá de los destellos de mil atardeceres.
Si un día el miedo invadiera tu corazón, sólo mira la Luna, porque ella te mira, ella te abraza, te besa y te guía ... y si de verdad te sintieras solo, muy solo, mira la Luna que estaré mirando yo, y bajo su luz estaremos juntos ...tú la Luna, y yo.

martes, 15 de junio de 2010

EL PINTOR


EL PINTOR
Autor: Elizabeth Segoviano
Todos los derechos reservados SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

(dedicado a Elizabeth Quezada, por ser no sólo una gran artista, sino una estrella deslumbrante en el cielo de todos los que tenemos el honor de conocerla)

Las bulliciosas calles de San Rzptikutnik eran igual a cualquier bulliciosa calle de cualquier otra ciudad, la gente iba y venía con prisa, enormes edificios se levantaban por encima de las nubes y miles de autos zumbaban igual que abejas en su panal; sin embargo algo era muy peculiar en San Rzptikutnik, porque todo estaba pintado en blanco y negro, lo cual hacía que la ciudad pareciera un gigantesco juego de dominó, incluso las personas sólo vestían de blanco o negro, y aunque se veían contentos, rara vez alguien sonreía, jamás se escuchaban risas, ni en los cines ni en los teatros ... ¡ni siquiera en las escuelas a la hora del recreo! Si bien era cierto que los San Rzptikutenses eran gente muy educada y amable, nunca se les veía realmente felices, ni siquiera en los programas de televisión, que por cierto, también eran en blanco y negro, nada en San Rzptikutnik tenía color, y algo aún más extraño era que el cielo que cubría la ciudad siempre estaba poblado de inmensas nubes blancas que no dejaban pasar la amarilla y cálida luz del sol, pues todo se veía iluminado por una luz un tanto pálida y blanquecina.
Todo aquello le parecía verdaderamente increíble a Vin-Van Brush, un joven pintor que había quedado varado en San Rzptikutnik por mera casualidad, cuando el tren en el que viajaba se descompuso, sin embargo nuestro joven amigo pensaba que todo lo que ocurría tenía un motivo mucho más grande y profundo, razón por la cual decidió bajar su equipaje y a su fiel gatito llamado kitchen dispuesto a recorrer la extravagante ciudad de San Rzptikutnik.
A medida que avanzaba por las calles, Vin-Van Brush notó que las personas se le quedaban viendo atónitas, con las bocas totalmente abiertas y lo señalaban como si estuvieran viendo a un extraterrestre; esto asustó un poco a Vin, que pensó que tal vez tendría algún moco colgando de la nariz, por lo que de inmediato sacó un pañuelo y se limpió el rostro, pero esto sólo logró llamar aún más la atención de los San Rzptikutenses quienes comenzaron a rodearlo.
- ¿De dónde sacó eso? –preguntó finalmente un ancianito de largas barbas y brillante bastón–
- ¿Sacar qué? –respondió contrariado el muchacho–
- ¡Eso! –dijeron todos al unísono señalando su pañuelo–
- ¿El pañuelo? ... ¿nunca habían visto un pañuelo?
- Claro que hemos visto pañuelos ... pero ... es que ... no es blanco ... ni negro ... ¿porqué es así?
- ¿Así cómo? ... ¿quieren decir porqué es rojo?
- ¿Qué es rojo? –decían todos los lugareños completamente absortos–
- ¡ROJO NO ES NI BLANCO ... NI NEGRO! –gritó entusiasmado el ancianito–
- ... pues ... si –decía Vin– rojo no es blanco ni negro.
- Y ... su gato –preguntaba otra persona– ¿también es rojo?
- ¿Rojo? ... no, kitchen es amarillo.
- ¿Kitchen? ¿Así se llama su gato?
- Si, así se llama.
