martes, 25 de diciembre de 2018

¡HASTA EL PRÓXIMO AÑO SOÑADORES!

Queridos soñadores,
Ha llegado el final de este 2018 ... un año vertiginoso para mi en esta carrera de letras, un año de muchos logros y conquistar miedos, un año de cumplir un sueño que tenía desde que era una niña de 6 años ...
¿El sueño? Ir a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara como escritora, lo soñé mucho tiempo, cada año por treinta años (tengo 36) luchando, tocando puertas hasta que alguien creyó en mi, tanto como yo creo en ellos, solo puedo decir gracias por este sueño, por este viaje, por inyectarme más tinta en las venas.

con el equipo de AUDACIA en la FIL

Ha sido un año de ganar más lectores y seguir trabajando para ofrecerles mejores cuentos... no tengo más que una palabra que decir, que lo engloba todo y aún así no alcanza
¡GRACIAS! Gracias a todos los que me siguen, me leen, me piden cuentos, comentan  o pasan por aquí en silencio pero llevándose una sonrisa. MIL GRACIAS.
GRACIAS A ENCUENTOS. COM por seguir compartiendo mis cuentos, y un gracias muy especial a
AUDACIA, LIBROS PARA ESCUCHAR SIN LÍMITES por creer en mi y mis letras, gracias por darme la oportunidad de crecer como escritora y como persona al lado de ustedes, pero sobre todo por su amistad chicos.
A todos mis amigos ...
Dragón, Hadita, Brujisister, Foquita, Ranita, Búho, Ninja, Smyllen, Daitán, Sösaku, Deiji, Capitán de la Machinkuepa, Maestra Fabi, Genio, ... Y TODOS MIS AMIGOS ESCRITORES E ILUSTRADORES CON  NOMBRES NORMALES GRACIAS.
Me despido con las palabras de un gran escritor norteamericano que admiro mucho Shel Silverstein que dijo:

"TODOS LOS HUBIERAN, PUDIERAN, DEBIERAN
RECOSTADOS BAJO EL SOL
HABLANDO DE LAS COSAS QUE HUBIERAN, PUDIERAN,DEBIERAN HABER HECHO
PERO TODOS ESOS HUBIERAN, PUDIERAN, DEBIERAN
HUYERON Y SE ESCONDIERON DE UN PEQUEÑO "HICE"

No tengan miedo soñadores, intentar ir tras su sueños jamás será un fracaso incluso si no se hace realidad, intentar siempre es un éxito.
FELIZ AÑO NUEVO Y DESEO QUE SUEÑEN COSAS IMPOSIBLES PARA QUE PUEDAN HACERLAS POSIBLES. XOXO Eliz, empedernida escritora.
                   Y nos vemos el próximo año con nuevas historias, mientras tanto no me despierten!
shhhh estoy soñando





