miércoles, 27 de junio de 2012

CUENTOS EMPOLVADOS: EL SELLO DE LYRAX CAPÍTULO V


EL SELLO DE LYRAX
CAPÍTULO V
ALAS DE CENIZA
Autora:Elizabeth Segoviano TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR 03-2011-1017562800-14
Viene del capítulo 4 El libro del destino
Ivy ya no sentía tanto miedo, porque era divertido seguir al pájaro que había robado su reloj, a la niña le parecía estar caminando entre estrellas que le hacían guiños; pero de pronto sintió algo pesados los pies, bajó la mirada y vio que ya no los tenía envueltos en hojas, llevaba un reluciente par de botas que además de ser abrigadoras eran de lo más cómodas.
Cuando las botas aparecieron, los pájaros comenzaron a graznar, pero no eran los mismos graznidos traviesos y joviales de antes, esta vez sonaban más como una especie de alarma; de inmediato comenzaron a revolotear alrededor de Ivy, como si quisieran envolverla, la niña no entendía que pasaba y con tantas aves no podía ver absolutamente nada. En instantes ella se vio encerrada en una especie de nube de plumas azuladas, pero aquella nube tomó la forma de un gran cuervo, tan grande como los árboles del bosque, y el cuervo miró a la pequeña, como invitándola a subir en su lomo; Ivy al principio dudaba de hacerlo, tenía miedo, no sabía si aquel cuervo gigante era bueno o malo, pero un sonido estremecedor se escuchó a lo lejos, en la entrada del bosque, era una combinación de rugidos y relámpagos ... al voltear hacia atrás la niña vio una gran masa de negrura, algo mucho más denso, siniestro y oscuro que cualquier cosa que hubiera visto antes, no tenía forma, sólo era oscuridad, pero al verla, nuestra amiga supo que debía huir, así que sin pensarlo más Ivy se sujetó de las suaves plumas del cuervo y se sentó en su lomo, de inmediato el ave desplegó sus alas y se enfiló hacia las nubes.
  Desde el cielo de aquel mundo de papel las cosas eran muy diferentes, si bien todo seguía siendo color sepia, era más bonito, el aire se sentía fresco y olía un poco a esas libretas de papel perfumado que las niñas usan para escribir cartas de amor o un diario secreto. (Ivy conocía muy bien aquel aroma, porque le encantaba escribirle cartitas a sus padres, a su hermano y a sus amigos) y por encima de las nubes podía percibirse la tenue luz de una luna hecha de papel maché; Ivy volvió a sonreir al sentir la velocidad conque el gran cuervo sobrevolaba el bosque, fue en ese momento cuando soltó una de sus manos y vio que estaba manchada de una especie de hollín, que olía un poco a café; de hecho la niña estaba toda cubierta de aquella aromática ceniza.
-                    ¿De dónde viene toda esta ceniza cuervito?–preguntó Ivy sin esperar realmente una respuesta–.
-                    Viene de las plumas en mis alas Ivy –dijo el gran cuervo con una voz que recordaba a un personaje de caricaturas–
-                    ¡PUEDES HABLAR! ... ¿cómo es que sabes mi nombre? Yo no te lo he dicho, y tampoco sé el tuyo.
-                    Aquí todos te conocemos mi ama.
-                    ¿tu ama? ... ¿quién? ... ¿yo?
-                    Así es, eres la legendaria guardiana, Ivy Lyrax De Thorfax.
-                    Yo no me apellido Thorfax cuervito.
-                    ¡Claro que sí! Los guardianes antes que tu y los guardianes antes que ellos siempre se han llamado Thorfax, quizá no lo recuerdes ahora, pero ya lo harás; yo me llamo Haibane, y estoy a tus órdenes, puedo aparecer y desaparecer, puedo ser muchos o uno sólo ... si me necesitas todo lo que tienes que hacer es susurrar al viento mi nombre completo, Haibane Renmei.
-                    Alas de ceniza ... –decía la niña– tu nombre significa alas de ceniza ¿cierto?
-                    ¡Sí! Ya comienzas a recordar.
-                    ¿Qué es ésa cosa oscura que había en el bosque? ¿Porqué quería perseguirnos? ... no es algo bueno ¿verdad?
-                    No, no lo es mi ama ... esa oscuridad se llama Kandrara, es una antigua alquimista que se olvidó de la magia buena, todo en ella es así, oscuro, es ella quien convirtió todo lo que hay en nuestro mundo en papel, es ella quien le quitó el color.
-                    ¿Porqué?
-                    Es su más grande deseo que dejemos de existir, que todo nuestro mundo sea cubierto con su oscuridad, porque si eso pasa, allá en el mundo de los humanos también comenzará a oscurecer, ya nadie podrá soñar, ni creer en todo lo que es bueno y puro, tampoco podrán crear cosas hermosas, solo cosas oscuras, como Kandrara, y entonces ella se apoderará de todo, y de todos. Cuando tu hermano te dio las botas que llevas, ella supo que los guardianes habían sido llamados, y quiso detenerlos.
-                    ¿Darian me dio las botas?
-                    Así es mi ama, él es el otro guardián, el se encuentra entre ambos mundos para ayudarte.
-                    ... entonces es cierto –pensó la niña– Darian me esta buscando ... 
CONTINUARÁ ;) CAPÍTULO 6 AQUÍ http://sognareprofundere.blogspot.mx/2012/07/cuentos-empolvados-el-sello-de-lyrax.html