- En San Rzptikutnik todos los gatos se llaman bicho o bicha ... según sea el caso.
- Eso es algo extraño –decía Vin–
- ... entonces ¿amarillo no es rojo, ni blanco ni negro?
- Amarillo es otro color, como el azul, verde, violeta, anaranjado, rosa o púrpura ... ¿acaso nunca habían visto colores?
- ¡Nunca! –decía el ancianito– aquí sólo hay blanco y negro.
Entonces Vin-Van Brush sacó de su maletín un montón de dibujos que había hecho en su viaje y se los mostró a la multitud, en ellos había paisajes, flores, animales, gente paseando y otras cosas que Vin había imaginado, las hojas estaban llenas de color y todo mundo se quedó absolutamente impresionado, a todos les había encantado lo que Vin hacía y todos, pero todos querían tener al joven pintor en sus casas como invitado.
Vin no quería herir los sentimientos de nadie y sintiéndose profundamente agradecido con la gente les prometió que pasaría al menos un par de días con cada uno de ellos. Así fue como poco a poco el pintor descubrió que en San Rzptikutnik jamás habían visto un cielo estrellado, tampoco sabían como reir, eran demasiado serios y se dedicaban a administrar empresas, abrir negocios y bancos, a hacer todo tipo de complejos cálculos y nunca, pero de verdad nunca soñaban, sus noches eran tranquilas pero nadie soñaba.
Vin-Van Brush pensaba que aquella gente era muy buena, muy inteligentes y cultos, pero no sabía porqué sus vidas eran así, en blanco y negro.
El pintor quería regalarles algo que los animara, así que en cada visita les obsequiaba sus dibujos y cuadros llenos de color que decoraban las paredes.
El tiempo pasaba y Vin comenzó a extrañar los cálidos rayos del sol y la inspiración de la luna y sobre todo extrañaba las estrellas, también a su familia, y supo que ya era hora de regresar a casa, pero no quería dejar San Rzptikutnik sin haber hecho algo por la gente.
Así que tomó todas sus pinturas y pinceles y se dirigió al centro de la ciudad y comenzó a pintar sobre los blancos muros de los edificios un enorme mural lleno de verdes y amarillos vibrantes que imitaban hermosas plantas, y más lejos pintó un atardecer con cientos de tonos cambiantes, y en otro muro pintó un cielo cargado de estrellas, pintó todas las constelaciones, ahí estaban las Hiadas y Aldebarán, Vega y Orión, la osa menor, las pleyades, Mizar, Aries, Draco y cientos mas, Vin-Van Brush quería regalarle a San Rzptikutnik todos los colores del mundo, todo el brillo, toda la alegría, toda la pasión de la vida, la energía de un arcoiris después de una tormenta, el abrasador calor de un verano refrescado por la brisa del mar, quería darles la alegría y el aroma de las flores, lilas, rosas, margaritas, dalias, girasoles ... ¡todo! El pintor dejaba toda su alma y alegría en cada pincelada, mientras gritaba a todo pulmón : “¡Para pintar el cielo con estrellas hay que vivir con la cabeza en las alturas, la mirada fija en el horizonte, no en el pavimento! ¡para pintar el cielo con estrellas debe uno recordar todo lo que sueña, dejarse llevar de vez en cuando por el viento, no por el paso del tiempo! ¡para pintar el cielo con estrellas, hay que saber encantar a las nubes para que adornen el cielo con sus cambiantes matices, no para que lo cubran con su escala de grises! ¡para pintar el cielo con estrellas, nada más hay que subir allá al firmamento y sentirse libre de crear todo lo que eres capaz de imaginar!”

