EL SELLO DE LYRAX
CAPÍTULO IV
EL LIBRO DEL DESTINO
Viene del capítulo 3 Ivy en el mundo de papel
http://sognareprofundere.blogspot.mx/2012/06/cuentos-empolvados-el-sello-de-lyrax_13.html
Darian había pasado el día entero tratando de localizar al abogado Blicke, pero al llamarlo por teléfono sólo respondía la máquina contestadora, ya era casi medianoche y nuestro joven amigo no sabía qué hacer, tan sólo podía pensar en lo pequeña que era su hermanita y en lo asustada que debía encontrarse; entonces decidió dirigirse al único lugar en el que podría encontrar respuestas, la vieja mansión Thorfax.
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Darian había pasado el día entero tratando de localizar al abogado Blicke, pero al llamarlo por teléfono sólo respondía la máquina contestadora, ya era casi medianoche y nuestro joven amigo no sabía qué hacer, tan sólo podía pensar en lo pequeña que era su hermanita y en lo asustada que debía encontrarse; entonces decidió dirigirse al único lugar en el que podría encontrar respuestas, la vieja mansión Thorfax.
Esperó a que sus papás se quedaran dormidos frente al televisor viendo
las noticias (cosa que no tardaba más que un par de minutos) y se escabulló al
estudio de su padre para conseguir las llaves de la mansión; cuando al fin las
tuvo se puso su abrigo y salió por la ventana, se montó en su bicicleta y
pedaleando a todo lo que daban las piernas se enfiló hacia la carretera.
Luego de varias horas el muchacho se encontraba exhausto, el viento
helado le cortaba el rostro y la densa oscuridad de la noche le hacía muy
difícil recordar los senderos que debía recorrer, por un instante se sintió
desfallecido y perdido, se detuvo a la orilla del camino y trató de recuperar
el aliento, se llevó las manos al pecho y entonces sintió la placa de plata que
le había puesto el señor Blicke, el chico la frotó entre sus dedos y mirando la
luna pidió con todas sus fuerzas que por favor algo le mostrara el camino
correcto; en ése instante, y como por arte de magia su cadena comenzó a flotar,
como si alguien o algo lo tirara de su cuello, Darian ni siquiera se atrevió a
pensar o a respirar, tan sólo se echó a correr en la dirección en que era
jalado.
El alba estaba
por despuntar cuando nuestro amigo llegó por fin a la mansión, con las piernas
tambaleantes y el corazón a punto de saltarle del pecho, el chico abrió la
reja, atravesó el inmenso jardín, y comenzó a cruzar puerta tras puerta para
llegar al ático en el que había desaparecido Ivy, todo se veía tal como lo recordaba,
a excepción de las miles de hojas de libro que habían quedado regadas en el
piso, ahora no había ninguna, aunque los zapatos de su hermana seguían ahí. Con
absoluta desesperación Darian comenzó a bajar los libros y hojearlos, la gruesa
capa de polvo que los cubría lo hacía toser y estornudar; en uno de ésos
repentinos estornudos el joven se golpeó la cabeza contra uno de los libreros,
y para su sorpresa, descubrió que los estantes eran una puerta, al empujarla
pudo ver un estrecho pasadizo, y al final de este otra puerta que era visiblemente más pequeña; sin pensarlo
dos veces Darian se introdujo en el pasillo, giró la manija, y cruzó la puerta
gateando, aquel lugar parecía un armario, era oscuro y olía a naftalina y ropa
vieja, el chico se buscó en los bolsillos y tomó su linterna, al encenderla
observó que frente a él se encontraba una vitrina y dentro de ella había
solamente un libro, era muy grueso y de pastas duras color vino. Darian quiso
abrirla, pero estaba bajo llave, era una cerradura muy inusual, cuadrada y algo
hundida, ninguna de las llaves que le había dado el señor Blicke le servía; así
que intentó romper los virios de un golpe, pero sólo consiguió lastimarse la
mano, entonces se quitó uno de sus zapatos y volvió a golpear los cristales con
toda su fuerza, sin embargo el zapato había rebotado como si fuera una pelota
de goma; el chico volvió a examinar la cerradura con más detenimiento y notó
que en el fondo de esta había una especie de escritura, era difícil leerla con
la poca luz que daba la linterna y además estaba inscrita al revés; el joven se
sentó en el piso y comenzó a pensar en Ivy ... ¡eso es! –gritó el muchacho– ¡la
placa! Darian se la quitó del cuello y la introdujo en la cerradura, de
inmediato escuchó un “click” y las puertas del mueble se abrieron, tomó el
libro y regresó al ático, con la luz de la mañana entrando por los altos
vitrales sería más fácil leer.