miércoles, 20 de junio de 2012

CUENTOS EMPOLVADOS: EL SELLO DE LYRAX CAPÍTULO IV


EL SELLO DE LYRAX

CAPÍTULO IV
EL LIBRO DEL DESTINO
Autora: Elizabeth Segoviano TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS SEP-INDAUTOR 03-2011-101711562800-14

Viene del capítulo 3 Ivy en el mundo de papel
http://sognareprofundere.blogspot.mx/2012/06/cuentos-empolvados-el-sello-de-lyrax_13.html

Darian había pasado el día entero tratando de localizar al abogado Blicke, pero al llamarlo por teléfono sólo respondía la máquina contestadora, ya era casi medianoche y nuestro joven amigo no sabía qué hacer, tan sólo podía pensar en lo pequeña que era su hermanita y en lo asustada que debía encontrarse; entonces decidió dirigirse al único lugar en el que podría encontrar respuestas, la vieja mansión Thorfax.
Esperó a que sus papás se quedaran dormidos frente al televisor viendo las noticias (cosa que no tardaba más que un par de minutos) y se escabulló al estudio de su padre para conseguir las llaves de la mansión; cuando al fin las tuvo se puso su abrigo y salió por la ventana, se montó en su bicicleta y pedaleando a todo lo que daban las piernas se enfiló hacia la carretera.
Luego de varias horas el muchacho se encontraba exhausto, el viento helado le cortaba el rostro y la densa oscuridad de la noche le hacía muy difícil recordar los senderos que debía recorrer, por un instante se sintió desfallecido y perdido, se detuvo a la orilla del camino y trató de recuperar el aliento, se llevó las manos al pecho y entonces sintió la placa de plata que le había puesto el señor Blicke, el chico la frotó entre sus dedos y mirando la luna pidió con todas sus fuerzas que por favor algo le mostrara el camino correcto; en ése instante, y como por arte de magia su cadena comenzó a flotar, como si alguien o algo lo tirara de su cuello, Darian ni siquiera se atrevió a pensar o a respirar, tan sólo se echó a correr en la dirección en que era jalado.