domingo, 23 de diciembre de 2018

EL MISTERIOSO CASO DE LOS MONSTRUOS NAVIDEÑOS, CAPÍTULO 6


EL MISTERIOSO CASO DE LOS MONSTRUOS NAVIDEÑOS
CAPÍTULO 6
YO PUEDO ARREGLAR LA NAVIDAD




Santa Claus se apresuró al encuentro de su esposa con lágrimas llenas de tristeza y compasión, porque sabía que la Navidad era difícil, él tenía que irse y dejarla sola para pasar la noche entera viendo a todas las familias reunidas, felices y contentos mientras que su propia familia tenía que estar separada y trabajar muchísimo para llevarle felicidad principalmente a los niños, era cierto que muchos niños eran caprichosos y no les importaba nada que no fueran sus regalos, pero no todos eran así. Santa quiso abrazar a su esposa, pero ella se echó a correr, Peribelle gritaba, Santa gritaba, pero Alondra Foxter estaba silenciosa igual que su valiente gato kickster, observando la escena como si estuvieran leyendo un libro que ya conocieran.
5, 4, 3, 2 ¡ahora kickster! –ordenó la detective– El gato siguiendo la orden saltó varios metros en el aire preparando sus garras y colmillos para aterrizar en el abominable monstruo en el que se había convertido la Señora Claus, aquello tomó por sorpresa a la criatura y cayó de bruces en el suelo y llena de ira, por lo que le propinó tremenda patada al gatito, que por supuesto estaba completamente a salvo gracias al chaleco de fibras de kevlar que le había mandado confeccionar Alondra, y ella ya esperaba a la monstruosa criatura con una lata de gas paralizante, la horripilante Señora Claus no podía mover ni una garra, pero seguía gruñendo y gritando, por lo que Alondra sacó de su abrigo una jeringuilla y le aplicó un calmante que bien habría podido dormir a dos osos, pero que a la terrible criatura en la que se había convertido la Señora Claus no pareció más que atontarla ligeramente.
Desde la puerta la señorita Blizter y Rÿphaliik miraban todo con asombro y miedo, pero al ver que Alondra tenía controlada la situación entraron a la casa junto con todos los duendecitos navideños que habían corrido a esconderse entre montoncitos de nieve cuando se dieron cuenta de que la Señora Claus estaba transformándose lentamente en uno se esos monstruos de que los que hablaban en televisión.
-             ¿Todo bajo control señorita Foxter? –preguntaba pícaramente la señorita Blizter-
-            Pan comido señorita Blizter, pan comido.
-            ¿Pan comido? –preguntaba confundido Rÿphaliik- ¡pero todo es un desastre Alondra!
-            Mi querido Rÿphaliik, incluso el caos tiene cierto orden, si, la Señora Claus es un monstruo, ciudad Moona, y ciudad Hezocentre están plagadas de monstruos, ya es noche buena y Santa sigue aquí y sin entregar regalos… aún así hay esperanza, recuerda que lo imposible solo requiere un poco más de esfuerzo.
-            ¿Cómo? –dijeron al unísono todos los duendecillos-
-            Bueno, comenzó a explicar Alondra Foxter mientras se sacaba el abrigo y encendía la chimenea, tenemos a la señora Claus, tenemos a la bruja blanca, Peribelle Vandalay, tenemos dos talismanes y tenemos a Santa, solo hay que escribir un nuevo hechizo y revertirlo.
-            -Pero, jamás podremos revertirlo tan rápido Alondra –comentó Peribelle-
-            ¡Seguro que sí! – exclamaba la detective cargando a kickster y removiendo su chaleco anti-asalto- Hoy tenemos la luna llena más grande y brillante del año, está tan grande y brillante que parece un espejo… ¡un espejo Peribelle!
-            ¡Claro! Un espejo gigante… ¡necesitamos un hechizo!
-            ¡Escríbelo! Santa y tú lo dirán
-            Santa –decía la detective– no te preocupes, ella estará bien, quizá le duela un poco la cabeza, pero nada más, todo esto tiene arreglo, llevemos a la Señora Claus a la cama, pronto será ella misma y podremos hablar, ya no llores.
-            Está bien mi niña…
Mientras tanto la señorita Blizter preparaba una gran olla de chocolate caliente sobre la chimenea y le daba a todos los duendecitos una taza y una manta, cuando hubo repartido hasta la última gota tomó a kickster y salió a la aldea, el gato era tan astuto y talentoso como su ama y de inmediato se trepó al pino navideño para tirar los adornos que estaban rotos y la señorita Blizter arregló la electricidad y sacó del helicóptero todos los maravillosos drones y gadgets que tenía Alondra y los puso a trabajar, ordenándoles desde la computadora que recogieran, pegaran nuevos adornos, enredaran nuevas series de luces etc, mientras ella se ponía un caramelo de cereza y menta en la boca, así en cuestión de minutos la aldea había quedado limpia y adornada, como si nada hubiera pasado. La señorita Blizter se llevó otro caramelo a la boca, agarró al gato y se metió a la casa para buscarle un tazón de leche.