Con aquellas palabras despertó a toda la ciudad que se apresuró a ver lo que sucedía, y mientras llegaban Vin les entregaba un pincel y les pedía que pintaran una estrella en su mural, una estrella para cada uno, niños, ancianitos, jóvenes, adultos, incluso los bichos y las bichas, todos pintaron una estrella, y, de repente, como por arte de magia las densas nubes que cubrían el cielo de San Rzptikutnik comenzaron a dispersarse abriendo paso al intenso índigo de la noche y a la luna llena que iluminaba los murales y todo cobró vida, las flores, el arco iris, todo lo que Vin había pintado había dejado de ser sólo un dibujo en la pared, se olía la lluvia y las rosas y las estrellas brillaban ¡TODAS! Titilaban, se estremecían como queriendo despegarse de la pared, hasta que lo lograron para irse volando al firmamento.
Desde entonces la vida cambió en San Rzptikutnik, ya no era sólo en blanco y negro, había risas y alegría, había gente que pintaba o escribía, que hacía cálculos y tenía bancos, gente que viajaba o cocinaba ... gente que soñaba y que por primera vez se atrevía a convertir en realidad lo que soñaba ... ésa había sido la magna obra de Vin-Van Brush, un joven pintor que soñaba con regalarle a la gente un trocito de la magia de la vida en cada una de sus pinceladas.

jueves, 10 de junio de 2010

EL NINJA SIN SOMBRA


EL NINJA SIN SOMBRA
Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

(dedicado al ingeniero Gerardo Caamal Ruiz ... por ser simplemente el mejor)