    El alba estaba por despuntar cuando nuestro amigo llegó por fin a la mansión, con las piernas tambaleantes y el corazón a punto de saltarle del pecho, el chico abrió la reja, atravesó el inmenso jardín, y comenzó a cruzar puerta tras puerta para llegar al ático en el que había desaparecido Ivy, todo se veía tal como lo recordaba, a excepción de las miles de hojas de libro que habían quedado regadas en el piso, ahora no había ninguna, aunque los zapatos de su hermana seguían ahí. Con absoluta desesperación Darian comenzó a bajar los libros y hojearlos, la gruesa capa de polvo que los cubría lo hacía toser y estornudar; en uno de ésos repentinos estornudos el joven se golpeó la cabeza contra uno de los libreros, y para su sorpresa, descubrió que los estantes eran una puerta, al empujarla pudo ver un estrecho pasadizo, y al final de este  otra puerta que era visiblemente más pequeña; sin pensarlo dos veces Darian se introdujo en el pasillo, giró la manija, y cruzó la puerta gateando, aquel lugar parecía un armario, era oscuro y olía a naftalina y ropa vieja, el chico se buscó en los bolsillos y tomó su linterna, al encenderla observó que frente a él se encontraba una vitrina y dentro de ella había solamente un libro, era muy grueso y de pastas duras color vino. Darian quiso abrirla, pero estaba bajo llave, era una cerradura muy inusual, cuadrada y algo hundida, ninguna de las llaves que le había dado el señor Blicke le servía; así que intentó romper los virios de un golpe, pero sólo consiguió lastimarse la mano, entonces se quitó uno de sus zapatos y volvió a golpear los cristales con toda su fuerza, sin embargo el zapato había rebotado como si fuera una pelota de goma; el chico volvió a examinar la cerradura con más detenimiento y notó que en el fondo de esta había una especie de escritura, era difícil leerla con la poca luz que daba la linterna y además estaba inscrita al revés; el joven se sentó en el piso y comenzó a pensar en Ivy ... ¡eso es! –gritó el muchacho– ¡la placa! Darian se la quitó del cuello y la introdujo en la cerradura, de inmediato escuchó un “click” y las puertas del mueble se abrieron, tomó el libro y regresó al ático, con la luz de la mañana entrando por los altos vitrales sería más fácil leer.
Al abrir el libro, tres monedas cayeron de él haciendo un estrepitoso sonido que casi hizo brincar a Darian hasta el techo; aquellas pesadas monedas de cobre eran de lo más extrañas ... (como todo lo que estaba viviendo desde que les había llegado aquella carta en blanco) tenían un orificio cuadrado en el centro, por el frente tenían un grabado que parecía una garra de reptil, y por atrás una rosa de los vientos; el muchacho sujetó con fuerza las monedas y abrió la primer página; al verla se sorprendió enormemente porque estaba escrito con símbolos que jamás había visto, y, aún así, lo comprendía a la perfección, las primeras líneas eran una especie de advertencia: “sólo los ojos de los guardianes encontrarán las señales, sólo sus voces serán obedecidas, sólo sus manos decidirán el destino”. Nuestro joven amigo no comprendía bien a que se referían aquellas palabras, pero siguió leyendo con la esperanza de encontrar algo que le permitiera traer de regreso a Ivy; de repente, las hojas del libro empezaron a moverse, hasta que al cabo de unos minutos se detuvieron y Darian leyó lo siguiente: “el destino está escrito, pero la suerte aún no está echada, tira con fe las monedas y avanza, tíralas con miedo y nada volverá a ser igual, tíralas tres veces si quieres hacer a la rosa girar”. Los acertijos no eran precisamente algo que el chico disfrutara, pero ya había llegado hasta ahí y no pensaba irse sin su hermana; así que respiró hondo, cerró los ojos, sacudió las monedas en sus manos, y las arrojó al piso ... dos de ellas cayeron con la figura de la rosa de los vientos hacia arriba y la otra con la garra; de inmediato el libro reaccionó, se sacudió, brilló y se abrió en una página que parecía estar en blanco, pero en cuanto Darian posó su mirada en ella, un dibujo comenzó a aparecer, era un bosque poblado de retorcidos árboles, parecía que era de noche, y justo en el centro de aquel paisaje se encontraba dibujada una niña con sus pantalones cortos y su blusa de mariposas, su cabello estaba suelto y algo enmarañado ... y desde los árboles la veían con suma curiosidad una parvada de cuervos. –¿pero qué es esto?–se preguntaba el chico ... ¿acaso era? ...¿ésa niña dibujada con tinta color sepia en el libro era Ivy?
Los ojos de Darian se llenaron de lágrimas, con extremo cuidado acarició la imagen de su hermanita en la hoja; el muchacho no sabía que hacer, pero al darse cuenta de que el dibujo no tenía zapatos buscó en su bolsillo, sacó un lápiz y le dibujó un par de botas que resistieran el duro camino...

domingo, 17 de junio de 2012

CUENTOS EMPOLVADOS: LOS PÁJAROS ¿BOBOS?


FELICIDADES A TODOS LOS PAPÁS DEL MUNDO :)



Autor : Elizabeth Segoviano
todos los derechos reservados registro público SEP-INDAUTOR03-2011-1017-11562800-14Lejos, bien lejos; allá donde las luces boreales pintan el cielo, los hielos son eternos y las noches parecen serlo, hay un basto territorio donde reinan libres y soberanos los pingüinos.
A simple vista todos parecen iguales, todos son blanco y negro, esponjositos, ninguno puede volar y todos, pero todos, caminan graciosamente. Sin embargo, al igual que nosotros, cada uno es diferente y tienen distintas capacidades; algunos son magníficos pescadores, otros pueden entonar ingeniosos cantos, o recordar complicadas rutas hacia lugares secretos donde nacen los bebés pingüinos.