-            ¡Ya tengo el hechizo! –gritaba entusiasmada Peribelle–
-            ¡Vamos! ¡vamos mi niña!-decía más repuesto Santa Claus-
“¡Luna, luna, grandiosa luna, escucha y mira, mira y escucha, refleja en tu dulce luz nuestras voces, revierte a estas criaturas atroces!”
Los talismanes de ambos brillaron y se convirtieron en un fino polvillo que viajaba en la luz de la luna y en cuestión de segundos la Señora Claus ya era misma y por televisión decían que los monstruos se estaban desvaneciendo y los niños regresaban a su forma normal.
Al ver aquello Santa y Alondra regresaron a la habitación de la Señora Claus que lloraba amargamente sintiéndose muy avergonzada. Al y Santa la abrazaron.
-            ¡Mi amor! –decía Santa– Yo sé que es difícil estar separados en Navidad y no pasar tanto tiempo juntos por estar fabricando regalos y revisando listas, pero tu sabes que eres mi mundo. Sin ti nada funciona, sería un reloj descompuesto.
-            Señora Claus –decía Alondra Foxter– yo creo que algo puede hacerse para que usted, su esposo y toda la aldea puedan pasar Navidad juntos y no trabajar todo el tiempo sin parar, verá que la gente entenderá y sobre todo, los niños entenderán, de eso me encargo yo, pero por favor, la próxima vez que sienta que quiere volverse monstruo, y volver monstruo a todo el mundo y destruir la Navidad, hable con su esposo, hablando se resuelve mucho! ahora ¿por qué no bajan y beben chocolate con los duendecitos?
-            ¡Pero es noche buena! –decía entre sollozos la Señora Claus- y no tenemos casi regalos, si acaso tenemos la mitad, los destruí …
-            ¡Esta noche buena yo seré Santa Claus!
-            ¡COMO! –gritaron Santa, la Señora Claus, Peribelle y los duendecillos al mismo tiempo-
-            ¡Señorita Blizter! Haga el favor de darme mi maletín rojo.
La señorita Blizter metiéndose otro caramelo a la boca le entregó el maletín a la detective, de él sacó una fabulosa máscara latex que era idéntica al rostro de Santa en todo detalle, también se puso su traje que tuvo que inflar un poco para llenar el gran hueco de la barriga y diciendo ¡jo, jo, jo! Tomó a kickster, le puso un gorrito tomó de la mano a la señorita Blizter y se subieron a su helicóptero.

Más tarde todas las emisoras de Televisión emitían un video en el que Santa explicaba que debido a los recientes acontecimientos solamente podría dar un regalo por niño y que le harían un inmenso favor si todos los niños pudieran hacer alguna buena obra por alguien más para compensar la falta de regalos.
Los niños como Atreya Bobinska, Bruno Pralinëé, los gemelos Mc Muscle y todos los pequeños que fueron horripilantes monstruos por un par de días le dijeron a sus padres que no necesitaban regalos, habían comprendido que tener una familia que los amaba era el regalo más grande del mundo, pues sin una familia que te abrace y juegue contigo, que te cuente cuentos y te cocine cosas ricas ningún regalo por más costoso que fuera valía nada.
Habían comprendido que la Navidad no era un día para pedir, pedir, pedir, pedir cosas, era una fecha para recordar que hace muchos, muchos años había nacido sin nada el niño Dios, y ellos tenían mucho, eran ricos porque tenían familias que los amaban y de eso se trata cualquier celebración, de estar juntos, de reír de jugar y soñar no es algo que puede comprarse en ningún centro comercial, y ya no volverían a ser monstruos ni por dentro, ni por fuera. Al igual que Peribelle Vandalay que fue adoptada por los señores Claus y ayudaba con un poco de magia … magia buena y pura, a todos los quehaceres de la Aldea y de la casa de Santa, y esa noche, por primera vez en quien sabe cuánto tiempo se sentaron a cenar los señores Claus y los duendecillos y los renos y una brujita blanca para tener una noche buena tranquila en familia.