Todos los días era la misma historia; a la hora del recreo nadie, pero absolutamente nadie quería jugar con O´Ren Sin-Ta´lento –es demasiado alto, muy flaco, tiene dos pies izquierdos, y los reflejos de un caracol sin caparazón– eran sólo algunos de los crueles comentarios que O´Ren Sin-Ta´lento tenía que soportar ... era cierto, él no era muy coordinado, era un chico sumamente alto, desgarbado, tímido y siempre tenía la mirada bien fija en el piso, e invariablemente el equipo en el que jugara perdía una y otra vez, no importaba el juego... fútbol, básquetbol, voleibol incluso jugar al escondite era algo prácticamente imposible para O´Ren, pues no había lugar suficientemente grande en el cual se pudiera ocultar, por lo que nuestro amigo prefería pasar el tiempo a solas, pero el destino siempre encuentra alguna forma de llevarnos a donde realmente pertenecemos, y eso fue lo que ocurrió el día en que O´Ren se enteró junto con todos sus compañeros que su colegio había quedado inscrito en una competencia de juegos; al escuchar aquellas noticias sus colegas de inmediato sugirieron que mandaran a O´Ren al colegio rival para que perdieran, o que lo enviaran de vacaciones, que se reportara enfermo o de plano se mudara de ciudad; nuestro amiguito era muy tranquilo y paciente, pero todos tenemos un límite, y O´Ren había llegado al suyo, por lo que decidió demostrarles a todos que no era un debilucho nerd cualquiera ... (bueno, sí era un nerd, pero no era debilucho ... bueno eso también ¡pero no era un cualquiera!)
En cuanto nuestro amigo llegó a casa lo primero que hizo fue dirigirse a su fiel computadora y teclear en el buscador “escuelas de artes marciales” en fracciones de segundos aparecieron cientos de opciones, pero hubo un anuncio que definitivamente había captado su atención : “¿sin fuerza? ¿sin actitud? ¿sin personalidad? ¿sin talento? ... el entrenamiento del maestro ascendido nivel cuatro honorable ninja supremo de la orden del dragón comelotodo gran Matzumoto Te-no´kea te invita a su clase de cortesía”. ¡Eso era todo! ¡O´Ren Sin-Ta´lento no tenía duda de que ésa era la ayuda que necesitaba! Así que de inmediato puso los pies en polvorosa para llegar al gimnasio del maestro Matzumoto Te-no´kea.
Ya caía la noche cuando nuestro muchacho por fin encontró el lugar, pero el edificio estaba en ruinas, y lo que debía ser el gimnasio tenía los cristales rotos y parecía haber sido abandonado hacía largo tiempo, O´Ren suspiró profundamente y dijo: “¡siempre es la misma historia conmigo! ¡nada me sale bien!”. Pero justo en ése momento, de quien sabe donde salió un hombre enfundado en un traje negro que lo único que dejaba al descubierto eran sus brillantes ojos como de gato y le ató a nuestro amigo un arnés, y ... ¡puff! ... salieron volando directo a la azotea del edificio.
O´Ren estaba tan asustado que no podía emitir sonido alguno.
- ¡Te felicito muchacho! Eres muy valiente, otros han venido y no pudieron soportar la prueba del arnés, comenzaron a gritar pidiendo por sus mamis, pero tú ¡ah tu eres diferente!
- N... n ... no... no no no ... no se crea –por fin logró decir O´Ren– si sí quería gritar ... si quería correr ... p... p... pe... pe... pero no ... nomás no pude ... ¿usted es el maestro?
- ¡Soy el maestro ascendido nivel cuatro honorable ninja supremo de la orden del dragón comelotodo gran Matzumoto Te-no´kea!
- ... pues mucho gusto señor ... don dragón traga a lo bestia nivel cuatro de ... ¿como dijo?
- Matzumoto san para ti pequeño O´Ren Sin-Ta´lento.
- ¿Cómo sabe mi nombre?
- ¡Ah un ninja sabe leer la mente!
- ¿y cómo?
- Un ninja es la mente de su rival ... un ninja se convierte en el rival para adivinar sus movimientos, un ninja es ...
- Yo creo –interrumpió nuestro amigo– que esto no es para mi don Matzumoto san.
- ¡JAMÁS INTERRUMPAS A TU MAESTRO! –exclamaba histérico Matzumoto– ¡sólo por eso comenzarás tu entrenamiento hoy mismo!
- Yo no sirvo para estas cosas ...
- Ya estás aquí ¿dime que tienes que perder?
- ... no sé ... ¿mis huesos?
- Los huesos sanan rápidamente pequeño san, pero el alma no, y tu alma ha sido quebrantada muchas veces, tu espíritu está herido ... muchas lagrimas has derramado sobre tu osito todas las noches ...
- ¿Cómo sabe todo eso? ¿quién le dijo?