Justo en uno de ésos lugares fue que un pingüino llamado Mabo se convirtió en papá por primera vez ... ¡y por mera casualidad! Porque en un día de muchas tormentas y ventiscas alguien había perdido un hermoso huevo de polluelo, Mabo recorrió todo el lugar, cada iceberg y cada cueva, preguntó por aquí, por allá y acullá, interrogó a cada papá pingüino, y miraba con sospecha a cada mamá, pero al no encontrar a los padres decidió adoptar al polluelo.

Desde el principio todos los demás pingüinos dudaban que Mabo fuera un buen padre, porque era muy distraído y nunca de los nuncas hacía las cosas como los demás; por ejemplo, él rara vez caminaba largas distancias, prefería tirarse de barriga y deslizarse sobre ella, aún le encantaba jugar sin cesar todo el día, se lo pasaba haciendo bromas a diestra y siniestra y realmente no le importaba no ser un buen pescador, porque le encantaba comer nieve; además, y como si todo eso fuera poca cosa era el único pingüino que no había encontrado esposa, por lo que en vez de llamarlo Mabo le decían Bobo.

Sin embargo Bobo no podía abandonar a aquel ser tan indefenso, lo mantuvo a salvo y abrigado y con el paso de los días nació una hermosa pingüinita a la que llamó Anja ... Anja Bobo.
Bobo estaba muy orgulloso de su pequeña, era fuerte y muy lista, fue la primera en aprender a caminar y era sumamente curiosa, hecho que no alegraba mucho a las mamás pingüinas que se sentían celosas al ver que nuestro amigo era un buen papá ... y mamá.
- No puedo creer que ésos ... ésos pájaros Bobo sean mejores-decía enojadísima una pingüina-
- Sí, yo creo que es pura suerte-decía otra- ¿acaso no han visto como es que pesca? ¡no parece uno de nosotros! ¡un pingüino pescando con una caña y carnadas! ¡cuando se ha visto!
- ¿Y ya vieron que le enseña a jugar pelota a la pequeña? ¡una chica jugando pelota! ¡qué escándalo!

Todo eso era cierto, Bobo no sabía pescar de la misma forma que todos ¡pero funcionaba! Ellos no pasaban hambre y hasta atrapaban peces demás para darle a aquellos que no habían conseguido nada, y él no veía que había de malo en que su pequeña Anja supiera jugar pelota o se deslizara por empinadas colinas igual que hacían los chicos. Después de todo, su hijita jugaba igual con muñecas que con balones de fútbol, lo mismo dibujaba que ganaba carreras. Aún así, todos les hacían burla porque además, nuestro amigo sabía cocinar, hacer la limpieza, zurcir calcetines, lavar la ropa y hasta cantar canciones de cuna que pararan el llanto de su pequeña cada vez que le hacían burla en el colegio gritándole “pájaro bobo”.
- Dulce Anja no llores más, la Luna contigo vendrá a jugar y papá te dará un helado color del cielo que sepa a vainilla y mil cosas más ...
- ¡Ay papi!-lloraba Anja-
- ¿Qué pasa princesita?
- Es que en la escuela dicen que no somos una familia normal.
- ¿Normal? ... ¿y qué es normal Anja?
- No sé...
- ¡Exacto! Mira, lo que es normal para alguien no lo es para otros, por ejemplo, uno pensaría que es normal que todos los pájaros vuelen; pero nosotros somos pájaros y no podemos volar, y, sin embargo, eso no nos hace anormales, nos hace diferentes, un león jamás podría encontrar normal vivir entre tanta nieve, ni nosotros en aquel calor abrasador de la sabana y no por ello el león deja de ser normal, todos somos diferentes ¡y eso es bueno! Así podemos aprender mucho de otros seres, si todos fuéramos iguales ¡qué aburrido! ¿no crees?
- Sí ... pero ...
- ¿Qué mas sucede en ésa cabecita tuya?
- Los chicos dicen que tu yo no somos realmente familia porque no soy tu hija ...
- ¡Qué tontería más grande!-decía Bobo indignado-tú y yo somos familia tanto o más que cualquier otra familia en toda la Antártica ¿sabes porqué?
- No
- Porque yo elegí ser tu papá, porque yo te cuidé desde que eras un hermoso huevo, porque la vida me envió el regalo más grande y bonito que jamás hubiera podido desear ... verás Anja, lo que nos convierte en una familia es nuestro cariño, porque yo te quiero muchísimo ... dime ¿tú me quieres?
- ¡Más que a nadie!
- ¡Eso es todo lo que importa! Nos queremos mucho, yo te cuido, veo que no te falte nada y también nos divertimos ...y no hay algo en este mundo que yo no haría por verte feliz ... y, hasta donde yo sé, eso es lo que hacen los papás, además aquí hay muchas familias que son distintas, algunos pingüinitos sólo viven con sus mamás o con sus abuelitos y no quiere decir que no sean una familia, mientras se quieran y sean felices son una familia ... puede que sea una familia pequeña o algo fuera de lo común como tú yo, pero una familia al fin y al cabo ¿entiendes?
- Si papi .