Mientras tanto en los cielos de las ciudades se veía el helicóptero de Al Foxter dejando regalitos por doquier para todos los que sí se habían portado bien, desde aquella extraña Navidad algo aún más importante sucedió en ciudad Moona, muchos voluntarios contactaron a la detective para decirles que querían ser ayudantes de Santa Claus, para que el ya no tuviera que hacer todo solo y pudiera de vez en vez disfrutar una cena navideña con su familia.
En plena Navidad Al Foxter llegó a su oficina, agotada pero feliz de haber ayudado a rescatar la festividad, pero sobre todo de haber resuelto otro caso.
-            ¡Señorita Blizter! –gritaba melódicamente Alondra Foxter– ¡póngase sus mejores tacones y un nuevo chaleco a Kickster, porque nos vamos a desayunar!
-            ¡Seguro! –decía la señorita Blizter mientras se metía otro caramelo a la boca- pero tenemos más casos pendientes
-            Lo sé, pero por hoy nos ganamos un graaaan desayuno
-            ¿Con doble postre?
-            ¡Por supuesto! ¡Es Navidad!
La señorita Blizter cerró con llave la oficina, tomó su gas pimienta y su arma paralizante, se metió otro caramelo y se fue con la detective Foxter, alegre, pero siempre alerta, por si se les venía otro caso inesperado.  



   








sábado, 22 de diciembre de 2018

EL MISTERIOSO CASO DE LOS MONSTRUOS NAVIDEÑOS, CAPÍTULO 5


EL MISTERIOSO CASO DE LOS MONSTRUOS NAVIDEÑOS
CAPÍTULO 5
¡ODIO LA NAVIDAD!


En el Polo Norte, en lo más recóndito de la villa de Santa Claus, se encontraba la Señora Claus observando todo en una antiquísima bola de cristal con los ojos grandes como cráteres lunares, al ver que Alondra Foxter y su esposo sospechaban de ella. En aquel momento quiso huir pero de la nada le cayó encima Peribelle Vandalay.
-               ¡Señora Claus! ¡Tenemos que detener esto! ¡Si no fuera por Alondra Foxter y su esposo yo sería un monstruo!
-            ¡No deberías estar aquí! ¡Peribelle te dije que tuvieras cuidado! ¡Esto es tu culpa por ser tan distraída! ¡Te advertí que Al Foxter era astuta!
-            ¡Nada de eso importa ahora señora Claus! El mundo entero terminará lleno de monstruos! ¡Tenemos que revertir esto!
-            ¡NO! ¡No me importa! ¡Todos son monstruos de todas formas!
-            ¡No! ¡Hay que detener esto…! –sin embargo Peribelle aún no terminaba de hablar cuando la señora Claus susurró algo y la brujita terminó convertida en un gran muñeco de nieve-
-            ¡Guarda silencio Peribelle Vandalay!-dijo enojada y decidida la señora Claus-

El helicóptero de Al Foxter estaba por llegar al Polo Norte, durante su viaje no había sido suficiente la pericia de la señorita Blizter como piloto y Santa había tenido que usar su magia para mantener el helicóptero a salvo. Pero al fin estaban en la villa de Santa, todos bajaron alerta, en especial el gato Kickster que de inmediato se puso a olfatear el lugar, el rastreador satelital indicaba que Peribelle estaba cerca pero no podían verla, Santa Claus corrió hasta su casa buscando desesperadamente a su esposa, más la casa estaba vacía, tampoco estaban los renos ni los duendecillos, la deslumbrante estrella en el gran pino navideño al centro de la aldea yacía rota en el suelo y todas las luces tiradas. Y la fábrica de juguetes, que era una bellísima antigüedad estaba apagada y todos los obsequios que habían terminado estaban destrozados, incluso los que ya habían montado al trineo. La aldea entera estaba a oscuras y silenciosa.