- Yo puedo ver dentro de ti porque hace mucho tiempo yo era como tú, nadie debe soportar las burlas de la gente, la humillación ... los niños pueden llegar a ser las criaturas más crueles de todas pequeño san, quédate a entrenar, cambia pequeño san, no por ellos ... por ti ... de todas formas ya no tienes nada que perder ... solo te queda ganar.
O´Ren sabía que el maestro Matzumoto tenía razón ... había pasado demasiado tiempo asustado, agachado, ocultándose, y era tiempo de probarse a sí mismo que podía cambiar aquello que no le gustaba; así que esa misma noche comenzó su arduo entrenamiento al lado de Matzumoto, subía y bajaba escaleras, saltaba la cuerda, practicaba los golpes secretos de los ninjas con el muñeco inflable que le dio su maestro, aprendió a escalar muros cual si fuera una araña y, con el paso de los días comenzó a desarrollar una agilidad, equilibrio y velocidad que le daría envidia a cualquier lagartija del desierto.
Tres semanas habían transcurrido, y los juegos en la escuela estaban por iniciarse, el día de la primer competencia se encontraban los padres de O´Ren con todo un equipo de paramédicos que esperaban al niño atentos para ver a que hora se caía, y sus compañeros no se hicieron esperar con las burlas y los empujones, pero O´Ren estaba tranquilo, concentrado, enfocando su energía, visualizando, usando las antiguas y místicas técnicas que le había enseñado su maestro, nuestro amigo ya no era el mismo chico tímido y miedoso ¡NO! luego del arduo entrenamiento, O´Ren Sin-Ta´lento se había convertido en O´Ren Cin-Ta´negra ahora era un experto ninja bien educado en diez diferentes tipos de ataques mortales sin armas, dos diferentes técnicas de desaparición, experto en escaladas, un maestro usando los dardos y el mejor de todos los ninjas aplicando la ultra secreta técnica del nivel cuatro del dragón comelotodo, sabelotodo todoterreno para despistar a sus enemigos.
Y los juegos comenzaron, la primer competencia era una carrera de relevos y en cuanto O´Ren tuvo en sus manos la estafeta se dijo: “soy veloz, soy viento soy un torbellino feroz” y salió disparado, sólo con las cámaras de video los jueces pudieron ver que nuestro amigo había corrido y ganado sin hacer trampa alguna, pues a simple vista no se le veía ni la sombra. Lo mismo ocurrió con las carreras de obstáculos, el salto de longitud, lanzamiento de bala y no se diga con la competencia de escalada de muros, no había ni un solo niño que pudiera seguirle el paso a O´Ren, de pronto, todos los abucheos se fueron convirtiendo en vítores, pasaron de gritar “llévense al nerd O´Ren” a “viva el rey O´Ren”, pero eso no le importaba a nuestro amigo, porque un ninja nunca es vanidoso ni arrogante, un ninja es fuerte, sigiloso, humilde, precavido y sumamente poderoso; la segunda parte de las competencias consistía en un juego en equipo, y los rivales debían capturar a todos los miembros contrarios y al final reclamar un banderín que los proclamaría ganadores absolutos de la competencia; los equipos se formaron, pero todos querían ser el líder, nadie escuchaba a nadie y así, poco a poco el equipo de O´Ren estaba siendo capturado, al final se encontraba el sólo contra cuatro chicos más grandes y aparentemente más fuertes, y cuatro chicas tan rápidas como panteras psicóticas, por un momento O´Ren dudó, volvió a sentir miedo, pero de repente le cayó encima una bolsa, se la había lanzado el maestro Matzumoto, dentro se encontraba su traje de ninja, entonces O´Ren sonrió, se olvidó del miedo y se puso el traje, en segundos analizó la situación y comenzó a aplicar la ultra secreta técnica nivel cuatro del dragón comelotodo, sabelotodo todoterreno y burló uno a uno a sus enemigos anticipando sus movimientos, ocultándose, camuflándose con los muros, esperando el momento adecuado para atravesar el terreno, y finalmente tomó el banderín del equipo rival; el colegio entero se volvió loco al darse cuenta de que O´Ren había ganado, nadie le había visto siquiera la sombra ... y era cierto, O´Ren era tan excelente ninja que ni su propia sombra lo podía seguir, motivo por el cual todas las agencias de inteligencia del mundo requerían sus servicios, y aquello era algo que O´Ren Cin-Ta´negra hacía gustoso ... bueno, tan sólo sábados y domingos, porque entre semana debía hacer la tarea y entrenar a sus amigos al lado del gran maestro Matzumoto Te-no´kea.