Desde ése día Anja no volvió a llorar cada vez que la llamaban pájaro bobo,
porque; después de todo, ése era su apellido. Y tampoco le importaba que todo mundo la observara asombrado cuando jugaba a la par con los chicos, porque así era feliz, y con el tiempo otras pingüinitas aprendieron de ella y todos jugaban juntos sin importar si eran chicos o chicas; porque después de todo ¡todos eran pájaros! Aunque sólo dos eran pájaros bobos.


miércoles, 13 de junio de 2012

CUENTOS EMPOLVADOS: EL SELLO DE LYRAX CAPÍTULO III


EL SELLO DE LYRAX
CAPÍTULO III
IVY EN EL MUNDO DE PAPEL



Autora: Elizabeth Segoviano todos los derechos reservados SEP-INDAUTOR 03-2011-101711562800-14 



viene del capítulo 2 siempre fieles
http://sognareprofundere.blogspot.mx/2012/06/cuentos-empolvados-el-sello-de-lyrax.html

Los fuertes vientos que habían capturado a Ivy comenzaron a disiparse, y la niña por fin pudo poner sus pies sobre tierra firme, el suelo estaba reseco y tenía muchas rocas,  el aire era tibio y cuando la neblina se aclaró Ivy notó que estaba en un bosque, aunque no era uno como los que ella conocía, todos los troncos de los árboles estaban retorcidos de maneras fantásticas, algunos parecían signos de interrogación y otros tenían forma de espirales, pero ningún árbol tenía hojas, todas las hojas yacían en el piso, y no eran verdes o amarillas, no, todas eran color sepia, de hecho, también los árboles y el cielo; todas las hojas parecían hechas de papel de libro, aunque ninguna tenía escrita una frase, sólo un número, como el que aparece en las esquinas de los textos. Ivy tomó un puñado de follaje, lo talló y se lo llevó a la nariz, no olía a hierba ... olía a libro viejo, y biblioteca, los arbustos parecían hechos de recortes de papel, algunos tenían rayas y otros estaban cuadriculados, y las pequeñas hierbas del camino tenían brotes de papel pautado, Ivy se acercó a un árbol y al tocar el tronco notó que estaba hecho de un cartón muy resistente, el color sepia en sus tonos fuertes y claros hacía que el paisaje se viera desolado y sombrío, a lo lejos podían verse unas montañas, pero todo estaba cubierto por aquel bosque tan peculiar ...  ¿qué clase de lugar era ése? ¿porqué todo estaba hecho de papel?
La niña quiso comenzar a explorar, pero cada paso que daba era doloroso porque había muchas rocas y guijarros; entonces Ivy recordó como su hermano siempre le ayudaba a atarse los zapatos, o le ponía sus calcetines cuando correteaba descalza por la casa, la niña se sentó en el piso y comenzó a llorar ...

    Mientras tanto, en la casa de los Lyrax todo continuaba igual, la mamá y el papá estaban sumergidos en sus trabajos, corriendo todo el día de un lado para el otro, siempre al teléfono o en la computadora, nunca tenían tiempo de decir más de dos palabras, y, por supuesto no tenían tiempo de escuchar a su hijo decirles que Ivy no era Ivy.