El duendecillo Rÿphaliik sacó un silbato de su bolsillo y lo hizo sonar, a lo lejos, pero muy lejos, se asomó uno de los renos, se veían asustados y él y la señorita Blizter fueron a buscarlos para meterlos en el establo.
Alondra Foxter no se rendía fácilmente y seguía el rastro de Peribelle con su GPS, el gato, que no dejaba de olisquear, se detuvo de repente frente al muñeco de nieve y empezó a ronronear e intentó “amasarlo”.
-            ¿Peribelle? –preguntó dudosa Alondra– ¿eres tú?
-            Hmmmm –se escuchaba desde el interior del muñeco de nieve-
-            ¡Alondra! –gritaba Santa corriendo hacia ella a toda prisa– ¡Alondra! ¡Mi esposa no está, la aldea está destruida, creo que Peribelle ha hecho todo esto.
-            Santa… no ha sido Peribelle…
-            ¿Cómo dices? ¿Cómo lo sabes?
-            Escucha a este muñeco de nieve –Santa se acercó al muñeco que no tenía una sonrisa como todos los que adornaban la aldea, sino una mueca de dolor y tristeza-.
-            ¿Peribelle? –interrogó Santa–
-            Hmmm, hmmmm a… a…. ayuda…
-            ¡Peribelle! ¡Por el niño Dios! ¿Qué ha pasado? –sendas lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Santa Claus mientras con sus dedos dibujaba algunos símbolos mágicos sobre la nieve para que Peribelle Vandalay fuera humana de nuevo– Lo siento tanto Peribelle…
-            ¡Es mi culpa Santa! –por fin decía Peribelle mientras era envuelta en mantas y la llevaban al interior de la casa-

Después de hacer que Peribelle Vandalay entrara en calor Alondra Foxter se sentó frente a ella, sus rojos y alargados rizos caían sobre su rostro enmarcando sus profundos ojos violetas, la tomó de las manos y le pidió que les contara toda la verdad, no había enojo en la voz de Alondra, ni lástima, tampoco arrogancia, lo cual sorprendió a Peribelle que aun tiritando de frío y miedo al verse convertida en dos criaturas fantásticas en una sola noche se dispuso a contarles la historia.
Había sido una Navidad terrible, como todas las Navidades de Peribelle desde que había quedado al cuidado de sus tíos, que siempre le dejaban claro que no la querían pues tan solo la habían acogido porque era su deber, no porque quisieran. Y cada Navidad como cada cumpleaños o cualquier otra festividad, la mandaban a su habitación sin cenar, sin obsequios ni cariños, o un solo gesto de bondad. Una de esas navidades Peribelle Vandalay se encontraba viendo el horizonte por la ventana, contando los copos de nieve que caían en su cristal cuando la vio, una abuelita adorable con gran vestido rojo y un abrigo a juego, tenía una canasta y le hacía señas de que bajara, A Peribelle le habían enseñado a no hablar con extraños, pero pensó que una abuelita en nochebuena no podía ser mala persona así que se salió por la ventana y bajó por el tejado.
La señora Claus fue quien le había mostrado bondad por primera vez en mucho tiempo a Peribelle.
Le dejó su canasta llena de bocadillos y dulces y hasta le regaló una bufanda, gorro y guantes tejidos a mano, hermosos y calientitos, la abrazó y le dijo que no se entristeciera, que al final todo iría bien, que siempre podría contar con ella, esa Navidad la señora Claus lanzó un hechizo, primero para ser invisible y que los tíos de Peribelle no la notaran y el otro para que ellos tuvieran corazón y trataran bien a la chica, al menos hasta que ella pudiera valerse por sí sola, había sido la señora Claus quien le había enseñado algo de magia y luego la puso en la dirección correcta para ser una buena brujita blanca, y con el pasar de los años la señora Claus le confesó a Peribelle que odiaba la Navidad, porque siempre estaba sola, pues Santa Claus tenía que irse y últimamente la Navidad era insoportable porque ella veía cuanto trabajaba su esposo y los duendecitos y toda la aldea para llevar tantos y tantos regalos vacíos a los niños que estaban igual de vacíos, le dolía ver que ya muy pocos sabían el verdadero significado de la Navidad y cada año se volvían más y más codiciosos y la señora Claus lloraba, y Peribelle lloraba pues también odiaba la Navidad porque no le gustaba estar sola  y ya Santa Claus no la visitaba más. Y ambas comenzaron a trazar su descabellado plan para enseñarle al mundo una lección. Porque para ellas la Navidad no era divertida y el mundo entero parecía haberse olvidado de las cosas que eran importantes.
-             ¡PERIBELLE HA DICHO LA VERDAD! –exclamó abriendo la puerta de par en par la Señora Claus- ¡HE SIDO YO LA QUE PLANEÓ TODO ESTO PORQUE ODIO LA NAVIDAD! ¡ODIO QUE LA GENTE SE VUELVA LOCA COMPRANDO BARATIJAS, ODIO QUE MI ESPOSO NO DESCANSE NUNCA PARA CUMPLIR TANTO DESEO VACÍO, ODIO ESTAR SOLA SIEMPRE EN NAVIDAD, ODIO QUE YA A LOS NIÑOS NO LES IMPORTA EL VERDADERO SIGNIFICADO DE ESTA FECHA TAN IMPORTANTE, ODIO LA NAVIDAD Y HOY TODO EL MUNDO LA ODIARÁ TAMBIÉN!
Continuará…