jueves, 3 de junio de 2010

OZTURK, EL CUERVO BLANCO


OZTURK, EL CUERVO BLANCO
Autor: Elizabeth Segoviano
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR registro público 03-2011-101711562800-14

Dedicado a Umran Ozturk, gracias por haber iluminado mi vida con tu ejemplo.

Dicen que cuentan que andaba la Luna buscando un lugar donde jugar, cuando de repente escuchó unos sollozos; y así, curiosa como la Luna siempre ha sido, buscó y buscó hasta que al fin supo de dónde provenía aquel sonido, y abriéndose paso entre numerosas e inmensas nubes cargadas de nieve, divisó un oscuro y espeso bosque y en la cima del árbol más lejano encontró a un pequeño cuervo que lloraba desconsoladamente cubriéndose el rostro con ambas alas.
-¿Por qué lloras cuervito?-preguntó tiernamente la Luna-
-¿Me ayudarías a reparar un terrible error?-dijo entre sollozos el cuervo-
-Ten por seguro que si puedo ayudarte lo haré -respondió la Luna- ¿cómo te llamas cuervito?
-Ozturk es mi nombre.
-No llores más Ozturk-decía la Luna mientras abrazaba al ave con sus más tenues rayos de luz-que no estás sólo, me tienes a mí; ahora cuéntame ¿de qué error hablas?
-Verás-comenzó a contar Ozturk- tú sabes que nosotros los cuervos somos curiosos y traviesos por naturaleza, pero la parvada ha llegado demasiado lejos ésta vez ¡se robaron una estrella! ¡Luna, se llevaron la estrella que guía al invierno! ¡y ahora el invierno se ha perdido y no sabe a donde ir, así que se ha quedado varado aquí! -al oír éstas palabras la Luna comprendió la gravedad del asunto y el porqué de la tristeza y preocupación de Ozturk; ya que si no lograban recuperar la estrella, aquel lugar y todos sus habitantes se congelarían sin remedio –
Por unos instantes la Luna se quedó muda, y su silencio hizo que el cuervo se sintiera tan culpable que intentó atravesar las nubes para perseguir a su parvada, pero en cuanto comenzó a volar dentro de los nubarrones la espesa nieve comenzó a cerrarse a su alrededor y sintió que perdía todas sus fuerzas hasta que ya no pudo sentir sus alas y se dejó caer, pero en aquel momento el viento que todo lo había visto se apresuró a envolver a Ozturk en una suave brisa depositándolo cuidadosamente en el suelo .

-Cuidado pequeño-dijo el viento-es peligroso intentar atravesar el invierno, además no sabemos a dónde ha ido tu parvada
-Si me ayudan a atravesar las nubes-decía Ozturk-sé que puedo encontrarlos
-No lo sé cuervito-respondió el viento-el mundo es demasiado grande y tú eres demasiado pequeño
-Incluso los seres más pequeñas encierran enormes poderes-interrumpió la Luna-yo creo en ti Ozturk, sé que los encontrarás.
-Supongo que si no lo intentamos jamás lo sabremos-dijo entusiasmado el viento-
-Párate en la rama más alta que puedas Ozturk-ordenó la Luna-y ahora tú mi querido amigo viento, quiero que lo envuelvas en una brisa cálida y resistente, y ahora Ozturk voy a bañarte con toda la intensidad de mi luz y en cuanto te veas redeado de ella deberás volar a través de las nubes, y recuerda que no estarás sólo.
Cuando el cuervo se vio envuelto en aquella brillante ráfaga de luz se sintió más fuerte que nunca y desplegando sus alas se enfiló hacia la espesura de las nubes invernales; esta vez el frío y la nieve le habrían paso y la oscuridad se hizo brillante.
-¡Sigue adelante Ozturk!-gritaban emocionados sus amigos-¡ya casi lo logras!
En poco tiempo el cuervo por fin había logrado atravesar las nubes y el resplandor plateado que lo rodeaba comenzó a desvanecerse.
-¡Lo lograste pequeño!-gritaba la Luna-
-¡Bien hecho cuervito!-exclamaba el viento-¡parecías una estrella! –las palabras del viento hicieron eco en el corazón de Ozturk y repentinamente en enorme deseo comenzó a crecer en su interior –una estrella-pensó Ozturk-que hermoso sería convertirme en una estrella-pero guardó ésos pensamientos en lo más profundo de su ser; y así, los tres amigos siguieron su camino en busca de la parvada.