    Cuando Darian era pequeño siempre estaba inventando historias acerca de la niña, a sus amigos les decía que la habían traído los extraterrestres, o que en realidad no era su hermana, que sólo estaba de visita; pero lo cierto es que aunque Ivy era una bebé gritona y llorona que demandaba la atención de todo mundo, Darian solía levantarse a la mitad de la noche para revisar si su hermanita dormía tranquila, y, conforme la niña iba creciendo también crecía su amor por ella, hasta que un día nuestro amigo descubrió que ya no podía imaginar su vida sin Ivy, no podía siquiera concebir pasar una noche sin arroparla y leerle un cuento o que por las mañanas ella no saltara sobre su cama para que desayunaran juntos y le pusiera sus zapatitos para ir a la escuela ...
Lo más bizarro era que todas aquellas cosas que tanto temía estaban ocurriendo, la Ivy que regresó a la casa de los Lyrax ni siquiera le dirigía la palabra a Darian, las mañanas eran tan silenciosas que se podían escuchar los pasos de las hormigas, ya nadie interrumpía el desayuno con cientos de preguntas extravagantes como ¿porqué el cielo era azul y no morado? ¿porqué las serpientes no tenían piernas? ¿ o quién había inventado las rosetas de maíz? Aquella Ivy no sonreía ni se la vivía cantando, tampoco correteaba por toda la casa, era como si aquella niña fuera una especie de sombra ... la sombra de Ivy, pero Darian estaba seguro de que hasta la sombra de su hermanita era mucho más vivaz que aquella niña pálida y callada que pasaba todo el tiempo mirando el horizonte por la ventana.
Darian sabía que no podía esperar a que sus padres se dieran cuenta de lo que estaba ocurriendo, él debía hacer algo ¿pero qué? ...

    Una ráfaga de aire helado había despertado a Ivy, y al abrir los ojos supo que no había sido un loco sueño, ella seguía en ese extraño mundo poblado de retorcidos árboles tan altos que casi cubrían por completo el cielo, ya comenzaba a oscurecer; y supo que no podía quedarse ahí, tenía que buscar algún refugio por si había insectos o criaturas extrañas, así que con los listones que sujetaban sus trenzas se ató varias capas de hojas a los pies y comenzó a adentrarse en el bosque; a medida que avanzaba se hacía más y más oscuro y la pequeña comenzó a asustarse, pero entonces sonó la alarma del reloj que había tomado del escritorio de Darian, y la pantalla iluminada le dio suficiente luz para poder ver el camino; así Ivy pensó que aunque su hermano no estaba ahí, él de alguna forma seguía junto a ella; ése pensamiento poco a poco la fue tranquilizando, “mi hermano está conmigo, mi hermano está conmigo” –se repetía una y otra vez la pequeña para darse ánimo de continuar– pero era difícil no asustarse, porque cada uno de sus movimientos provocaba algún ruido, Ivy tenía miedo hasta del sonido de su respiración ... cada vez que creía escuchar algo se detenía y apuntaba la luz del reloj, pero no lograba ver nada que no fueran las sombras de los árboles o el movimiento de las ramas deshojadas, así que reanudó su camino, el crujir de las hojas que cubrían sus pies resonaba por aquí y por allá, la niña estaba a punto de dar otro paso cuando lo escuchó claramente, el crujir de unas ramas que alguien o algo había pisado; su corazón se aceleró, y temblando se dio la vuelta, quiso apuntar la luz del reloj pero éste se le resbaló de las manos; al verse sumergida en completa oscuridad, pensó en gritar, pero de repente, se vio iluminada por dos luces que provenían de la copa de un árbol. –¿hola? –decía temerosa la niña– pero no obtuvo respuesta alguna, hasta el viento había dejado de soplar –¿hay alguien ahí?– dijo Ivy con una voz más clara que hizo eco por todo el lugar ... silencio ... sólo había silencio y nada más; la pequeña se inclinó sobre el piso para buscar su reloj, pero en ese preciso momento una sombra de lo más veloz bajó de uno de los árboles y se lo arrebató, acto seguido se escuchó una especie de graznido, y luego otro, y otro, y uno más, al levantar la mirada Ivy notó que había más luces entre los árboles, eran luces bonitas, del color de las estrellas y no le daban miedo, fue entonces cuando supo que aquellas sombras eran pájaros, uno de ellos había tomado el reloj y comenzó a brincar de árbol en árbol; Ivy pensó que debía seguir a las aves, por lo menos en su compañía no estaría a oscuras. Y sería más fácil recorrer aquel mundo de papel.