   








jueves, 20 de diciembre de 2018

EL MISTERIOSO CASO DE LOS MONSTRUOS NAVIDEÑOS, CAPÍTULO 4


EL HORRIPILANTE CASO DE LOS MONSTRUOS NAVIDEÑOS
      CAPÍTULO 4
  CIENCIA, MAGIA ... Y UN POCO DE FE


-¡Peribelle no!– Gritó Santa Claus tratando de quitarle el espejo, pero ya era demasiado tarde, y el monstruo en el que se había convertido la bruja escaló los muros, atravesó con sus afiladas garras el techo, y salió corriendo, perdiéndose en el horizonte.
Los únicos que no parecían haberse congelado por la impresión eran la señorita Blizter y Kickster quienes se apresuraron a regresar al helicóptero blackhawk para perseguir a la bruja. El siguiente en recobrarse del shock fue el duendecillo Rÿphaliick, quien por fin pudo pronunciar palabra.
-            ¡Alondra! ¡Santa! ¿Qué hacemos? ¿Sólo Peribelle puede revertir el hechizo?
-            No, Rÿphaliick –respondía pensativa Alondra mientras miraba a su alrededor- Peribelle es una bruja buena, pero sus hechizos más bien son recetas... instrucciones ... es cierto que es una persona con magia en las venas ... pero si de seres llenos de magia estamos hablando, pues tenemos aquí mismo a uno de los seres más mágicos del mundo ¿verdad Santa?
-            Alondra, esto tal vez supere mis conocimientos
-            ¡Tonterías! Sólo hay que encontrar el hechizo y revertirlo... sencillo ¿Sí? Rÿphaliick, busca en cada rincón de esta casa todos los libros de magia que encuentres, en especial el libro de las sombras de Peribelle.
-            ¿De las sombras? ¡Ah su diario mágico!
-            Si, ahí debe tener la mayoría de sus hechizos.

Los tres aliados voltearon la casa de la bruja patas arriba reuniendo todos los libros que hablaran de magia, aunque no había señal del libro de las sombras.
-            No está aquí Alondra – decía el duendecillo tratando de recobrar el aliento después de haber movido todos los muebles y alfombras de la casa–
-            Tiene que estar mi querido Rÿphaliick ... tiene que estar ... piensa como bruja Alondra, piensa como bruja ...

Alondra comenzó a caminar por la casa con los ojos cerrados, pasó sus largos dedos por las repisas de los libreros, y por las ramas del árbol de Navidad... respiró profundamente, el olor a pino fresco, sándalo, vainilla y muérdago inundaron sus sentidos, pero había algo más, un olor tenue, pero que alcanzaba a distinguir ... limón o lima, algo cítrico y fresco, sumamente suave ¿de dónde provenía? Alondra encaminó sus pasos junto a los sillones ... no era allí, fue a la cocina, revisó los gabinetes e incluso el contenedor de basura, donde encontró varias cáscaras de limones reales ... eso explicaba el aroma, pero no explicaba porque lo había notado tan lejos de la cocina, regresó a la sala de estar donde los libros se encontraban en perfecto orden, pero con algo de polvo, excepto la antigua edición de “Cuento de Navidad”, de Dickens, Alondra lo tomó, cerró los ojos y acercó la nariz ... olía a libro viejo por supuesto y también a algún tipo de barniz porque la portada había sido reparada, pero de nuevo olía a limón real ¡y mucho! Al Foxter sacó del bolsillo de su chaqueta una delgada linterna de luz negra y la pasó por las amarillentas hojas ¡EUREKA! En los márgenes del libro estaban escritos todos los hechizos de Peribelle Vandalay, su libro de las sombras, oculto a simple vista (había que admitir que eso fue astuto, pero Alondra lo era un poco más).
A mitad del libro se leía el título: PARA REVELAR LA VERDAD
“luz de luna, luz de cielo, deslízate en este espejo.
Yo lo comando, yo lo ordeno.
De la luna a mi luna, a tu superficie de hielo.
Revela la luz u oscuridad de tu verdadero reflejo.
Libera al monstruo que se lleva dentro.
Y no le sueltes hasta que cambie el viento en el mundo revuelto”.

