miércoles, 9 de mayo de 2018

A LA DULCE MEMORIA DE MI MADRE ...

Soñadores, regreso a mi blog, pero le ofrezco a mis pequeños lectores una disculpa porque esta entrada no es un cuento, son unas palabras dedicadas a la memoria de mi madre, los cuentos nuevos, ya vienen, lo prometo.

El día de las madres desde hace muchos años es un poco triste para mi, porque mi mamá ya no está conmigo, pero hoy quiero hablar de algo que ella me regaló. Mi madre fue mi primer maestra, fue ella quien me enseñó a leer y escribir, y lo hizo con las poesías de Federico García Lorca, Rubén Darío y Pablo Neruda entre otros titanes de la poesía, 



este libro, que ya está desgastado y con las hojas amarillas fue y ha sido mi amigo desde mi niñez, en la voz de mi madre estos poemas se convirtieron en una ventana abierta hacia el mundo mágico de la poesía y la literatura ... 


no puedo pensar en un regalo mas bello que pudiera haberme hecho mi mamá, me regaló el mundo entero y el sueño de ser escritora, a ella le debo cada cuento, cada poema, cada pequeño triunfo que he tenido en las letras, cada hora de esfuerzo detrás de la pantalla de la computadora y cada noche de insomnio sosteniendo pluma y papel.
Es a través de mis cuentos y poemas que mi amor por ella se atreve a cruzar esta distancia imposible entre nosotras, es en ese mundo hecho de sueños de tinta en el que podemos encontrarnos y sonreír como me enseñó, y hoy, en el día de las madres, quiero decirle que la extraño siempre, que la llevo en sus viejos libros que son mis amigos, que la llevo tatuada en la tinta de mis venas, que mis letras son las caricias que le mando, que cada frase es mi forma de decirle cuanto la amo, cada personaje un pequeño homenaje a ella, todo lo bueno que hay en mi, poco o mucho es ella, y solo puedo darte las gracias por tanto amor, te quiero.
este cuento, para ti.

COLIBRÍ

Autora: Elizabeth Segoviano

A la sombra de una bugambilia se encontraba jugueteando un tornasolado colibrí, cuando una enorme nube se acercó y le dijo :colibrí,colibrí ¿qué haces tan solito ahí? Ven conmigo y te convertiré en nube y verás que bonito es el mundo recorrer.
-Pero mi madre me espera en casa y yo quiero a lado suyo el mundo ver, dime nube viajera ¿acaso me puedes prometer que siendo yo una nube mi madre será montaña y en su nevada punta descansaré?
-No, no puedo tal cosa prometer.
-Entonces gracias y buena suerte en tu camino.
El viento que todo lo escuchó se acercó y dijo: colibrí, colibrí ¿qué haces tan solito ahí? Yo puedo hacerte brisa y jugaremos noche y día, no tendremos reglas ni castigos ¡libres seremos!
-Pero si me voy contigo ¿puedes prometer que cada noche vendré a casa a dormir entre las cálidas alas de mamá?
-No, éso no te lo puedo prometer.
-Entonces gracias y buena suerte en tu camino.
Volando volando llegó el colibrí a la orilla de una playa y vio una juguetona ola aparecer y desaparecer, pero al fin se acercó y dijo: “colibrí, colibrí ¿qué haces tan solito ahí?
¿No quieres conmigo ser una ola y juntos surcar los océanos,pelear con piratas, buscar tesoros, bailar con delfines y cantar con sirenas?
-Si me voy contigo ¿puedes prometer que al final del día cuando me sienta cansado o asustado mi madre será una hermosa playa y me cobijará en sus arenas?
-No, no lo puedo prometer.
-Entonces gracias y buena suerte en tu camino.
Volando volando regresó a casa el colibrí y su madre le dijo: “colibrí, colibrí ¿por qué llegas tan tarde a mí?
-Hoy una nube, el viento y una ola me invitaron a partir, me hablaron de viajes, juegos y aventuras; pero con ellos no quise ir porque tendría que partir sin tí.
-Colibrí, colibrí, mi pequeño colibrí, sé que un día habrás de partir, pero puedo prometer que a tu lado siempre estaré.
Seré el viento bajo el cual vueles, seré el frondoso árbol en el cual de la noche te resguardes, y cuando mucho me extrañes recuerda que seré el sol que te abrace desde el alba hasta el ocaso; y por la noche, si miedo sintieras, seré luz de luna que calme tus sueños.
Colibrí, colibrí, mi pequeño colibrí de ver el mundo nunca debes sentir temor, porque yo estaré en derredor; y si un día quisieras a mí volver y el camino no pudieras encontrar sólo deberás escuchar en tu interior, porque seré el ritmo de tu corazón, ahí por siempre juntos vamos a estar, y ése será nuestro eterno hogar.