Después de haber viajado varios días llegaron a calurosos y vastos parajes cubiertos de arena que no mostraban muchas señales de vida.
-¿Estás seguro cuervito que aquí encontraremos a tus compañeros?-preguntó ansioso el viento-porque ya he estado aquí y jamás he visto a ningún cuervo.
-Bueno-titubeó Ozturk-completamente seguro ... no estoy .
-Creo que estamos perdiendo el tiempo-se quejó el viento.
-Tal vez tengas razón-dijo entristecido el cuervo-
-¡No digas eso!-interrumpió la Luna- creo en ti Ozturk, y tú también debes hacerlo y confiar en tus instintos y en tu corazón, jamás debes dudar de ti, si nos has traído hasta aquí es por una razón, tu corazón no puede equivocarse; ahora anda, muéstranos el camino.
El pequeño cuervo se armó nuevamente de valor y emprendió el vuelo adentrándose en los paisajes de interminable arena; ya caía la noche cuando a lo lejos se divisaban las enormes e imponentes ruinas de una antiquísima cuidad.
-¡Aquí es!-gritaba emocionado Ozturk-¡aquí es!
-¿Estás seguro pequeño?-decía el viento-
-¡Tiene que ser aquí!-gritaba a todo pulmón Ozturk-
-Adelante cuervito-dijo la Luna, yo iluminaré el camino.