Al duendecillo Rÿphaliick se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja, porque si de algo saben los duendecitos, es de acertijos, rimas y poemas.
                     ¡Es sencillo Alondra! -dijo dando saltitos de emoción el buen Rÿphaliick- La primera línea, luz de luna, luz de cielo, deslízate en este espejo, es exactamente eso, Peribelle posó su antiguo espejo bajo la luna llena, la primera de este invierno ... la segunda línea: de tu luna a mi luna a tu superficie de hielo, significa que la magia de la luna bajó a su talismán, el collar con la luna menguante de plata que trae la brujita al cuello, es la clave del poder del espejo, sin el collar no puede revelar las verdaderas intenciones de la gente; la última línea, ... y no le sueltes hasta que cambie el viento en el mundo revuelto ... estoy seguro de que el mundo revuelto se refiere al reflejo y el viento tiene que ver con el día en que la luna cambia, porque en la primer luna del invierno empezaron esas ventiscas horribles y no se han calmado, tiene que ver con este hechizo.
                     ¡Excelente mi querido Rÿphaliick! –aplaudió Al Foxter– ya vamos por buen camino ...
                     Pero... Alondrita –interrumpió pensativo el duendecito– cuando Peribelle se convirtió en monstruo se quedó con el collar...
                     ¡Ciencia! Querido amigo ¡ciencia, magia... y un poquito de fe! ¡sobre todo en Navidad!

Mientras tanto, en el helicóptero kickster el gato no le había quitado los ojos de encima al monstruo en el que se había convertido Peribelle, lo que fue de gran ayuda cuando la señorita Blizter sacó un pequeño dron de un maletín, parecía una simple abeja, pero aquella monada era una maravilla, la señorita Blizter digitó unas coordenadas en la computadora y el dron abeja salió disparado hacia la monstruosa Peribelle Vandalay, el dron sorteó sus manotazos y le dejó ir con fuerza brutal su aguijón modificado, no era otra cosa que un chip de rastreo satelital, ahora la balanza volvía a inclinarse a favor de Al Foxter y su equipo, no había forma de que perdieran de vista al monstruo sin importar si huía al desierto del Sahara o a Timbuctú ¡la tenían en la mira!

La fascinación de Alondra por la tecnología de punta y los gadgets más raros por fin rendía frutos, pues de su maletín sacó una impresora 3D portátil, con la cual escaneó una de las fotos de Peribelle sacando un perfecto modelo de su collar de luna menguante, cada detalle era idéntico, el único problema era que no era un objeto mágico, pero en cuanto estuvo terminado lo puso en las sabias y mágicas manos de Santa Claus, quien con su aliento mágico convocó a los buenos espíritus del invierno, salió al jardín y sobre el collar cayeron unos increíbles copos de nieve que estaban hechos de polvo lunar y aureolas boreales que le otorgaron un brillo cegador , llenándolo así de magia ¡y una mucho más poderosa que la del collar de la bruja!