CONTINUARÁ ... ;)
CAPÍTULO 4 AQUÍ http://sognareprofundere.blogspot.mx/2012/06/cuentos-empolvados-el-sello-de-lyrax_20.html




miércoles, 6 de junio de 2012

CUENTOS EMPOLVADOS: EL SELLO DE LYRAX CAPÍTULO II


EL SELLO DE LYRAX

CAPÍTULO II

SIEMPRE FIELES

 

Autora: Elizabeth Segoviano todos los derechos reservados SEP-INDAUTOR 03-2011-101711562800-14



viene del capítulo 1 la carta en blanco

En cuanto se adentraron en la carretera, la pequeña Ivy notó que la hoja manchada con el jugo de uva comenzaba a despintarse para quedar  completamente inmaculada, en cuestión de segundos ya no había rastro alguno de la frase, el escudo de armas ni del mapa; fue entonces cuando una extraña bruma comenzó a esparcirse por la carretera, era blanca y densa, parecía una especie de serpiente ondulándose, era como si aquella neblina intentara guiar a la familia Lyrax, y, sin el mapa, decidieron que eso era lo mejor que podían hacer.

Luego de varias horas de manejar por viejos caminos olvidados, por fin la neblina comenzó a disiparse y se descubrió frente a los ojos de la familia la imponente mansión Thorfax con su kilométrico jardín coronado por una fuente de mármol tallada con la forma de una rosa de los vientos. A la orilla de la enorme reja de hierro forjado se encontraba un antiguo auto negro, de cuyo interior salió en hombre bastante alto, su piel parecía replandecer, y usaba  un par de gafas oscuras.
-                    Ustedes deben ser los Lyrax –decía el hombre–
-                    Así es –decía el papá–¿ usted es el señor Blicke?
-                    A sus órdenes, ésta es la mansión que les ha dejado su tatara tatara tío abuelo Sir Draco Lyrax, ha pertenecido a su familia por muchas generaciones, pero sólo la han podido heredar aquellas familias que han tenido dos hijos o más, por ello, señor Lyrax, su padre no pudo heredarla, él no tuvo hermanos...
-                    Pero yo tampoco tengo hermanos Blicke –interrumpió el señor Lyrax–
-                    Lo sé ... verá, los herederos son sus hijos, Darian e Ivy, pero siendo aún demasiado jóvenes ustedes tenían que venir con ellos, ahora permítanme mostrarles su mansión.
Al abrir el enrejado los Lyrax comenzaron a recorrer el gigantesco lugar, al entrar al salón principal se podían ver paredes repletas hasta el techo de repisas con cientos, quizá miles de libros, los muebles, las alfombras y candelabros le daban un aire a un palacio medieval, había pasillos que conectaban con docenas de habitaciones, todas con vista al jardín y cada puerta estaba marcada con el escudo de armas. Aquel lugar era un verdadero laberinto, cada esquina escondía maravillosas sorpresas, que iban desde hermosas pinturas hasta pasillos secretos que terminaban  en terrazas o regresaban al gran salón, cada habitación estaba lujosamente amueblada y contaba con su propia chimenea; al encontrarse en tan maravilloso lugar la pequeña Ivy comenzó a correr por doquier tratando de descubrir todos los secretos que encerraba la mansión.
-                    ¡Ivy espera! –le gritaban sus padres–  pero la niña ya estaba demasiado lejos como para escucharlos–.
-                    Déjenla ir –decía Blicke– es bueno que se sienta como en casa.
-                    Señor Blicke, hay algo muy extraño en todo esto, la carta que nos llegó estaba en blanco, luego aparecieron el mapa y una frase, y luego... desaparecieron otra vez ... y ...y la neblina y ...
-                    ¿Me permite ver la carta señor? –cuando el abogado revisó la hoja no encontró nada extraño, el mapa, la frase y el escudo estaban perfectamente marcados en una tinta color sepia– discúlpeme señor Lyrax, pero yo no veo nada extraño, y si me disculpan ahora debo marcharme, aquí les dejo las llaves de la mansión y los documentos ... espero que la disfruten y cuiden bien de ella.
Los señores Lyrax estaban tan sorprendidos que no pudieron decir palabra alguna, pero el joven  Darian acompañó al abogado hasta la salida, para preguntarle que es lo que debían hacer con aquella mansión, y por qué estaban ahí.
-                    Verás joven Lyrax –decía el hombre mientras caminaba lentamente– tus ancestros han sido guardianes por mucho tiempo.