Aquellas ruinas eran verdaderamente imponentes y los angostos pasillos se entrelazaban de tal forma que era sencillo perderse, pero la determinación de Ozturk los guió a un enorme salón que parecía desierto, el silencio era sepulcral y la poca luz de Luna que lograba colarse por entre las rendijas creaba sombras de fantásticas figuras fantasmales que hicieron al mismísimo viento encresparse como gatito asustado, y aún así, Ozturk permaneció inmutable, escudriñando cada rincón con su aguda vista, ni los extraños ruidos, ni horríficas penumbras lograron asustarlo; y al cabo de unos minutos descubrió entre exóticas vasijas y cofres repletos de exquisitas joyas, el brillo de cientos de ojitos espiando cada movimiento y cada sonido desde los oscuros rincones de aquel místico lugar.
-¡Ya es suficiente!-graznó Ozturk-¡sé que están ahí! ¡no sean cobardes y den la cara!-su grito hizo eco en el enorme salón, y todos los cuervos salieron de su escondite sorprendidos de ver ahí al pequeño Ozturk, parecía verse diferente, aunque era el mismo cuervito al que todos menospreciaban e ignoraban de alguna manera se veía mas fuerte, más grande, imponente-
-¡Ozturk! ¿eres tú chiquillo?-dijo titubeante el líder de la parvada-¡esto sí que es una sorpresa! Nunca pensé que pudieras seguirnos el paso, me alegro por ti.
-¡No tienen idea del enorme problema que han causado!-reclamó Ozturk-deben devolver la estrella que se han robado, si no lo hacen el invierno seguirá perdido y comenzará a congelarlo todo ¡han cometido un grave error!
-Lo sentimos-dijeron todos los cuervos al unísono-no era nuestra intención robar ésa estrella, ni mucho menos enloquecer al invierno, sólo queríamos tomar la prestada por un ratito, la necesitábamos para encontrar éste lugar ¡mira encontramos muchos tesoros! ¡son tan lindos! ¡mira, mira cómo brillan! Además Ozturk, ya que estás aquí puedes tomar tu parte del tesoro...
-¡Ya basta de tonterías!-gritó enfurecido el viento- ¡devuelvan la estrella ahora mismo o les juro que les arranco las plumas una a una!-la parvada, asustada, comenzó a revolotear y graznar como locos por todo el lugar-
-¡Suficiente!-ordenó Ozturk- ¡quédense quietos y guarden silencio! –de inmediato la parvada obedeció cómo si hubieran recibido órdenes del líder-así está mejor -continuó el cuervito-ahora entreguen la estrella para regresarla a su lugar.
-Eso quisiéramos Ozturk-dijo el líder de la parvada-pero me temo que hay un ligero inconveniente...
-¿Acaso la perdieron?-dijo el viento mientras acorralaba a la parvada de un soplido contra la pared-
-¿Perderla?-dijo el líder- ¡no! ¡no! No seríamos tan irresponsables, no ... lo que sucede es que hmmm, verán, como que se dañó ... un poquito ...
-¡Mas bien ya no sirve!-gritaron los demás cuervos-
-¡Si eso!-exclamó el líder- ¡exacto! Ya no sirve, se ... se ... ¡se descompuso!
-¿Cómo es eso?-preguntó angustiado Ozturk-
-pues sí cuervito, es que con el ajetreo del viaje y luego esto de buscar tesoros en las ruinas y todo eso, pues. .. verás, se nos cayó un par de veces, pero luego se cayó otra vez y como que se rompió...
-¡Tratamos de arreglarla!-gritaron los demás-
-¡Sí, es cierto, lo intentamos-decía el líder-pero los pedazos son tan chiquitos que no se pueden armar, ni pegar, ni coser... es que son tan pero tan chiquitos...
-¡Sí!-gritó la parvada-mas bien quedó hecha polvo
-¡Si! ¡eso, polvo! ¡Y pues imagínense cómo es difícil tratar de armar polvo! ¡no se puede! Pero sí juntamos el polvito y lo pusimos cuidadosamente en un jarrón muy bonito que encontramos, si quieres te lo puedes llevar, pero por favor ten mucho cuidado, no se te vaya a caer.
Ozturk se quedó mirando el jarrón que contenía a la pobre estrella pulverizada mientras que el viento convirtiéndose en un pequeño tornado vociferaba: ¿Polvo? ¿polvo? ¡yo los desplumo ahorita mismo!
-Por favor, tranquilízate viento, digo, está bien que se nos rompió la estrellita ésta, pero no es como si fuera el fin del mundo, total, nada más hay que ver el cielo para saber que no era una estrella única, si, hay millones allá arriba viento ¡millones!
-Es cierto que hay millones de estrellas cuervo-dijo la luna iluminando con más fuerza, sin embargo cada una de ésas estrellas tiene un propósito y cada una de ellas es única, lo que han hecho es terrible.
-Lo lamentamos profundamente Luna-decía el cuervo líder mientras bajaba avergonzado la cabeza-te rogamos nos disculpes
-¿Qué vamos a hacer ahora Luna?-preguntó el viento-¿cómo vamos a guiar al invierno? La estrella ya no existe.
-La estrella sigue ahí-dijo la Luna- una estrella rota, quizá aparente haber perdido su brillo, sus alas, su libertad, pero toda su magia y su poder siguen allí.
Ozturk y la Luna intercambiaron la mirada un momento y el pequeño cuervo pregunto: ¿es posible Luna?
-todo es posible si realmente lo quieres Ozturk.
El viento, y los demás cuervos se preguntaban de qué estaban hablando la Luna y el cuervito, el silencio cayó sobre las ruinas como si nunca hubieran sido descubiertas y en ése momento el pequeño Ozturk se introdujo en el jarrón que contenía el polvo estelar y éste comenzó a adherirse a su plumaje hasta que el cuervito se vio nuevamente envuelto en aquel dulce resplandor, como cuando atravesó el invierno; repentinamente sintió una fuerza que nunca antes había experimentado, y aquella fuerza parecía acrecentarse con la intensidad del fulgor de su nuevo plumaje blanco.
Todos alrededor del jarrón contenían la respiración hasta que Ozturk por fin salió iluminado por completo aquel lugar como si estuviera bañado por el amanecer.
-¿Ozturk?-preguntó el viento-¿eres tú?
-¡Soy una estrella amigo viento, ahora sí soy una estrella!
-Estamos a tus órdenes Ozturk-dijeron los cuervos haciéndole reverencia-
-No hace falta que hagan esto amigos-respondió el cuervo blanco-el error cometido ha sido reparado.
Dicen que cuentan que desde aquel momento y hasta nuestros días Ozturk, el cuervo blanco, guía el sendero del invierno trayendo la algarabía de las fiestas consigo, cediendo paso a la primavera, e iluminando los sueños de los pequeños, como tú, como yo, para hacernos saber que en nuestro interior hay un poder avasallador que incluso puede hacer brillar la más densa oscuridad.