-            ¿Y ahora que sigue Alondrita? –preguntaba ansioso Rÿphaliick–
-            Primero hay que revertir el hechizo, Santa, toma el espejo y repite el encantamiento, pero al revés, porque en los espejos todo es al revés.
-            De acuerdo mi niña

“Y no le sueltes hasta que cambie el viento en el mundo revuelto.
Libera al monstruo que se lleva dentro.
Revela la luz u oscuridad de tu verdadero reflejo.
De la luna a mi luna, a tu superficie de hielo.
Yo lo comando, yo lo ordeno”.
Luz de luna, luz de cielo, deslízate en este espejo”. –Dijo Santa Claus fuerte y claro, el espejo tembló, brilló y justo cuando parecía que iba a quebrarse todo su brillo pasó al talismán de la luna menguante que sostenía Santa y luego se apagó, quedó más oscuro que el fondo de un abismo, por lo que Rÿphaliik de inmediato lo cubrió con un paño blanco, pues es sabido que un espejo oscuro que ya no refleja, puede ser una ventana para esas cosas que se ocultan en las sombras–.
-             ¡Perfecto Santa, ahora debemos seguir a Peribelle, vamos, al helicóptero!
-            Alondra ¿y si fallamos? –preguntaba temeroso Rÿphaliik –
-            ¡No vamos a fallar Rÿphaliik! –respondió con toda seguridad Alondra Foxter– Tenemos ciencia, magia, y un poco de fe, recuerda que lo imposible solo requiere un poco más de esfuerzo, Al Foxter no se rinde tan fácil mi querido amigo ¡ahora vamos a resolver esto!
El helicóptero comandado por la señorita Blizter esperaba en tierra para despegar más rápido que un relámpago, juntos siguieron la señal que mandaba el chip satelital instalado en Peribelle Vandalay ¡esa monstruosidad sí que corría, mejor dicho volaba! En menos de media hora ya había atravesado tres ciudades y seguía su desenfrenada carrera ¿pero a dónde? Al Foxter notó que algún resquicio de humanidad aún quedaba en Peribelle, porque se cuidaba de no mirar a nadie a los ojos, Al tenía que admitir que sentía mucha curiosidad, quería saber a dónde iba, pero no había tiempo para eso, así que le indicó a santa que apuntara el talismán, éste de inmediato se encendió como una pequeña estrella, y su cegadora luz alcanzó al monstruo en el que se había convertido la bruja Vandalay haciéndola aullar, retorcerse y caer, pero aun así, a mitad de su mágica transformación intentaba seguir adelante para llegar a algún sitio.
-            ¡NOOOOOOO! –aullaba Peribelle– ¡déjenme llegar! ¡Tiene que saber! ¡Ella tiene que sabeeeeeeer!
-            ¡Basta Peribelle! –Gritaba Alondra– tienes que calmarte y dejarnos ayudarte –todos salieron del helicóptero y Santa se quitó su gabardina para cubrir a Peribelle mientras la abrazaba-
-            Tranquila mi niña, respira profundo, tranquila, entre todos arreglaremos esto, tranquila.
-            ¡Santa! –lloraba Peribelle– ¡lo siento!  ¡Lo siento tanto! ¡No creí que esto resultaría así! ¡Ella tiene que saberlo y entender!
-            ¿Quién Peribelle? ¿Quién te convenció de esta locura? –preguntaba Alondra Foxter-
-            ¡Hälventaa! –gritó Peribelle– y en un parpadeo desapareció, Santa Claus solo se quedó agarrando la gabardina, Peribelle Vandalay se había desvanecido en el aire-
-            ¡Señorita Blizter! –urgía Alondra– dígame que el chip satelital aún está en Peribelle
-            Si está señorita Foxter, ya he puesto las coordenadas en el GPS de nuestro helicóptero, tiempo estimado de vuelo cuatro horas, destino, el Polo Norte.
-            ¿Santa? –preguntaba Alondra- ¿Tienes alguna idea de porqué Peribelle pudo desaparecer de esta forma? ¿Y por qué pronunció esa palabra?
-            Alondra … -explicaba Santa Claus contrariado– ¿no creerás que ella? ¿o sí?
-            No lo sé Santa, pero ella no la ayudó, entonces ella corre peligro?
-            ¿Quién? –urgió la señorita Blizter-
-            ¡LA SEÑORA CLAUS! Gritaron Santa y Alondra al mismo tiempo.
CONTINUARÁ…