-                    ¿Guardianes de qué?
-                    ¡Ah! pronto lo sabrás, pronto todo quedará muy claro para ti y para tu hermana. Y recuerda que la fuerza de uno no es suficiente ... –mientras el señor Blicke decía aquellas palabras sacó de su bolsillo una cadena de la cual colgaba una pequeña placa de plata– semper fi Darian, semper fi.
-                    ¿Eso qué significa? –preguntaba el chico mientras el abogado le ponía la cadena al rededor del cuello–
-                    SEMPER FI ¿lo ves? Está inscrito en esta placa ... es una frase en latín, “semper fidelis”, significa siempre fieles, la usan los soldados, porque son como una familia y deben ser SIEMPRE FIELES con sus hermanos, semper fi Darian, Semper fi.
-                    Pero yo no soy un soldado ...
-                    Pero eres un hermano Darian–tan pronto el abogado acabó de decir aquellas palabras la densa neblina regresó y el muchacho ya no pudo ver hacia donde se había ido el señor Blicke, era como si se hubiera desvanecido; pero un repentino grito sacó de sus pensamientos al chico, era Ivy, así que corrió de regreso a la mansión y atravesando varios enmarañados pasillos llegó al ático de la casa, abrió la pesada puerta de madera y encontró a su hermanita tirada en el piso cubierta de polvo y de varias docenas de libros viejos –
-                    ¿Estás bien Ivy? –decía el muchacho mientras ayudaba a la niña a levantarse–
-                    Estoy bien Darian, sólo fue un susto, quería alcanzar un libro y luego todo se cayó ... ¡oye! ¡que bonita placa! ¡mira, yo también tengo una! Significa que nada puede separarnos, porque somos hermanos ¿verdad?
-                    Así es ... Ivy ... ¿De dónde la sacaste?
-                    Me la dio el señor Blicke ...
-                    ¿Pero cuando? Si el estuvo con nosotros todo el tiempo.
-                    No Darian, el estuvo conmigo, mostrándome las habitaciones y contándome un cuento.
-                    ¿Qué cuento? –pero antes de que Ivy pudiera responder, un enorme y pesado libro cayó desde lo más alto del librero y al hacerlo cientos de sus hojas quedaron volando por toda la habitación creando un remolino que giraba cada vez más y más rápido, y éste envolvió por completo a Ivy que intentaba tomar la mano de Darian.
-                    ¡Ivy! –gritaba el chico– ¡sujétate!
-                    ¡Darian! ¡ayúdame! –pero el muchacho no podía acercarse al remolino, aunque lo intentaba con todas sus fuerzas, entonces las hojas de papel cubrieron toda la habitación e Ivy desapareció, sólo quedó el eco de su voz diciendo ¡semper fi Darian!–
-                    ¡Te voy a encontrar Ivy, soy tu hermano y te voy a ayudar! ... semper fi Ivy, semper fi... –pensó el muchacho–.
De repente unos pasos se escucharon, eran los padres de Darian que, asustados se apresuraron a ver que sucedía.
-                    ¿Darian, porqué gritas?
-                    Ivy ... mamá ... se ha perdido ...
-                    ¿Pero de qué hablas? Ivy está aquí –entonces el joven volteó la mirada y vio a su hermanita, sosteniendo la mano de su papá–
-                    Chicos –decía el papá–  creo que ya tuvimos demasiadas aventuras por hoy, regresaremos a casa ¿les parece?
Darian asintió y comenzaron a caminar hacia la salida, y fue entonces cuando el joven notó algo muy extraño; en la habitación llena de hojas estaban los zapatos de Ivy, y , sin embargo, la niña que iba en brazos de su papá tenía puestos sus zapatos. Darian sintió un vuelco en el estómago, ¿acaso era su imaginación que estaba jugándole una mala pasada? Durante todo el camino de regreso no podía dejar de mirar a su hermanita, se veía algo diferente, un tanto pálida, y estaba demasiado callada, ella no era así, se sentía diferente, Darian no sabía que era pero aquella niña no era Ivy podía sentirlo, no podía explicarlo, pero lo intuía, aquella niña no era su hermanita, él la conocía bien desde que era un bebé llorón y aquella niña tan seria, bien portada y callada no era Ivy, pero si ella no era su hermana ¿en dónde estaba Ivy? ...