miércoles, 27 de agosto de 2014

CAJITA DE HAIKUS

CAJITA DE HAIKUS
Elizabeth Segoviano Copyright© 2014 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

Tengo bajo mi cama una cajita de madera, mi abuelo y yo la adornamos con lunas y estrellas.
Todos los días escribimos algo en hojitas de papel, las doblamos con cuidado una y otra vez hasta que la hoja se convierte en una grulla de papel.

Mi abuelito dice que las guardemos en la cajita estrellada para que las grullas sueñen que vuelan en una noche dulce y callada, -Son para que los leas cuando estes triste o aburrido- dice mi abuelito sonriendo al ver que nuestra cajita casi se ha llenado.

Un día amaneció lloviendo tanto que casi no se veía el sol, yo estaba resfriado, adolorido y aburrido, entonces mi abuelito y yo sacamos la caja de abajo de la cama, él frotó sus manos y digo “¡SENZABURU! Entonces las grullas de papel salieron volando por toda la habitación, una a una venían a mí y se desdoblaban para que yo leyera los secretos que escribí.
Eran los dulces haikus que habíamos escrito mi abuelo y yo.

“Venus se ríe

Le cuento mis secretos
La noche calla.”

“Las tardes ocres
Huelen a chocolate
El viento canta”.



“El sol naranja
Se duerme conmigo
Soñamos juntos”.

“Gatos maullando
La luna se alegra
Los ratones no”.

“Lluvia fresca
Mi alma se alegra
Es primavera”.

“Gotas de luna
Brillan en mi ventana
Huele a tierra”.

“Silba el bosque
Magia en el aire
Me salen alas”.

Las grullas nos hacen cosquillas a mi abuelito y a mí, de repente la puerta se abre, es mi mamá que nos trae chocolate caliente y rollitos de canela con anís.
Las grullas se asustan y se dejan caer, mi abuelo y yo nos reímos, mamá nos dice que recojamos todos esos papelitos.

Mi abuelito y yo pasamos la tarde volviendo a doblar nuestras grullas para regresarlas a su cajita de noche estrellada, mientras, damos sorbitos al chocolate y guardamos entre las grullas recuerdos como el del día de hoy.


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