Al abrir el libro, tres monedas cayeron de él haciendo un estrepitoso
sonido que casi hizo brincar a Darian hasta el techo; aquellas pesadas monedas
de cobre eran de lo más extrañas ... (como todo lo que estaba viviendo desde
que les había llegado aquella carta en blanco) tenían un orificio cuadrado en
el centro, por el frente tenían un grabado que parecía una garra de reptil, y
por atrás una rosa de los vientos; el muchacho sujetó con fuerza las monedas y
abrió la primer página; al verla se sorprendió enormemente porque estaba
escrito con símbolos que jamás había visto, y, aún así, lo comprendía a la
perfección, las primeras líneas eran una especie de advertencia: “sólo los ojos
de los guardianes encontrarán las señales, sólo sus voces serán obedecidas,
sólo sus manos decidirán el destino”. Nuestro joven amigo no comprendía bien a
que se referían aquellas palabras, pero siguió leyendo con la esperanza de
encontrar algo que le permitiera traer de regreso a Ivy; de repente, las hojas
del libro empezaron a moverse, hasta que al cabo de unos minutos se detuvieron
y Darian leyó lo siguiente: “el destino está escrito, pero la suerte aún no
está echada, tira con fe las monedas y avanza, tíralas con miedo y nada volverá
a ser igual, tíralas tres veces si quieres hacer a la rosa girar”. Los
acertijos no eran precisamente algo que el chico disfrutara, pero ya había
llegado hasta ahí y no pensaba irse sin su hermana; así que respiró hondo,
cerró los ojos, sacudió las monedas en sus manos, y las arrojó al piso ... dos
de ellas cayeron con la figura de la rosa de los vientos hacia arriba y la otra
con la garra; de inmediato el libro reaccionó, se sacudió, brilló y se abrió en
una página que parecía estar en blanco, pero en cuanto Darian posó su mirada en
ella, un dibujo comenzó a aparecer, era un bosque poblado de retorcidos
árboles, parecía que era de noche, y justo en el centro de aquel paisaje se
encontraba dibujada una niña con sus pantalones cortos y su blusa de mariposas,
su cabello estaba suelto y algo enmarañado ... y desde los árboles la veían con
suma curiosidad una parvada de cuervos. –¿pero qué es esto?–se preguntaba el
chico ... ¿acaso era? ...¿ésa niña dibujada con tinta color sepia en el libro
era Ivy?
Los ojos de Darian se llenaron de lágrimas, con extremo cuidado acarició
la imagen de su hermanita en la hoja; el muchacho no sabía que hacer, pero al
darse cuenta de que el dibujo no tenía zapatos buscó en su bolsillo, sacó un
lápiz y le dibujó un par de botas que resistieran el duro camino...
CONTINUARÁ ... ;)
CAPÍTULO 5 AQUÍ http://sognareprofundere.blogspot.mx/2012/06/cuentos-empolvados-el-sello-de-lyrax_27.html
CAPÍTULO 5 AQUÍ http://sognareprofundere.blogspot.mx/2012/06/cuentos-empolvados-el-sello-de-lyrax_27.html
Uy uy uy que emocionante, la historia se esta poniendo interesante. Muy chulo eliz, me ha encantado
ResponderEliminarmil gracias Roro! que bueno que te esté gustando :) y espera lo que falta! un abrazo y gracias por venir a leerme :)
EliminarQuerida Eliz, no he podido leer hasta hoy este capítulo; sigue estando muy interesante y la ilustración es estupenda. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Conchi!!!! :) no te preocupes, espero que hayas disfrutado tu viaje :) y te amndo un besote y que bueno que te gusten mis cuentos y mis garabatos, un honor que me leas Conchi :)
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